jueves, 30 de julio de 2015

BACKCOUNTRY (2014)


Descubrí esta película canadiense en la pasada edición de Nocturna, el Festival Internacional de cine fantástico de Madrid. No quería habérmela perdido pero tuve que descartar alguna de las cintas que tenía pensado ver si no quería que me confundiesen con la tapicería de una de las butacas del cine, jejeje. Las sinopsis que suelen aparecer en la página del Festival son bastante breves y la verdad es que cuando me enfrenté a Backcountry (2014) hace poco, no tenía mucha idea de lo que me iba a encontrar.

Jenn y Alex son una pareja urbanita que se va de acampada a los bosques canadienses. Alex está empeñado en enseñarle a su novia su ruta favorita de cuando era pequeño, la Blackfoot, a pesar de que el guarda del parque les ha advertido de que está cerrada al público. La primera noche se encuentran con Brad, un hombre bastante inquietante que parece estar siguiéndoles. Esto provoca que se adentren en su ruta más rápidamente para intentar perderle la pista. Tras unos días siguiendo las indicaciones de Alex, se dan cuenta de que se han perdido en ese inhóspito paraje. Sin embargo, este será el menor de sus problemas, ya que se han adentrado en el territorio de un oso negro.
Backcountry supuso el debut para su guionista y director Adam MacDonald, que ya se había forjado una sólida carrera como actor, principalmente en el mundo de la televisión. Entre las películas más conocidas en las que ha participado están: Home Sweet Home (2013) y Wolves (2014).  Había oído hablar de ellas y las tengo incluidas en mi amplísima lista de pendientes, jejeje.

Una de las cosas que más me gustan a la hora de preparar una crítica es conocer las ideas o motivaciones que conducen al guionista/director para crear la historia. MacDonald encontró la inspiración para esta película cuando, en una ocasión en que se encontraba de acampada con su mujer, escuchó a un animal merodear fuera de su tienda. Fue en ese momento cuando se le ocurrió la idea de hacer, según sus propias palabras: “un Open Water (2003) en los bosques”. La cinta de la que habla trata sobre una pareja que estaba buceando en las Bahamas y por un descuido de la tripulación es abandonada en alta mar, en unas aguas infectadas de tiburones. La semejanza entre ambas películas es evidente, la imprudencia o un descuido conduce a los protagonistas a adentrarse en el territorio de un animal salvaje y luchar por su superveniencia. Y hasta que MacDonald empezó a trabajar en el guion no descubrió el caso real en el que terminaría inspirándose la cinta.
En Backcountry encontramos un equilibrio entre el drama y las escenas más gores, que haberlas las hay, os lo puedo asegurar. En la primera parte, nos presentan a la pareja protagonista, Alex (Jeff Roop), primo de director y Jenn (Missy Peregrym). Me pareció un una pareja bastante real con sus problemas, inseguridades y reproches. Seguro que a más de uno y, sobre todo, a más de una, le resultó familiar esa escena en la que el guarda del parque les ofrece un mapa y Alex, pretendiendo ser más listo que nadie, lo rechaza para impresionar a su novia. 

Poco después aparece Brad, un guía que realiza excursiones por la zona.  Este personaje es de lo más peculiar, porque ya me diréis vosotros si tiene sentido un monitor con aires de perturbado, pescando solo en plena noche en medio de un bosque. Está claro que está introducido en la historia con calzador, para hacernos creer que la amenaza de nuestros protagonistas va a ser un psicokiller rural al más puro estilo de Deliverance (1972), que si no la habéis visto os la recomiendo encarecidamente. También os digo que, como yo no sabía apenas nada sobre la película, me tragué por completo este truco argumental y cuando fui consciente del verdadero peligro que acechaba a la pareja, me quedé boquiabierta.
Los paisajes que se muestran en la película son absolutamente espectaculares. La fotografía, los planos y los movimientos de cámara están muy cuidados y resaltan la dualidad que podemos encontrar en la naturaleza: un lugar precioso que no es el medio en que nosotros estamos acostumbrados a desenvolvernos y, por lo tanto, puede convertirse en la más terrible de nuestras pesadillas. 
Puede que el comienzo de la película os parezca un poco lento pero dadle tiempo porque en el momento que la acción se desata, la angustia  y la tensión por el destino de los personajes se apoderarán de vosotros. Y sólo me queda deciros que si alguno de vosotros tiene pensado irse de acampada próximamente, puede que se le quiten las ganas tras el visionado de Backcountry, jejeje.

