viernes, 29 de enero de 2016

RAVENOUS (1999)


Ya todos conocéis mi gran afición por los podcast sobre cine y series y que, afortunadamente, en España tenemos unos programas buenísimos sobre esta temática realizados por personas que, como yo, vivimos con pasión el cine y la televisión.  Ya os iré contando pero este año, si todo va bien, volveré a participar en algunos podcast que es algo que ya empezaba a echar de menos.
Volviendo al tema que nos ocupa, oí hablar de Ravenous (1999) en el podcast del Pájaro Burlón, que creo que ya os lo había mencionado en alguna otra crítica y que descubrí a finales del año pasado. Los podcasts de este programa suelen tener una duración de 10-15 minutos y tienen un especial de Halloween en el que cada uno de los 31 días del mes de octubre recomiendan y reseñan una película de terror, abarcando diferentes épocas. Tras escuchar las alabanzas que le hicieron a esta película, totalmente desconocida para mí, mis ganas por verla crecieron sin control.   
En pleno siglo XIX, durante la guerra entre Estados Unidos y México, el capitán John Boyd ha sido destinado al remoto Fuerte Spencer en Sierra Nevada, California. El fuerte acoge a  un grupo de militares bastante peculiar, al que se une un extraño al que encuentran medio muerto. Tras recuperarse, éste les relata la historia de cómo él y sus compañeros de viaje se perdieron a causa de las duras condiciones del terreno y, muertos de hambre, tuvieron que recurrir al canibalismo. Los militares inician una expedición de rescate para salvar a los supervivientes, pero el desconocido les conduce hasta una trampa que no se esperarían ni en la peor de sus pesadillas.
El guionista de la película, Ted Griffin, señaló que había encontrado la inspiración para crear al personaje del caníbal leyendo la última novela de Dashiell Hammet, El hombre delgado (1932) que trata acerca de un detective privado que tiene que resolver un misterioso crimen en las Navidades de 1932. Como no me he leído el libro no os puedo especificar cuál es la relación, pero con lo que sí parece que tiene ciertas similitudes es con un suceso ocurrido en 1847, denominado “El desastre de Donner”. Este acontecimiento hace referencia a las vicisitudes que tuvieron que vivir un grupo de pioneros estadounidenses que tomaron un atajo a través de las montañas para llegar a California y, al quedar atrapados en Sierra Nevada, tuvieron que recurrir al canibalismo para no morir de inanición. Esto nos suena más, ¿verdad? Jejeje.
La dirección de Ravenous fue bastante controvertida. En un primer momento se fichó a Milcho Manchevski, pero a las dos semanas decidieron prescindir de él ya que los ejecutivos de la 20th Century Fox querían una película dirigida al gran público, lo que difería totalmente del concepto del  director. Acto seguido contrataron a Antonia Bird por mediación de Robert Carlyle, uno de los protagonistas, con el que había trabajado anteriormente.
Ravenous es una película bastante desconocida y que no tuvo mucha relevancia tras su estreno. Podría considerarse como una película de terror con tintes de comedia negra, aunque anda de puntillas sobre estos dos subgéneros sin asentarse realmente en ninguno. No vamos a experimentar terror en estado puro, ni reírnos a carcajadas, pero os puedo asegurar que hay momentos verdaderamente tensos que nos cortarán el aliento y diálogos con un humor muy sutil e inteligente.
Me pareció muy acertada la idea de ambientar la historia en el s.XIX porque el enfoque que se le da al tema del canibalismo en esta película se podría enfocar como una metáfora de la política expansiva que llevaron a cabo los EEUU durante esta época, devorando todo a su paso.
