viernes, 5 de febrero de 2016

INSENSIBLES (2012)



¿Quién no ha escuchado alguna vez la afirmación: “Para ser una película española, no está mal”? Os suena, ¿verdad? Es algo que se oye con más frecuencia de la que se debería cuando se habla de cine español y yo no termino de entender por qué.  La frase implica que a la hora de criticar nuestro cine el baremo que usamos para medirlo es más bajo que el que empleamos con el resto. Y esto es porque, ¿no está a la altura? ¿no cuenta con los mismos presupuestos o con las mismas innovaciones en efectos especiales? Es como si un niño hiciese unas galletas que le salen regular y dijéramos: “Para estar hechas por un niño, no están mal.” Hay que intentar ser objetivos y cuando una película no es buena, no hay que “perdonarla” porque sea española, ya que con esto contribuimos a infravalorar el cine español, cuando aquí se hacen muy buenas producciones independientemente de que los presupuestos no sean astronómicos o que no estemos a la última en FX. Dicho esto, valoremos Insensibles (2012) como lo que es: un thriller de terror con tintes históricos y fantásticos que, seamos sinceros, tiene algunos fallos.

David, un reputado neurocirujano, sufre un fatídico accidente tras el cual le detectan un cáncer linfático que requiere un trasplante de médula. Esto le llevará a buscar un donante apto y a indagar en el pasado de su familia que, en cierta manera, está relacionado con un hospital infantil que desde la Guerra Civil hasta la década de los 60 albergaba a niños con una extraña dolencia: eran incapaces de sentir el dolor físico.

Opera prima y, hasta el momento, única película del director español Juan Carlos Medina, nacido en Miami pero afincado en Francia y cuya multiculturalidad se dejará notar en esta película. Para el guion contó con la colaboración de Luiso Berdejo, conocido por su participación en el guion de REC (2007) y [REC]3: Génesis (2012). Según contaba Medina en las entrevistas concedidas tras su estreno, la tarea de conseguir que esta película saliese a la luz, fue ardua y complicada. Tras repetidas negativas por parte de productoras españolas y francesas, decidió probar suerte en un concurso de guiones en el país galo y consiguió ganar. Gracias a esto consiguió los apoyos que necesitaba para realizar Insensibles. Entre los productores que se animaron a participar en esta producción estaba TV3 que exigió que la película se rodase en catalán, requerimiento con el que nuestro director estuvo de acuerdo ya que se integraba completamente con la historia que se desarrollaba en la zona de Cataluña y Canfranç.

La película aborda el tema de dolor, tanto físico como emocional y qué maneras tiene el ser humano de enfrentarse a él. Los niños de este hospital infantil eran incapaces de sentir el dolor físico y por lo tanto las emociones asociadas a él. Pero los verdaderos insensibles de la película son los que decidieron encerrarlos como si fuesen delincuentes y permitir las atrocidades que con ellos se cometieron. Insensibles toca el tema de la memoria histórica, encuadrando el devenir de estos niños en un periodo muy duro de la historia de España: La guerra civil, la posguerra y la dictadura. Se me encogía el corazón en muchas ocasiones pensando en todas las atrocidades que se ocultan tras las guerras y de las que, muchas veces, las principales víctimas son niños inocentes que no entienden ni de bandos ni del alcance de la maldad humana.

La factura técnica en esta película es impecable.  Se nota el cuidado que han empleado en la fotografía, en unos Efectos Especiales muy buenos, más habituales en trabajos más experimentados que éste. Escenas como la del accidente de coche o la de las niñas en llamas son espectaculares. La elección de esa especie de castillo medieval para ambientar el hospital infantil me pareció una idea muy acertada, porque le infiere un carácter de castillo maldito que provoca terror por sí solo.

Investigando sobre la película he averiguado que la dolencia que padecen los niños es real y que se denomina “Sindrome de Nishida”. Esta enfermedad consiste en una insensibilidad congénita al dolor, unida a una incapacidad para sudar o llorar y una tendencia a la agresividad y automutilación de los pacientes que básicamente son niños. Una vez leída esta información se entiende mucho mejor la película, porque yo al principio no comprendía qué relación había entre la insensibilidad de los niños y ese afán por automutilarse o ser agresivos con los demás.

Las actuaciones son muy solventes y el reparto no podría haber estado mejor elegido. La elección de Tomás Lemarkis, actor franco-islandés, para el papel de Berkano fue un tanto curiosa ya que lo que el director buscaba era un actor que no tuviese unos rasgos definidos de ningún país o etnia. La caracterización de Lemarkis es impactante y nos provoca al mismo tiempo una sensación de miedo y compasión porque somos conscientes de que su maldad ha sido aprendida, no se le ha dado la oportunidad de convertirse en otra cosa que no sea un monstruo.  Aunque, mirándolo bien, el físico de Lemarkis acojona igual sin necesidad de utilizar maquillaje, jejeje. Las actuaciones de los niños que muestran a Berkano en su niñez o adolescencia y, en definitiva, las de todos los niños de esta película son verdaderamente notables. Últimamente estoy empezando a confiar en que el cine de terror puede crear papeles destinados a niños que no sean odiosos o insoportables como suele ser lo habitual. Todavía hay esperanza…

También hay que destacar la interpretación de nuestro protagonista en la época actual, David, a manos del español Àlex Brendemühl. Al principio, se muestra como una persona bastante distante y fría, muy centrado en su carrera profesional, pero a medida que va descubriendo el terrible pasado que oculta su familia se va convirtiendo en un ser mucho más sensible, con los sentimientos a flor de piel. No podemos olvidar la actuación de Juan Diego que como siempre nos brinda una actuación magistral.
Entonces, si todo esta tan bien, ¿qué es lo que falla? Bajo mi punto de vista es el guion, hay cosas que no tienen ningún sentido, entre ellas el desenlace. Por ejemplo y, sin haceros muchos spoilers, no entiendo el por qué de la desaparición de los padres de David y el final me pareció  demasiado onírico y fantástico y, personalmente, pienso que podrían habérselo ahorrado porque no termina de encajar del todo con el tono que tiene el resto de la historia. Tuve la sensación de que durante toda la película generan en el espectador unas expectativas muy grandes que al final no saben cómo satisfacer. El resultado es muy flojo y ligeramente decepcionante.
Para finalizar os diría que mis sentimientos hacia esta película están divididos. Por un lado me gustó la historia y logré conectar con los personajes y angustiarme con su sufrimiento, pero a la vez  creo que el final no está a la altura del resto de la película. Sé que estamos frente a una producción con claros tintes fantásticos pero lo que sucede en el desenlace me pareció ya pasarse mucho. Creo que, independientemente de esto, la cinta merece una oportunidad porque está muy, pero que muy, bien hecha. Así que, a partir de ahora juzguemos al cine español igual que al resto porque nuestra industria es capaz de hacer buenas películas, malas películas o, como Insensibles, películas que no son  ni una cosa ni otra.