Realmente la nota de esta película estaría entre un tres y un cuatro para que os hagáis una idea.

miércoles, 22 de julio de 2015

PRIMAL (2010)



Todas las cintas que he visto de terror australiano, y ya son unas cuantas, me han gustado en mayor o menor medida. No puedo decir que ninguna de ellas haya sido mala porque todas me han parecido sumamente entretenidas y disfrutables. Primal (2010) no es que sea de las mejores cintas a las que me he enfrentado, pero sí que logró mantener mi atención durante todo su metraje, y eso ya es bastante decir porque me distraigo con facilidad.
Un grupo de amigos viaja hasta la Australia profunda para estudiar unas pinturas rupestres que hay en una roca. Para llegar a la zona de acampada tienen que recorrer una cueva que atraviesa una montaña, para no conducir varios kilómetros rodeándola. Sin embargo, Anja, debido a sus problemas de claustrofobia, decide hacer el camino largo y esperarles al otro lado, en la salida de la cueva.   Al anochecer, Mel cae enferma tras ser picada por las sanguijuelas que había en un lago cercano y empieza a convertirse en un depredador primitivo. Los amigos, ahora convertidos en presa para Mel, tendrán que escapar si no quieren ser devorados por su amiga.
Primal es la opera prima del director australiano Josh Reed que en ella trabaja, además,  como guionista, productor y editor. Desde luego, nadie puede poner en duda la pasión con la que Reed emprendió este proyecto, jejeje. Tras él, el director neozelandés se ha dedicado por completo al mundo de la televisión, dirigiendo varios capítulos de conocidas series de su país.
En las entrevistas en las que se le ha preguntado a Reed si el mal que se oculta en la cueva está basado en alguna leyenda aborigen, ha comentado que es una historia totalmente inventada y que se tuvo bastante cuidado en evitar que  coincidiese con la realidad de algún mito. El equipo no quería que el proyecto tuviese problemas por herir la sensibilidad de alguna tribu o caer en imprecisiones culturales. De hecho, en la  producción contaban con una aborigen que se encargaba de que las pinturas rupestres que se diseñaron no tuviesen nada que ver con algo conocido.
Esta película me recordó mucho a Las Ruinas (2008). En ambas, la ignorancia que tienen los personajes acerca de los tesoros arqueológicos que quieren visitar les lleva a meterse en la boca del lobo, ya que no parecen haber consultado los horrores que ocultan esos sitios aparentemente idílicos.
Una de las cosas que más me sorprendió fue que los chicos seguían viendo a Mel como a su amiga, a pesar de que ésta se había convertido en una animal voraz, sediento de sangre. En vez de intentar matarla tras el primer ataque, que es lo que se te pasaría por la imaginación, ellos tratan de huir y apresarla porque en el fondo de sus corazones queda un atisbo de  esperanza  para la salvación de su amiga. La verdad es que esta situación me creó un dilema moral, para que luego digan que las películas de terror no nos hacen pensar. Por un lado, no entendía como los chicos querían apresar a su amiga para llevarla a un hospital y que se curase, cuando habían visto como a Mel se le habían caído todos los dientes y en su lugar lucía la dentadura de una piraña o algo parecido. La verdad es que yo le veo muy mala solución a esto, ¿no os parece? Pero por otro lado, hay que pensar que, si esto le sucediese a una amiga nuestra muy querida, con la que hemos compartido mil vivencias y aventuras, nos sería muy complicado matarla aunque fuese en defensa propia. Así que pensándolo bien, no me parece tan descabellado el enfoque que le dan en la cinta.
Primal tiene algún golpe de humor en las conversaciones que mantienen los amigos, pero sobre todo con la aparición del conejo sediento de sangre humana. Los encargados de la, no puedo decir otra cosa, pésima Zombeavers (2014), podrían haberse fijado un poco en esta producción australiana para crear unos castores zombis más reales y no que parecían zapatillas de peluches viejas con dientes.
Lo que le hubiera hecho falta a esta película para ser redonda, sería haber introducido un mayor número de amenazas, porque estar sólo atentos a los ataques de Mel se me hace un poco simple. Yo habría puesto al grupo de amigos en muchos más aprietos, jejeje. Por otro lado, el CGI que usan al final de la película, me pareció bastante cutre y podrán haber prescindido de esa escena. Pero bueno, a pesar de eso, la película en conjunto funciona.
Primal es una película sin muchas pretensiones, tiene un argumento sencillo, altas dosis de sangre y momentos tensos. Es una cinta entretenida que nos hará pasar un gran rato, y que volverá a demostrarnos que el cine australiano tiene mucho que decir y que no tiene miedo de enfrentarse a ningún subgénero del extenso universo del cine de terror.