La actuación de Guy Pearce que interpreta al Capitán Boyd, no me gustó especialmente. El actor no es santo de mi devoción, pero en esta película le vi especialmente inexpresivo y anodino. La mejor parte casi podría ser la escena en la que le hacen comer un filete mientras pone una cara de desagrado descomunal, y es que Pearce es vegetariano en la vida real, así que seguramente le tuvo que resultar sumamente molesto rodar esta parte. Las carencias de Pearce en su actuación se hacen todavía más patentes al tener como co-protagonista a Robert Carlyle, que nos vuelve a regalar una actuación soberbia. Carlyle borda el papel de este hombre misterioso que llega al fuerte y es, con diferencia, lo mejor de la película. El cambio de registro que sufre su personaje tras la revelación de su engaño es sorprendente, aunque totalmente creíble. Aparte de los dos protagonistas, el resto del reparto no es precisamente desdeñable contando con grandes actores como: Jeffrey Jones y  John Spencer. Lo que sí  me sorprendió fue la aparición de David Arquette entre este elenco y creo que lo más probable es que estuviese ahí como gancho publicitario porque la verdad es que no me pega nada.
A pesar de que Ravenous trata el tema del canibalismo, lo hace de una forma muy diferente a como se ha tratado normalmente en el cine de terror donde se potenciaba el salvajismo y el gore. Aquí se equipara el canibalismo a una “enfermedad” similar al vampirismo o a los zombis, es decir, que aquél que come carne humana, automáticamente y sin poder remediarlo, se convierte en caníbal y partir de ese momento sus deseos por ingerir carne humana son, prácticamente, irrefrenables. La verdad es que me pareció una forma muy interesante de mostrar el canibalismo y como hoy en día los zombis están tan de moda con series como Walkind Dead (2010 - ) e infinidad de películas, ¿por qué no crear un subgénero nuevo con este nuevo tipo de infectados, los caníbales?
La película trasmite a la perfección la soledad que sienten los caníbales, porque aunque nos pueda resultar gracioso, se comen a todos los que tienen alrededor. Por eso en la cinta uno de los caníbales quiere convertir a otros a su misma condición para no sentirse tan solo. Me pareció una forma de humanizar el canibalismo muy acertada.
Esta soledad de la que os hablo se ve acentuada también por el lugar tan inhóspito en el que se encuentran, un fuerte en plenas montañas de Sierra Nevada, rodeado por un terreno de lo más abrupto y cubierto de nieve. La fotografía es espectacular y está muy cuidada.
Un tema bastante controvertido, y por el que recibió numerosas críticas, es la banda sonora creada por el compositor clásico Michael Nyman y Damon Albarn, cantante de los grupos de Rock, Blur y Gorillaz. El problema es que hay escenas muy tensas en las que la música es bastante animada y no encaja con lo que estamos viendo en pantalla. En concreto, hay una persecución por el bosque en la que la música le otorga a la escena un cariz cómico que desentona totalmente con la tensión que nos están transmitiendo a través de las imágenes. Hay gente a la que le puede gustar este toque rocambolesco, pero a mí, sinceramente, me sacaba un poco del tono de la película.
En definitiva, Ravenous me pareció una película muy buena e interesante que, a pesar de los fallos que os he comentado anteriormente, disfruté de principio a fin. Creo que ha sido injustamente infravalorada y desde aquí me uno al fervor con el que la recomendaban desde el podcast del Pájaro Burlón. Su ambientación en el siglo XIX, la belleza de los paisajes, la poderosa actuación de Carlyle y una historia de lo más original la convierten en una apuesta segura para cualquier amante del cine. Y, a partir de ahora, vigilad lo que coméis, porque algunas cosas… no tienen vuelta atrás.

