Los
que me sigáis por mi cuenta de twitter, sabréis que el pasado fin de semana, me
monté una maratón de cine de terror porque llevaba tiempo sin poder disfrutar
de una de estas sesiones intensivas. Visioné un total de 6 películas, pero el
resultado fue un tanto desigual, principalmente debido a publicidad engañosa y
al enardecimiento de películas bastante normalitas. A pesar de que no
fue la gran maratón que esperaba, me ha gustado mucho la experiencia y estoy
deseando repetirla porque en estas fechas de sequía de Festivales, los horror
lovers tenemos que buscarnos la vida o ¿no?
Comencé
la sesión con The Eclipse (2009), una película de la que había leído que era
algo así como el nuevo rumbo hacia el que viraba el cine de terror. ¡Menudo
engaño!, resultó ser un dramón con un par de pinceladas fantasmagóricas, que no
encaja para nada con mis gustos, ni con la temática del blog, así que me la
salto.
Pasamos directamente a Deadgirl (2008), una de
las cintas más controvertidas, incómodas y que, como mujer, me han hecho
depreciar al género masculino con mayor avidez que en cualquier Rape &
Vengeance tradicional. Lo que no dejo de pensar es que seguramente existan personas capaces de hacer lo que refleja la película, porque por mucho que
nos neguemos a aceptarlo, la realidad siempre supera a la ficción y la crueldad
humana no conoce límites. No es que haya perdido la fe o la esperanza en la
bondad de la sociedad, pero la maldad humana no deja de crecer y si no echarle
un vistazo a The Girl Next door (2007). Esta película me dejó totalmente desolada, no porque lo que contase fuese muy duro, que los es, sino porque está basado en hechos reales.
Centrándonos
ya en la trama de Deadgirl, la película nos presenta a Rickie y a J.T., un par
de adolescentes que deciden saltarse el instituto para pasar el rato explorando,
bebiendo y destrozando lo poco que queda de un psiquiátrico abandonado. En una
de las estancias del subsótano, encuentran el cuerpo desnudo y atado de una
chica, aparentemente muerta. La diferencia de opiniones en cuanto a qué hacer
con el cuerpo de la joven, dividirá a los dos amigos y determinará el futuro de
sus vidas y de quienes les rodean.
Marcel Sarmiento y Gady Hardel debutaron en la
dirección con sendas comedias, pero para su segundo trabajo, decidieron sacar
adelante el guion de Trent Haaga, conocido actor de las películas de la Troma y
orientar su carrera hacia el cine de género. Haaga nos ofrece una historia
sórdida e incómoda en la que se entremezclan elementos del cine independiente,
de las películas de adolescentes y como no, del genero zombi, porque queridos
horror lovers, ¿qué iba a hacer un cadáver atado a una mesa, si no es porque
entrañaba algún peligro? Pues eso es, nuestro hermoso cadáver no es nada más y
nada menos que una zombi, sedienta de sangre y destrucción.
Aunque la trama se construye en torno a la
no-muerta, los protagonistas son los vivos. Rickie quiere informar a las
autoridades del asunto, pero T.J, nombre que os taladrará el cerebro de tantas
veces como lo repiten, verá la gran oportunidad de utilizar el cadáver cómo una
esclava sexual. No tiene ningún problema en practicar la necrofilia o como
quiera que se denomine la practica de sexo con un zombi, ya que para él no es
más que un objeto con el que poner en práctica sus más oscuros deseos. A Ricky esto le supone un dilema moral porque se ve arrastrado por la determinación de
su amigo, el macho dominante de la relación y, aunque él no participa en los tocamientos y violaciones
a la zombi, sí que los consiente y no se esfuerza demasiado por acabar con ellos. Pero
por si esto no fuese ya suficiente locura, la cosa se les acaba yendo totalmente
de las manos cuando la existencia del cadáver se extiende entre algunos de
sus compañeros de instituto y la zombi consigue liberarse.
Los
dos protagonistas proceden de familias desestructuradas y no pertenecen al círculo
de los populares del instituto, por lo que para ellos este hallazgo, sobre todo
para T.J. supone la exclusividad que tanto ansiaban. Aunque a este personaje, interpretado
por Noah Segan, no tardamos en ponerle la etiqueta de malo de la película, el
personaje de Ricky, al que da vida Shiloh Fernandez, al que muchos recordareis
por el magnífico remake de Evil Dead (2013), es el más desconcertante y el que sufre
una mayor evolución durante la cinta y no precisamente para bien. Mientras que
T.J. representa la misoginia y el desprecio absoluto por la dignidad y el sufrimiento
de la zombi, Ricky no está de acuerdo con someter a la chica, pero se debate
entre hacer algo por liberarla u olvidarse del tema y dedicarse a conseguir a
la mujer que realmente ama. Aunque en diferente grado, los dos son seres totalmente despreciables. Hay que destacar el papel de Jenny Spain, la bella zombi que con sus expresiones, muecas y arrebatos devoradores, consigue acojonar bastante. Sin duda su maquillaje e interpretación son de lo mejor de la cinta.
A
pesar de tratar una temática un tanto dura, DeadGirl ha cosechado buenas críticas,
pero en lo que la mayoría estamos de acuerdo es en que el desenlace no consigue
estar a la altura de las circunstancias. La intención del guion era sorprendernos
con un giro radical de los acontecimientos, pero éste se ve venir a legua y a nadie le pilla por sorpresa.
Independientemente
de este final de manual que eligieron, la película me resultó interesante y de
esas que dejan poso. Aborda un tema incómodo y nos muestra a un grupo de adolescentes
desprovistos de toda humanidad y para los que las mujeres son simples objetos sexuales.
Una propuesta diferente y arriesgada que creo que bien merece
un visionado.