miércoles, 15 de julio de 2015

THE DESCENT (2005)



Es considerada por muchos como una de las mejores películas de terror de todos los tiempos y yo no puedo estar más de acuerdo. ¿No os pasa a vosotros que hay días en los que, bien porque estáis cansados o porque lo último que habéis visto es un auténtico truño,  lo único que os apetece es un peliculón y no os importa revisionar algo porque sabéis que es una apuesta segura? Eso es lo que me pasa a mí con The Descent (2005). Suelo volver a ella de vez en cuando para disfrutar durante sus poco más de 90 minutos de una historia redonda, tensa, claustrofóbica y terrorífica.
Su director, de origen inglés, consiguió que su primera película Dog Soldiers (2002), pasase a considerarse de culto tras su estreno. ¿Sabéis de quién os estoy hablando, verdad? Del gran Neil Marshall, por supuesto. Después de aportar estas dos joyas al cine de terror, Marshall se alejó del genero con: Doomsday: el día del Juicio Final (2008) y Centurión (2010), películas de acción y aventuras donde la sangre también corre de lo lindo. Últimamente se ha dedicado a dirigir varios capítulos de algunas de las series más conocidas del panorama actual como: Juego de tronos (2011-actualidad), Hannibal (2013-2015), Constantine (2015-2015) o Black sails (2014-actualidad). Y para todos aquellos que, como a mí, os encante la fiesta de Halloween, Marshall ha dirigido una de las diez historias que componen la película que se estrenará con esta temática la próxima noche de brujas, Tales of Halloween (2015).

Al cumplirse un año de un trágico accidente, un grupo de amigas muy aventureras se reúne de nuevo para practicar espeleología en los montes Apalaches. Tras hallarse a varios metros bajo tierra y haberse deslizado por estrechos pasadizos, se produce un derrumbamiento quedando cerrado el camino de entrada. Comenzará aquí una lucha desesperada por encontrar otra vía de salida en ese laberinto de galerías que forman la cueva y por salvar sus propias vidas, ya que no están realmente solas en las profundidades de la tierra…
Para mí, lo mejor de The Descent son los personajes perfectamente construidos, todos ellos mujeres, a excepción de la breve aparición del marido de una de ellas. Aunque al principio todas parecen unas amigas muy unidas, el miedo y la desesperación al verse atrapadas en la cueva harán que la relaciones enfermizas que las unen salgan a la luz. Me gustó que todas son mujeres fuertes, valientes y luchadoras, y no seres indefensos que sólo saben correr y chillar como se las suele retratar en las películas de terror.

¿Y qué me decís de su impactante comienzo? A mí me recordó, salvando las distancias claro, a Scream (1996). Una escena brutal a los 5 minutos  de película que me dejó helada porque no me la esperaba en absoluto. A partir de ese momento supe que iba a disfrutar de lo lindo con The Descent.
Hago un inciso, para comentaros una cosa que ya empieza a aburrirme muchísimo en este tipo de películas: la foto de grupo que se hacen al principio y que se queda congelada unos segundos. Es como si con ella nos dijeran: Miradlos bien porque cuando todo acabe no va a quedar ni el tato, ¿no os parece? La idea está bien, no digo que no, pero es que ya se está convirtiendo en excesivamente repetitiva.

Volvamos al tema que nos ocupa. La sensación de claustrofobia es tremenda en la película. Yo la verdad es que nunca he practicado espeleología ni nada parecido, pero cada vez que veo películas en la que un grupo de personas se quedan atrapadas en cuevas, minas, o sitios de ese tipo, me agobio y salgo del cine con una necesidad brutal de respirar aire puro. En The Descent creo que todos experimentareis esa sensación. Me pareció horrible el pasadizo tan estrecho por el que se deslizan para adentrarse en la cueva y en el que una de ellas queda atrapada. No puedo concebir una situación más angustiosa que intentar hallar una salida, que no sabes  siquiera si existe, entre un entramado de túneles con la única iluminación de unas linternas hasta que las baterías se agoten. ¡Dios!, me falta el aire sólo de imaginarlo.
La cueva en la que se desarrolla la acción no es real, como si ocurría en la española La Cueva (2014). Aquí se construyeron 6 escenarios diferentes que se iban transformando para recrear todo ese laberinto de cavernas.