lunes, 25 de enero de 2016

CLOWN (2014)

Admito que pertenezco a esa generación  que sufre fobia a los payasos tras haber visto IT (1990) en su adolescencia. Por eso tengo cierto rechazo a la hora de enfrentarme a películas con payasos malvados, ya que mi trauma debe seguir vigente, jejeje. Dicho esto os preguntareis cómo he podido ver una película en cuyo poster aparece un payaso tan terrorífico, ¿no? La respuesta es bien sencilla, esta cinta encabeza la lista de Blog Horror sobre las mejores películas de género de 2015 y para mí es imprescindible verlas todas, porque suelen ser una apuesta segura.  

Kent MacCoy es agente inmobiliario y un buen padre. Con motivo del décimo cumpleaños de su hijo, su mujer y él han contratado a un payaso para que amenice la fiesta, pero éste se equivoca de casa y, en el último minuto, cancela su actuación. Kent encuentra un disfraz de payaso en una de las casas que estaba enseñando y decide ponérselo para darle a su hijo una sorpresa. Agotado tras la fiesta, Kent se duerme con el traje puesto y al día siguiente se da cuenta de que no puede quitárselo, parece estar adherido a su piel. Pero lo peor de todo está aún por llegar, el disfraz le irá poseyendo poco a poco, creándole la necesidad de alimentarse de carne de… niños.
Volviendo al cartel de Clown (2014), tengo que deciros que es un pelín tramposo, ya que en él se indica que es la nueva obra “del maestro del terror Eli Roth” y no es del todo cierto. El co-guionista y director de la cinta es John Watts, un nombre que va empezar a sonar fuerte en la industria cinematográfica tras ser elegido como el responsable de la nueva película de Spiderman, protagonizada por Tom Holland, y prevista para el 2017.
La implicación del bueno de Eli Roth en esta cinta es un tanto curiosa. Watts y su compañero en el guion, Christopher D. Ford, colgaron un falso tráiler de Clown en YouTube alegando que era el nuevo trabajo de Eli Roth pero, a pesar de que no era cierto, sirvió para captar la atención del cineasta. Finalmente, Roth, sorprendido por el atrevimiento de estos dos caballeros, accedió a producir la película e incluso a realizar un cameo (permaneced atentos para encontrarle, porque no es nada fácil.) Y, sinceramente, creo que es un poco exagerado denominar a Roth maestro del terror y pensar que cualquier producto asociado a él va a ser un éxito seguro, porque Knock, Knock (2015), escrita y dirigida por él, es un autentico peñazo. 
En Clown se mezclan bastante bien el terror y el humor negro. La primera parte de la película, que se hace un poco lenta, es una especie de drama en el que Kent se da cuenta de que está siendo poseído por  el demonio de un payaso demoniaco y sufre viendo cómo se transforma y crece su hambre de carne humana. En esta parte es donde encontramos los momentos más cómicos de la cinta cuando, por ejemplo, el desesperado padre intenta cubrir el maquillaje y el disfraz para ir a trabajar a una casa que se está remodelando e intentar allí quitarse el traje con las herramientas a su alcance.
En la segunda mitad de la cinta ya se desata la locura con los asesinatos y vemos las mayores dosis de sangre y gore. Aunque en un primer momento podía parecer bastante atrevida la elección de los niños como las víctimas de este payaso caníbal, no resulta tan impactante como cabía esperar ya que todos los asesinatos tiene lugar fuera de pantalla.
Eli Roth apuntaba en una entrevista que Clown pretendía ser una versión de La mosca (1986) en el sentido de que el protagonista experimentaba un cambio físico y los espectadores empatizaban con el monstruo, hasta que éste se transformaba totalmente y mostraba su cara más aterradora. Si su intención era hacer un Body Horror creo que la película se queda un poco corta en este sentido. Bien es cierto que el aspecto del payaso es cada vez más siniestro pero, quitando la escena en la que pierde un trocito de nariz  y otra en la que sus manos se convierten en garras, yo no vi ninguna transformación corporal desagradable que produzca el rechazo del espectador, como ocurría en La Mosca o en la más reciente Starry Eyes (2014) y creo que ésta es un característica imprescindible del Body Horror, que no se puede obviar. Para mí, era simplemente un hombre vestido de payaso y su disfraz y maquillaje cada vez daban más miedo, pero nada más allá de eso.
Algo que me pareció muy interesante, y que incluso me llevó a consultar en Internet si estaba basada en alguna leyenda, fue la mitología del demonio que habita en los payasos, me resultó fascinante.
Los personajes no están muy desarrollados porque apenas tenemos unos segundos para ver al protagonista en su vida real sin el disfraz puesto. Tanto Andy Powers, en su papel de Kent, como Laura Allen, que interpreta a su esposa, están correctos en su actuación, pero tampoco es  para tirar cohetes. El niño, Christian Distefano, no me resultó odioso, como suele pasar con los menores en este tipo de producciones y eso es un gran punto a su favor. Pero el que más me gustó fue Peter Stormare, que interpreta a un personaje que tiene toda la información acerca de la maldición del disfraz de payaso e intentará ayudar a Kent y su familia.
Me encanta el diseño y el maquillaje del payaso porque creo que da bastante miedo. Los asesinatos y las escenas gore  están muy bien realizadas para ser una película de bajo presupuesto. Lo que me gustaría destacar es la atmósfera de terror ochentero que tiene Clown, tan oscura, sórdida y siniestra,…
A pesar de los fallos que tiene esta cinta creo que deberíais darle una oportunidad, es bastante entretenida y sólo por ver a este payaso tan terrorífico merece la pena. A mí, en líneas generales, me gustó y me mantuvo durante todo el rato pendiente de la pantalla, que es algo que últimamente me cuesta porque me distraigo casi con cualquier cosa. Y voy a ser pesada con el cartel de la película, que por cierto me encanta, pero ¿os podéis creer que en Italia, la cuna del Giallo, se llegó a censurar? Así que, aunque Clown no vaya a permanecer por siempre en vuestra memoria seguro que la imagen del payaso tardará más en abandonaros y…. ¿os dará tanto miedo como a los italianos?

