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jueves, 5 de mayo de 2016

BLOODY BIRTHDAY (1981)




Tendría que haberos puesto esta crítica el martes que para eso era el día de mi cumpleaños, pero con el puente que hemos podido disfrutar aquí en Madrid, me he relajado y se me ha echado el tiempo encima. No penséis que esto de que tu cumpleaños este cerca de un puente mola, porque cuando era pequeña lo recuerdo más bien como un fastidio. ¿Vosotros sabéis lo que es que a tu fiesta de cumpleaños vayan cuatro gatos porque la mayoría de tus amigos están de puente con sus padres? Pues eso me pasó a mí con 8 o 9 años y fue frustrante pero no me dio por asesinar a diestro y siniestro como a los protagonistas de la película de hoy, jejeje. 
En un pequeño pueblo norteamericano dos niños y una niña nacen el día de un eclipse solar completo. Todo marcha bien hasta que en su décimo cumpleaños se apodera de ellos una sed sangrienta y se ponen a matar a todo el que se cruza en su camino.

Este pequeño slasher ochentero fue escrito y dirigido por Ed Hunt conocido por las películas de explotation setenteras que realizó en Canadá y entre las que destaca Invasión de las estrellas (1977), una mezcla entre Star Wars (1977) y Encuentros en la Tercera Fase (1977) con un apático Christopher Lee a la cabeza. Hizo alguna que otra película hasta que en 1988 se apartó de la escena pública para cuidar de su madre enferma. Hunt volvió a ponerse tras una cámara 26 años después con Halloween Hell (2014), una sátira sobre las películas de muñecos malditos en la que Eric Roberts da vida a un pirado que se cree el Conde Drácula (para lo que ha quedado este pobre hombre).

Bloody Birthday es el típico slasher ochentero de bajo presupuesto que surgió al rebufo de los grandes éxitos de la época. No cuenta con unos asesinatos demasiado elaborados por lo que nos penséis que estáis frente algo parecido a The Burning (1981), pero no me quejo mucho porque el número de muertes es bastante elevado, jejeje. Además, cuenta con otra característica típica del cine de los 80, desnudos gratuitos que no vienen a cuento, pero que harán las delicias del público masculino, jejeje.

En el cine de terror encontramos razonamientos o motivaciones para el asesinato bastante peculiares, pero ninguna como la de Bloody Birthday: Los niños se convierten en asesinos sin escrúpulos porque durante su nacimiento se produce un eclipse en el que el sol y la luna bloquean Saturno que es quien controla las emociones y, por lo tanto, los chicos carecen de ellas. Así de anchos se quedaron con esta explicación cósmica porque en ningún momento indican a qué se debe que su maldad se active cuando están a punto de cumplir 10 años. Además, tenéis que imaginároslos como seres autómatas para los que matar es  una necesidad fisiológica y les da igual que sean familiares o amigos porque la motivación no es un factor a tener en cuenta (raro, raro)

Lo mejor que tiene la cinta son las actuaciones de dos de los niños mortíferos, Curtis (Billy Jacoby) y Debbie (Elisabeth Hoy). La verdad es que, a pesar de la absurdez de la premisa, consiguieron ponerme la piel de gallina, sobretodo la niña con esos cambios de actitud constantes de ángel a demonio. De hecho, llegue a pensar que si yo fuese la verdadera madre de esa niña, me daría un poco de mal rollo estar con ella a solas después de haberla visto en la película, jajaja. El tercer niño está para hacer bulto porque no recuerdo que diga ninguna palabra en toda la cinta. Las armas que usan, objetos a alcance de unos niños, son bastante graciosas: flechas, combas, bates, un arma que los adultos han dejado al alcance de los chavales,…
Entre los adultos destaca la hermana mayor de Debbie, Berverly interpretada por Julie Brown, antigua estrella de la MTV a la que podemos ver en su máximo esplendor. Como heroína virginal tenemos a nuestra astróloga amateur, Joyce (Lori Lethin), gracias a la cual conocemos la explicación de la locura de los niños.

Una de las cosas que no entendí (que hubo varias, jeje) y que me desconcertó ligeramente es que si una película se titula Bloody Birthday esperas que haya una autentica masacre el día de la fiesta de cumpleaños de este trio de pequeños asesinos pero, aparte de unos cuantos dolores de tripa, no hay nada más digno de mención durante la celebración. Bastante decepcionante la verdad.
Para resumir os diría que Bloody Birthday es una slasher ochentero de nivel medio, que no destaca por nada salvo por la actuación de los niños mortíferos. Creo que puede ser del agrado de todo aquel al que le guste este subgénero porque en ese sentido es bastante coherente, los chavales parecen y actúan como niños, no pasan cosas raras, ni hay posesiones de por medio. No pasa nada si os la perdéis pero para mí tiene algo, ese tufillo ochentero y naif que tanto nos gusta y que pide que le deis una oportunidad. Además, cumple a rajatabla una de las principales reglas de los slashers: si enseñas las tetas, mueres, jajaja.