En la segunda parte de la cinta es cuando el instinto de supervivencia de las chicas alcanza su máximo exponente, al tener que enfrentarse a los extraños seres que moran en las  profundidades, los rondadores. Marshall quiso que las personas que los interpretasen fueran actores y no especialistas, ya que quería dotar a cada uno de personalidad propia. El aspecto de los rondadores está inspirado en Nosferatu (1922) y para conseguirlo, los actores tenían que someterse a sesiones de maquillaje de 4 horas.
Marshall comenta que hizo The Descent porque tras Dog Soldier, a la que él considera más una comedia negra, quería realizar una auténtica película de terror que inspirarse miedo a la gente. Además, el título que eligió para la cinta posee varias lecturas: por un lado es el descenso de las amigas al interior de la tierra, pero también se refiere a la degradación psicológica que sufren todos los personajes, pero principalmente la protagonista, hacia la locura y el salvajismo.

El final de la película es un poco polémico, de hecho existen dos versiones: una para el mercado americano y otra para el inglés. La que yo he visto, creo que es la versión inglesa, y a mí me encanta ese giro final que consiguió engañarme y dejarme con la boca abierta. Impresionante el plano donde se ve a la protagonista ascendiendo por una montaña de huesos, una imagen, para mi, inolvidable.
No me creo que todavía quede alguien que no haya visto esta película, pero por si acaso, no es que os recomiende The Descent, es que es de visión obligada si os consideráis verdaderos amantes del cine de género. Tiene absolutamente de todo: un ritmo trepidante, varios giros argumentales, traición, venganza, seres mortíferos, tensión, acción y sangre, litros y litros de sangre. Así que, ¿a qué esperáis para adentraros en las profundidades de la tierra?

viernes, 10 de julio de 2015

CHARLIE'S FARM (2014)



Fue una de las películas que  se proyectaron en la pasada edición de Nocturna, el festival de cine fantástico de Madrid, que supongo ya todos conoceréis. Elegí Charlie’s Farm (2014) porque el cine de terror australiano me gusta: violencia explícita, vuelta de tuerca a los subgéneros preestablecidos, efectos especiales bastante buenos, diferentes escenarios y, en definitiva, un soplo de aire fresco para una industria, como es la del terror, saturada ya por los productos de factura estadounidense.
Un grupo de amigos, aburridos ya de hacer siempre lo mismo, deciden adentrarse en la Australia profunda y visitar un lugar conocido como la Granja de Charlie. La Granja forma parte de la leyenda negra de la zona, ya que era el hogar de un matrimonio bastante violento que fue asesinado por una muchedumbre enfurecida. Los chicos buscan emociones fuertes y no hacen caso de las advertencias de los habitantes de la zona que les aconsejan evitar el lugar. Pronto descubrirán que se han adentrado en la boca del lobo y que van a vivir la experiencia más terrorífica de su vida.

Está escrita y dirigida por Chris Sun, director australiano al que ya se considera toda una eminencia en el cine de terror de su país, siempre con el permiso de mi adorado Greg McLean, claro, jejeje. Con sus dos primeros trabajos Come and Get Me (2010) y Daddy’s Little Girl (2012) ya apuntaba maneras, Charlie’s Farm es su intento por consolidarse en el cine de género. Tal y como contó en una entrevista, Sun quería conseguir su propia versión de los slasher americanos y crear un asesino icónico a imagen y semejanza de Jason Voorhees, Michael Myers o Leatherface. Según él ya se encuentra en negociaciones con estudios de EEUU para desarrollar una franquicia.
Charlie’s Farm contiene todo los requisitos que debe tener un slasher: grupo de jóvenes atractivos que van a un lugar apartado del resto de la civilización, flashbacks de una historia truculenta del pasado, asesino sanguinario que mata  a todo aquel que se cruza en su camino, muertes muy violentas,… Pero si por algo destaca esta película es por su asesino, una mole humana, un ser desfigurado y salvaje. Desde luego, los amantes del gore no se van a sentir decepcionados. Los efectos especiales son muy buenos y han sido realizados por la compañía que posee el propio Sun, Slaughterfx, y que cuenta con gran prestigio.
Tanto Sun como McLean son dos enamorados del paisaje australiano, muestran en sus películas planos espectaculares del paisaje, de las carreteras que se pierden hasta que alcanza la vista,... Algo que sorprende en Charlie’s Farm es que la mayor parte de la acción, y de los asesinatos, tienen lugar a plena luz del día, lo que acentúa la sensación de tensión, ya que los ataques pueden producirse en cualquier momento.
Sin embargo, lo que a mí no me pareció acertado fue la elección de los actores protagonistas. No me gusta nada la versión esquelética de Tara Reid, que lo único que te apetece cuando la ves es darle un buen cocido madrileño, jejeje. ¿Quién puede creer que va a ser la más fuerte de los cuatro amigos, si con un soplido acabas con ella? Además, su actuación me pareció bastante mediocre. Algo mejores son las interpretaciones de sus compañeros que se muestran mucho más naturales y espontáneos. Me sorprendió la aparición de figuras del cine de terror como Bill Moseley (La casa de los mil cadáveres (2003), Repo! The genetic Opera (2008) o La Matanza de Texas 2 (1986)) y Kane Hooder, el mítico interprete de Jason Voorhees en La Matanza de Texas. Realmente el papel de Hooder no tiene mucho sentido y simplemente es una excusa para que éste aparezca en pantalla.

