En mi investigación sobre películas de terror
relacionadas con Halloween, Satan’s
Little Helper (2004) aparecía en todas las listas y la mayoría la
catalogaban como una extraña joya del cine de terror. Yo no sé si diría tanto
porque hay alguna cosa que me saca un poco de quicio, pero estoy de acuerdo en
que es una película original, diferente y bastante entretenida.
Dougie es un niño de 9 años que está obsesionado hasta tal
punto con un videojuego llamado Satan’s
Little Helper, que se ha disfrazado para Halloween como el personaje que allí aparece. Su hermana ha vuelto a casa con un nuevo novio
para disfrutar de la fiesta junto a su familia, pero a Dougie no le ha hecho ninguna gracia este invitado inesperado. El
niño se marcha de la casa enfadado, y paseando por el barrio se encuentra con
un hombre que, vestido de negro y con una careta de demonio, está decorando su
porche para la fiesta de Halloween
con lo que parece ser un cadáver real. Dougie
se ofrece a ser su ayudante porque cree
que ha encontrado al demonio de su videojuego, sin percatarse que está frente a
un asesino real y le pide que acabe con el novio de su hermana.
¿Cómo os habéis quedado los que no habéis visto la
película? Jajaja. El argumento parece una auténtica tontería, ¿verdad? Realmente
lo es, pero su guionista y director, Jeff
Lieberman, ha conseguido darle un giro de 180 grados a la historia, gracias
a su sádico sentido del humor, que al final te resulta hasta interesante. Satan’s Little Helper es una comedia de
terror muy irreverente que sin duda os sorprenderá tanto como a mí.
La película puede considerarse como una sátira
bastante exagerada del abuso que los niños hacen de los videojuegos y de cómo
hay una tendencia, cada vez mayor, a que éstos sean cada vez más reales,
provocando que los más pequeños no diferencien bien la realidad de la ficción.
Os he dicho que es exagerada porque no es creíble que el protagonista, Dougie, sea tan sumamente ingenuo como para
creerse que los asesinatos y las fechorías que perpetra el asesino no son reales.
Como recordaréis, al principio os comentaba que algo en la película que me
sacaba de quicio, era este niño. Me resultó insoportable de lo tonto que es,
pero menos mal que el demonio/asesino que lo acompaña, casi en cada momento,
tiene tanto carisma sin apenas pronunciar una palabra, que acabó con mis deseos
de aniquilar a la criatura, jajaja. He leído por algún lado que realmente este
papel se escribió para un niño más pequeño, de unos 4 o 5 años, pero que a los
productores les daba miedo la posibilidad de traumatizar a un actor tan joven.
A mí esto me parece muy bien pero, ¿por qué no modificaron el papel para
adecuarlo a la edad del nuevo personaje? Un poltergeist inexplicable.
La película es soberbia en sus dos primeros tercios
con ese humor políticamente incorrecto que destila. Una de las mejores escenas
de la película es aquella en la que Dougie
y el “demonio” van a un supermercado a comprar golosinas y se lo pasan pipa
atropellando con un carrito a la gente que está en el parking. Mientras tanto,
el niño va gritando los puntos que van obteniendo por los atropellos: un hombre
ciego, una embarazada,… Digamos que es un placer culpable porque es una escena
que te hace gracia, pero al mismo tiempo eres consciente de que lo que estás
viendo es una auténtica barbaridad.
En mis indagaciones sobre Jeff Lieberman, he averiguado que es un director considerado de
culto, gracias principalmente a sus películas de terror y thrillers: Squirm (1976), Blue Sunshine (1978) y Just
before Down (1981), pero yo sinceramente no le conocía, ni he visto sus
películas. Investigando un poco sobre él y esta producción, me he enterado de
cómo le surgió la idea para el guion y he alucinado con las ocurrencias que
tienen los norteamericanos. Resulta que Lieberman
celebró su 50 cumpleaños con una fiesta de disfraces y, en un momento dado, un
hombre disfrazado de gorila entró por la puerta de su casa y se puso a bailar
con él. El director supuso que era un amigo suyo por la corpulencia y los ademanes
del primate, hasta que vio a ese amigo en el salón con otro disfraz. En ese
momento, la diversión se trasformó en miedo, ya que no tenía ni idea de quién
era el gorila con el que estaba bailando. Al final, resultó que un amigo suyo que no había podido ir al
cumpleaños y le había enviado al gorila
como regalo. Ahora viene lo más fuerte: resulta que en EEUU existe algo que se
llama GorillaGram (Gorilla+Telegram) y
que consiste en que una persona disfrazada de gorila se encarga de llevar
felicitaciones o regalos a cumpleaños o eventos en nombre de la persona que lo
ha contratado. Me quedo sin palabras.
Volvamos con Satan’s Little Helper porque hay determinadas cosas que no me
terminaron de encajar. Por ejemplo, cuando Dougie
le dice a su madre que quiere casarse con su hermana y que odia a todos los
novios que ha tenido y ésta ni se inmuta, o los saqueadores que aparecen en
determinado momento y no sabes muy bien qué sentido tienen. Después, creo que
la película se desinfla en su tramo final cuando, POR FIN, Dougie se da cuenta de que el “demonio” es un psicópata y que sus
asesinatos son reales, porque la historia se vuelve más convencional y el humor
negro desaparece. Además, la resolución final es un poco WTF.
Pero
bueno, obviando estos temas y lo insoportable que resulta Dougie, os recomiendo esta película porque creo que no os deberíais
perder su humor irreverente y al “demonio”, que es muy, pero que muy, bueno. Además,
la idea de que una fiesta de disfraces, en este caso Halloween, es el mejor sitio para que se escondan o pasen desapercibidos
asesinos y psicópatas porque casi todo el mundo lleva máscara o es
irreconocible, me parece un planteamiento muy interesante que yo desarrollaría
hacia una vertiente mucho más sangrienta y menos cómica.