jueves, 21 de enero de 2016

DOG SOLDIERS (2002)



Todo amante del cine de licántropos que se precie debe haber visto o por lo menos haber oído hablar de esta película con la que, allá por el 2002, irrumpía Neil Marshall en el cine de género. Sin embargo, puede que no sea tan conocida para el gran público y debería serlo porque esta pequeña obra de bajo presupuesto se encuentra entre las mejores películas de hombres-lobo de todos los tiempos. Así que, a los que no la habéis visto (que no debéis ser muchos) ¿no os empieza a picar la curiosidad?

Un grupo de soldados británicos está de maniobras en tierras escocesas cuando se topan con un campamento militar totalmente arrasado en el que sólo queda un superviviente. Acto seguido, una manada de hombres-lobo empieza a perseguirles y una zoóloga, que pasaba por allí, les recoge en su coche para refugiarles en una cabaña cercana. Allí dará comienzo una lucha sin cuartel por sobrevivir a lo que se ha convertido en la peor noche de sus vidas.

Estamos frente a la ópera prima de un conocido de este blog: el gran Neil Marshall, que tan sólo 3 años después nos traería esa otra joyita que ya os comenté: The Descent (2005). No os preocupéis que no os voy a volver a contar su obra y milagros en el mundo del cine y la televisión, pero sí aquellos aspectos relevantes para entender esta producción. Marshall es hijo y nieto de militares y siempre quiso hacer una película en la que interviniesen soldados y hombres-lobo, un género al que siempre había sido muy aficionado aunque no terminaban de convencerle las caracterizaciones de los licántropos porque le resultaban poco aterradoras. Además, quería ambientarla en Escocia puesto que solía viajar allí de pequeño y fantasear con la posibilidad de que “algo”  habitara esos bosques. 

A pesar del bajo presupuesto con el que contaba Marshall, ya se atisbaba su gran calidad como guionista y director. Consiguió devolver la originalidad y frescura a un género que se hallaba totalmente  estancado por aquella época. Dog soldiers (2002) fue sin duda un fantástico debut que focalizó toda la atención sobre su director y todo el mundo, incluida yo, esperábamos una secuela. Sin embargo, según aclaró Marshall en una entrevista, lo que él había planeado era una trilogía en la que el soldado Cooper siguiese luchando contra más hombres-lobo u otras criaturas sobrenaturales. El problema es que Marshall ya no tiene los derechos sobre la franquicia, así que nos quedaremos con las ganas.

¿Vosotros pensáis que Marshall consiguió hacer a los licántropos tan aterradores como pretendía? Porque, aparte de ser enormes y muy agresivos, su aspecto no me impactó tanto. Para conseguir que el espectador viese a las bestias tan grandes el recurso que utilizó el director fue construir un decorado con proporciones inferiores a las habituales, así los hombres-lobo tenían que entrar encorvados por la puerta y, en comparación con las habitaciones o el atrezo, se les veía gigantescos.

El ritmo de Dog Soldiers es vertiginoso, no decae en ningún momento. Los diálogos, muy ingeniosos, están cargados de un humor bastante negro que no empaña para nada el tono terrorífico de la película. La conversación entre Cooper y el Sargento Wells cuando a éste se le salen las tripas por el zarpazo de un hombre-lobo, es graciosísima.

Lo más interesante de la película es ver cómo este grupo de duros y aguerridos soldados se enfrenta a las bestias con los pocos medios de  que disponen en la cabaña en la que están acorralados.  Se asemejan a los tres cerditos del cuento que deben impedir que el lobo entre en la cabaña, pero aquí los lobos no se contentan con soplar, sino que rompen puertas, ventanas y lo que haga falta. La escena más delirante es aquélla en la que Spoon lucha cuerpo a cuerpo contra un hombre-lobo enorme y, literalmente, lo da todo, peleando con uñas y dientes para acabar con la bestia. Sin duda, una escena mítica del cine de terror.