Pero sin duda, la verdadera estrella de la película es Charlie, interpretado por el ex luchador Nathan Jones, al que pudimos ver en Troya (2004), y recientemente en Mad Max: Furia en la carretera (2015). Su físico imponente inunda la pantalla y aterroriza tanto a los protagonistas como a los espectadores.
Aunque siendo francos, Charlie’s Farm no aporta nada nuevo al género de terror, sin duda disfrutareis con sus asesinatos imaginativos y sangrientos. No todas las películas tienen que convertirse en joyas del celuloide o suponer un punto de inflexión para el género, hay muchas de ellas que están sólo para divertirnos y ésta es una de ellas.

Sin duda, seguiré atentamente la carrera de este director australiano, sobre todo si realiza una secuela de esta película, ya que creo que le falta muy poco para convertirse en un gran slasher. Y a todos aquellos que no conocéis el cine de terror australiano, os invito a que os acerquéis a él. Ya os he traído por el blog algún ejemplo como Wolf Creek (2005) o Rogue (2007), e irán apareciendo muchas más porque me encuentro en plena fiebre de terror aussie, jajaja.

miércoles, 8 de julio de 2015

TRUÑOS VARIOS: THANATOMORPHOSE (2012) Y CABIN FEVER: SPRING FEVER (2009)

He decido crear esta sección para advertiros de los peligros que se ocultan tras el cine de terror, esas películas que son unos auténticos truños, jajaja. Hay cintas que son aburridísimas, que están mal hechas o que tienen un argumento que no hay por donde cogerlo.  Y es que, si os recomiendo aquellas películas que no debéis perderos, ¿no os parece igual de necesario que os diga cuáles debéis evitar? Como siempre, es tan sólo mi opinión y, sin duda, la vuestra puede ser radicalmente opuesta. Así que, espero leer vuestros comentarios y ver sí estamos o no de acuerdo.
 
THANATOMORPHOSE (2012)
 
Yo fui una de las muchas personas a las que el año pasado les encantó Starry Eyes (2014) y, claro, no tuve ningún reparo a la hora de acercarme a otra película de temática similar, y así es como llegué a Thanatomorphose (2012), una de las películas más aburridas y sin sentido que yo me he echado a la cara.
Tras una noche de pasión con su agresivo novio, el cuerpo de Laura, que está  viva,  empieza a pudrirse. Alguno de sus amigos intenta ayudar y llevarla al hospital pero ella se niega, a pesar de que su deterioro físico avanza a toda velocidad.
¿Por qué he elegido esta cinta para inaugurar mi sección de Truños varios? Pues porque Thanatomorphose es un aburrimiento inconmensurable, es de esas películas con las que lamentas haber perdido hora y media de tu vida, de esas en las que quedarte mirando el gotelé de la pared se torna una actividad mucho más interesante que ver esta estupidez.
Está dirigida por el canadiense Éric Falardeau, que debutó en el mundo del largometraje con esta película y que con sus cortos ya había cosechado algunos premios en diferentes festivales. De hecho, Thanatomorphose consiguió alzarse con el premio a la mejor película en el Festival de cine de terror de Molins de Rei de 2012 (No quiero ni imaginarme cómo tenía que ser el resto…) Para su financiación, Falardeau recurrió al sistema de Fundraising teaser, que consiste en crear un teaser promocional con el que conseguir fondos para realizar el largometraje. Os dejó el enlace para que veáis que el teaser parecía otra cosa, y que seguramente la historia hubiese resultado interesante para un cortometraje, pero no para una película de 90 minutos.
El argumento de la película es exclusivamente la descomposición del cuerpo de Laura, no pasa absolutamente nada más. Así que, como era de suponer, lo más interesante que podemos encontrar son los efectos de maquillaje utilizados para reproducir este terrible proceso, que la verdad,   están muy bien conseguidos. El resto, no tiene sentido alguno: la protagonista parece no preocuparse en absoluto por la descomposición de su propio cuerpo, de hecho, prefiere quedarse en casa y no contempla en ningún momento  ir al hospital. Lo que sí  le apetece es practicar sexo casi con quien se tercie, cosa que me dejó un poco atónita porque no entendí cómo “tenía cuerpo” para tales apetencias.
En mi intento por descubrir la intención de Falardeau al realizar esta película, he visto una entrevista que le realizó el conocido blog de cine de terror, Terror Weekend y que os enlazó aquí. En ella da a entender que en Thanatomorphose trataba de reflejar el hastío que siente la protagonista hacia su propia vida: la situación con su novio, la falta de motivación en su trabajo… y que esto se expresa  metafóricamente en  la corrupción de su cuerpo. Bien, pues mi pregunta es: ¿no había otra forma más amena de reflejar esta idea tan peculiar?
Resumiendo, sí queréis ver una película en la que un cuerpo femenino se va pudriendo poco a poco, por favor, elegid Starry Eyes. Es entretenida, perturbadora y sorprendente. Ya os la traeré al blog para hablaros de ella más en profundidad. Pero, en serio, no os acerquéis a Thanatomorphose, porque os aseguro que si no paráis la cinta a los diez minutos, estaréis deseando que la protagonista se muera o alguien acabe con su vida, para poder salvar a vuestro cerebro de una muerte segura.
 
CABIN FEVER 2: SPRING FEVER (2009)
 
Ésta es otra película que va directamente a esta sección de truños por ser sumamente aburrida y nada fiel a su precuela. Yo soy fan absoluta de Cabin Fever (2002) y tenía muchas ganas de ver su secuela y volver a disfrutar con este virus carnívoro, pero decepcionada es poco para como me hizo sentir esta cinta.
Me sorprendió bastante que fuese tan mala teniendo en cuanta que su director era Ti West. un director que cuenta con películas tan buenas como: The house of the Devil (2009), The Innkeepers (2011) o The sacrament (2013). Pero indagando datos sobre la cinta, descubrí que las relaciones entre West y los estudios responsables de Cabin Fever 2: Spring Fever (2009) no fueron especialmente buenas. En un principio, Eli Roth, el director de la primera parte, era quién se iba a hacer cargo de la secuela, pero a los productores no les gustó el guión que les propuso y por eso la cinta cayó en manos de West. Sin embargo,  aquí no acabaron los problemas con esta producción ya que la película se terminó sin la aprobación de West, y hasta pidió que su nombre apareciese en los créditos bajo un seudónimo: Alan Smithee. Esto no fue posible porque en ese momento él no era miembro del gremio de directores americanos (Directors Guild of America), requisito indispensable para que su petición fuera atendida. Desde entonces, el director reniega de esta película y dice que es más una obra de los productores que suya. La verdad es que después de haberme enterado de esto, ya están resueltas mis dudas  respecto a la autoría de la cinta.
El virus de la primera película se transmite aquí a través del agua embotellada de una conocida marca que la recoge de un rio contaminado que se encuentra cerca de la cabaña que aparece en  la primera parte. Estas botellas llegan hasta el baile de primavera del instituto de una pequeña localidad, envenenando a todo aquel que la bebe. Cuando las autoridades se dan cuenta del desastre,  cierran el edificio, manteniéndolos a todos en cuarentena o aplicando medidas más drásticas: todo aquél que intenta salir es eliminado.
Lo único que me gusta de Cabin Fever 2 es su espectacular comienzo. Está muy bien enlazado con la primera entrega gracias a la intervención de varios de los personajes originales, como Paul (Rider Strong) o Winston (Giuseppe Andrews), el ayudante del sheriff. Paul se despierta a la orilla de un rio con el cuerpo lleno de heridas y pústulas, dando a entender que él es el responsable de la contaminación del agua. En su intento por llegar a la carretera en busca de ayuda será el protagonista de la que, a mi parecer, es la mejor escena de toda la película.
Pero a partir de este momento la cinta se convierte en un auténtico aburrimiento carente de sentido. Porque, ¿dónde está el virus que descomponía la piel y que, sin lugar a dudas, era el mayor aliciente de la primera entrega? Aquí el virus que nos muestran simplemente deja alguna llaga y luego, eso sí, todo el mundo vomita sangre a borbotones. Os puedo asegurar que os vais a cansar de ver gente vomitando sangre porque los infectados prácticamente no hacen otra cosa. ¿Dónde están esos efectos de maquillaje brutales de la primera parte donde se podía ver la carne llena de llagas, sangrando y los huesos asomando? Si esperáis ver algo de eso, ya os digo que aquí no lo vais a encontrar.
Hay diferentes personajes en la película que protagonizan diferentes subtramas que no son para nada interesantes. Siguen el esquema de una comedia adolescente, pero sin ninguna gracia. La pareja protagonista no es para nada carismática y, quitando alguna escena algo más sorprendente, me aburrieron al igual que el resto.
Seguro que hay gente a quién le gustó Cabin Fever 2 y entendió el sentido del humor de la película, pero yo no, y la verdad es que habiendo tantas películas como hay que ver, yo no perdería el tiempo en ver ésta. Sigo teniendo la esperanza de que en la tercera entrega: Cabin Fever 3: Patient Zero (2014), el resultado sea mejor, ya que he visto alguna imagen de la película y parece que vuelven a la idea inicial del virus que se va comiendo la carne poco a poco. Cruzaré los dedos, jejeje.
 