Además de tener una buena historia y una dirección notable, Dog Soldiers, cuenta con un elenco de actores de lo más solvente: Sean Pertwee, Kevin McKidd, Liam Cunningham,… Sus actuaciones son totalmente creíbles y nunca caen en la parodia o en la exageración. Particularmente me encantó Sean Pertwee como ese sargento duro como el acero que es capaz de encontrar el humor en todas las situaciones, a pesar de que éstas sean  desastrosas.

Un dato curioso sobre los actores es que, en un primer momento, se pensó en Jason Statham para el papel de Cooper, pero éste lo rechazó para participar en la película de Carpenter, Fantasmas de Marte (2001). Hoy sabemos que esta decisión no fue nada acertada pero cualquiera, en la misma situación, habría hecho lo mismo o ¿vosotros habríais desperdiciado la oportunidad de trabajar con un maestro del cine, frente a la oferta de un debutante? También se barajó la posibilidad de que Simon Pegg interpretase a Spoon, pero como éste ya se había comprometido a participar en The Shaun of the Dead (2004) no pudo ser, pero la jugada le salió bastante mejor, jejeje.

En la cinta encontramos un montón de referencias a otras películas como: Zulú (1964), Alien (1979) o Evil Dead (1981) y, algo que partir de este momento se convirtió en una costumbre para Marshall fue incluir la mención a Eddie Oswald en todas sus películas. Su nombre aparece en conversaciones o carteles, pero nunca ha sido un personaje, así que ¿a qué esperáis para buscarlo en toda su filmografía? Yo pienso ponerme con ello y de paso visionar varias películas que todavía no he tenido la oportunidad de ver.

Algo que no se entiende viendo la calidad de la cinta y el bodrio de producciones que llega, en muchas ocasiones, a los cines, es que Dog Soldiers no se estrenara en las salas norteamericanas sino en el canal SyFy, algo que desde luego tuvo que ser indignante. Pero, en fin, qué le vamos a hacer, la industria del cine es un negocio y lo que busca es dinero y rentabilizar todos sus productos.

Para finalizar, sólo me queda recomendaros Dog Soldiers porque sin duda es una de las películas imprescindibles de este subgénero. Supone un nuevo enfoque desde el que ver a las bestias, en una película de acción/terror, al más puro estilo de Depredador (1987). Esto no quiere decir que sea perfecta, también tiene sus fallos como una calidad de imagen muy mejorable o un giro final en el argumento que carece de sentido pero, independientemente de esto, no podemos negarle a Marshall el mérito de haber creado con su ópera prima una obra de culto para el género. Un aplauso para él y sólo me queda pedirle que vuelva pronto al cine de terror, que lo hace muy bien y decirle que su participación en uno de los segmentos de Tales of Halloween (2015), nos ha sabido a poco.

lunes, 18 de enero de 2016

CHICAS MALAS: MAY (2002)


¡¡¡Estrenamos nueva temporada en el blog!!! Y, ¿eso qué significa? Que os tengo preparadas un montón de cosas nuevas: secciones, especiales, monográficos,... Eso no quiere decir que las que ya aparecían: Truños varios o Zombis moments, que tanto gustan, vayan a desaparecer, porque películas de no-muertos y bodrios hay para rato, jejeje.

Así que para inaugurar el nuevo año os he traído una nueva sección porque no todo en el cine de terror van a ser Jasons, Freddys o Hellraisers, ¿verdad? Las chicas también podemos ser malas, pero que muy malas, y acojonar tanto o más que cualquier hombre. Sólo deciros que todas las cintas que os voy a traer son auténticos peliculones que no os deberíais perder por nada del mundo y que algunas de ellas, o mejor todas, deberían estar en el top 10 de cualquier horror lover que se precie. Así que sin más dilación damos paso a la primera de nuestras ilustres invitadas:


MAY (2002)

Estamos frente a una de esas pequeñas joyas que nos proporciona el cine muy de vez en cuando y que se convierte en película de culto casi en el acto. Una cinta rara, que te atrapa desde su primer minuto de metraje gracias a una atmósfera embriagadora y a un personaje principal, May, que te inquieta y enternece al mismo tiempo.