jueves, 2 de julio de 2015

ZOMBIES MOMENTS: FLIGHT OF THE DEAD (2007) / DANCE OF THE DEAD (2008)

Me encantan los zombis y, por lo tanto, las películas de zombis. Es uno de los subgéneros del cine de terror que más ha evolucionado a lo largo de sus más de 80 años de historia. Ya os iré trayendo por el blog películas sobre esta temática e incluso os haré un breve resumen para que veáis los diferentes enfoques que se les han dado a estos seres en las diferentes épocas, porque me parece algo muy interesante. Así que vamos con un par de pelis de este subgénero no muy conocidas, pero muy interesantes.


THE FLIGHT OF THE LIVING DEAD (2007)

Vamos a centrarnos en The Flight of the Living Dead (2007) que, si bien no pasará a la historia por ser un ejemplo destacable dentro del subgénero zombi, sí que nos ofrecerá un buen rato de diversión y entretenimiento.  
Un grupo de científicos transporta en la bodega de un Jumbo 747 con destino Paris un contenedor herméticamente cerrado y custodiado por un guardia. Tras atravesar una fuerte tormenta y sufrir fuertes turbulencias, el contenedor se golpea, dejando su carga libre. El zombi que sale de su interior atacará a todos aquéllos que  encuentre a su paso, infectándoles y convirtiéndoles en muertos vivientes. Los supervivientes tratarán de escapar de esta terrible plaga y hacer aterrizar el avión, ya que ningún gobierno autorizará el aterrizaje de un pasaje infectado.

Es una película americana de bajo presupuesto que fue lanzada directamente al formato DVD, pero si os digo la verdad es mucho más entretenida y disfrutable que algunas de las que sí llegaron a proyectarse en cines, como El diario de los Muertos (2008) o La resistencia de los muertos (2009), del pionero del cine zombi en los años 60, George A. Romero.

El maquillaje de los zombis está muy conseguido y hay escenas bastante sangrientas, así que los amantes del gore no se sentirán defraudados. Además pertenecen a la versión de los zombis rapiditos, de los que corren, se lanzan, tiene una fuerza sobre humana y sólo quieren matar y descuartizar humanos.
Algo que me hace mucha gracia, y suele ser bastante común en todas las películas en las que la acción se desarrolla en un avión comercial, es el pasaje tan heterogéneo. ¿O vosotros cuando cogéis un avión soléis coincidir al mismo tiempo con monjas, ex presidarios, orientales, estrellas del deporte, adolescentes descerebrados, pistoleros, etc.? ¿A qué no? Pues aquí tenemos de todo eso y mucho más.

La atmósfera es opresiva al encontrarse encerrados en un lugar tan pequeño del que no pueden escapar, el desconcierto de los pasajeros es total, ya que no entienden qué es lo que está pasando y  la tripulación no da abasto para tranquilizar y atender a los heridos. A todo esto, los pilotos tienen que volver a atravesar una fuerte tormenta para poder aterrizar lo antes posible y en tierra el gobierno está barajando la posibilidad de derribar el avión si nadie logra convencerle de que entre el pasaje todavía queda algún no-infectado. ¿Os parecen suficientes ingredientes para manteneros entretenidos durante  90 minutos?
 

DANCE OF THE DEAD (2008)

 
Las comedias de zombis suele ser un subgénero bastante habitual dentro del cine zombi. Creo que son unos monstruos que por su torpeza y por su forma de moverse encajan bastante bien con la comedia y, desde mi punto vista, la mejor película de este subgénero es The Shaun of the Dead (2004). La cinta que hoy nos ocupa es una comedia adolescente zombi de bajo presupuesto: tiene los elementos de las comedias adolescentes como son el baile de graduación, la animadora, el rebelde, el grupo de rock y los nerds, y por otro lado hay zombis,  de los rápidos y ágiles, sedientos de sangre.
 
Durante el baile de graduación en Cosa High School, los muertos se levantan de sus tumbas como consecuencia de la cercanía de una central nuclear al cementerio. Estos zombis sedientos de sangre devorarán a todo aquél que esté a su alcance. Los encargados de salvar al mundo serán los frikis y los perdedores que se han quedado sin cita para asistir al baile.
Está dirigida por, el para mi desconocido, Gregg Bishop. Indagando un poco en su biografía he descubierto que es bastante curiosa. En sus primeros años de universidad realizó el corto Voodoo (1999) con el que logró una treintena de premios en festivales de todo el mundo y con el dinero que obtuvo realizó su primer largometraje, The Other Side (2006). Además, este primer corto se muestra en su universidad del Sur de California como orientación para los alumnos nuevos junto con el de George Lucas, ElectronicLabyrinth THX 1138 4EB (1967) y el de Robert Zemeckis, The Lift (1972). Os dejo en enlace a cada uno de los cortos para que comprobéis por vosotros mismos si son tan buenos e inspiradores.

Dance of the dead (2008) no es ningún peliculón, pero es una cinta entretenida con la que pasaremos un buen rato y que cuenta con grandes momentos. Es interesante ver como los zombies salen de las tumbas, incluso como algunos de ellos lo hacen como propulsados por un cohete, es divertidísimo. Pero, en definitiva, los protagonistas de esta historia: humanos y zombis son bastante peculiares y se salen de los cánones establecidos en este tipo de películas.
En el lado de los humanos tenemos a los empollones y a los perdedores que por una cosa o por otra se han quedado sin cita para ir al baile y que van a convertirse en los protagonistas y héroes de esta película. Es interesante ver como los actores tienen la misma edad que los personajes a los que interpretan y no, como viene siendo habitual, treintañeros haciéndose pasar por adolescentes. Los diálogos son bastantes frescos y entretenidos, consiguen que empaticemos con todo ellos y que nos preocupe cuál va ser su destino al final de la historia. Un personaje que me encantó, por lo absurdo, fue el profesor de gimnasia que va ayudarles a luchar contra las hordas de zombis. Es el estereotipo del americano obsesionado con la seguridad y la protección que tiene en su casa un verdadero arsenal de armas. Tiene frases para el recuerdo como: “Las guerras no se ganan con palillos y queso cheddar”, jajaja. También es buenísimo el enterrador porque cuando los muertos se empiezan a levantar de sus tumbas, él está tan tranquilo, como si matar zombis fuese el pan de cada día en su trabajo, jejeje.

Por otro lado tenemos a los muertos vivientes más peculiares que he visto hasta la fecha. A parte de salir propulsados de sus tumbas, como ya os había comentado, les encanta el rock y se quedan como hipnotizados escuchando la música, se enamoran,… Pero tampoco os dejéis engañar por esto, porque como a cualquier zombi les gusta morder y matar humanos, que en esta película no nos vamos a quedar cortos de gore, sangre y vísceras, os lo aseguro. Si hasta tenemos ranas zombis y todo, jajaja. El maquillaje de los zombis no es ninguna maravilla, pero bueno, para ser una película de bajo presupuesto no está nada mal.
Dance of the dead no es una película que vaya a gustar a todo el mundo principalmente por su tono de comedia adolescente. Sin embargo, creo que si os consideráis verdaderos zombis lovers, deberíais darle una oportunidad porque creo que, como yo, encontraréis algunas cosas muy graciosas. El resto creo que puede pasar perfectamente sin ver esta cinta.