May es una chica solitaria y traumatizada desde pequeña por un pequeño defecto en uno de sus ojos. La joven vive sola con la única compañía de su muñeca y trabaja como asistente de veterinaria en un centro de Los Angeles. May, que ansía tener amigos, conoce a Adam, del que se enamora de manera obsesiva, al mismo tiempo que una compañera de trabajo se hace amiga suya e intenta seducirla. Cuando ambas relaciones fracasan, una May humillada y totalmente desequilibrada se vengará de todos aquellos que han osado apartarse de su lado.

Es la primera película en solitario del ya conocido Lucky McKee tras su opera prima, All cheerleders die (2001), en la que contó con la colaboración, tanto en el guion como en la dirección, de su compañero en la Universidad del Sur de California, Chris Sivertson. A raíz de los premios y del éxito que cosechó esta película en numerosos festivales, McKee alcanzó cierto prestigio. En 2005 dirigió un capítulo de la serie Masters of Horror, Sick Girl, que está protagonizada por la misma actriz de esta película Angela Bettis, con la que por aquella época tenía una estrecha relación. Tanto es así que en el debut de ésta detrás de las cámaras en Roman (2006), el protagonista de la cinta no era otro que nuestro querido Lucky McKee. ¡Qué fructífero es el amor en ocasiones! ¿Verdad? Creo que  lo más interesante que ha hecho McKee tras su opera prima ha sido The Woman (2011), basada en una novela escrita por él mismo y por el siempre sorprendente Jack Ketchum, por lo que más o menos podéis intuir el tono de la cinta: sordidez y depravación en estado puro.

May es una de esas películas que te hace reflexionar sobre lo dura que puede llegar a ser la soledad y el no sentirte aceptado por los demás. Todo el mundo necesita un hombro sobre el que llorar, alguien que le escuche, que comparta sus alegrías y no tenerlo puede conducir a la locura. Además, en una sociedad como la de hoy en día en la que los individuos tienden a aislarse cada vez más detrás de la pantalla de un ordenador o un teléfono y las relaciones cara a cara entre las personas están desapareciendo, el problema de la soledad es más frecuente de lo que pensamos.

En esta película podemos identificar varios subgéneros como el drama, la comedia, el romance o el slasher y todos encajan a la perfección como en un gran puzzle. Pero si hasta aparece una muñeca diabólica que da bastante mal rollo y que tiene cierta relación con el estado psicológico de May, ya que a medida que ésta va enloqueciendo, la urna de cristal que protege a la muñeca, se va resquebrajando.

McKee consigue, desde el primer momento, que el espectador empatice con May a pesar de sus rarezas y de su enfermizo gusto por la sangre. La vemos como un ser frágil al que no queremos que hagan daño, por lo que aunque el desenlace es bastante sorprendente no lo lamentamos en absoluto. Angela Bettis es una auténtica fuera de serie, está soberbia en su interpretación de la retraída y solitaria May. Desde aquí reivindico ese gran papel que le otorgue a esta actriz el reconocimiento que se merece ya que en todas las ocasiones en las que la he visto se come, literalmente, la pantalla.

Con la que no contaba era con la aparición de Anna Faris, a la que me es imposible desligar de su papel cómico en la saga de Scary Movie y la verdad es que me sorprendió para bien en este papel tan sexy y manipulador. Sin duda son las féminas las que destacan en esta película, porque el chico del que May se enamora, interpretado por Jeremy Sisto, me pareció un tanto anodino y robótico aunque, sinceramente, el papel no requería más y al lado de la grandiosa interpretación de la Bettis a ver quién era el que la hacía sombra.

Parece mentira que se consiguiese realizar esta magnífica película con apenas 50.000$. Pero, como siempre digo, el secreto de una buena película no está en grandes sumas de dinero empleadas en efectos especiales o decorados espectaculares, la verdadera esencia del buen cine reside en las grandes ideas, en la pasión, ilusión y el entusiasmo con la que se realizan. Así que animemos a los guionistas a que expriman sus cerebros y nos traigan ideas refrescantes e innovadoras que ya estamos más que aburridos del bombardeo constante de remakes y reboots.
En definitiva, si todavía no habéis tenido la oportunidad de conocer a May, no deberíais dejar pasar más tiempo y visionar esta película que estoy segura que no dejará indiferente a nadie. Además, conoceréis a una mujer que, aunque en un primer momento puede pareceros muy frágil y tímida, cuenta con los mecanismos necesarios para castigar por sí misma a aquéllos que no han querido permanecer a su lado. Así que: ¿estáis seguros de que no queréis ser amigos de May?