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lunes, 23 de abril de 2018

A QUIET PLACE (2018)


El pasado fin de semana aterrizó en las carteleras españolas uno de los títulos mas esperados por todos los horror lovers, entre los que me incluyo. Después de la infinidad de buenas críticas que nos llegaban de los países en los que ya se había estrenado (hemos sido de los últimos), ya muchos se aventuraron a elegirla como uno de los mejores estrenos de terror y ciencia ficción del 2018 y eso que sólo estamos en el 4º mes del año. 

La película nos sitúa en un futuro cercano, 2020 y en un entorno apocalíptico en el que unos extraños seres han acabado con la mayor parte de la población mundial. Nuestros protagonistas son una familia que vive aislada en un entono rural, donde viven con todas las precauciones necesarias para no hacer ningún ruido, ya que estos monstruos, aunque ciegos, tienen un oído finísimo que detecta cualquier ruido no ambiental. Han aprendido a sobrevivir con la amenaza constantemente rondando sobre sus cabezas, pero uno nunca puede preverlo todo, ni controlar a tres niños pequeños con ganas de divertirse.

A Quiet Place es el tercer largometraje como director para el actor y realizador John Krasinski. Sus anteriores trabajos que nada tenían que ver con el terror o la ciencia ficción, si no con la comedia o el drama, fueron Brief Encounters with Hideous Men (2009), The Hollar (2016) y tres capítulos de la serie The Office (2005-2013), en la que también formaba parte del elenco. En esta ocasión, Krasinski coescribe, dirige y protagoniza junto a su esposa, Emily Blunt, una película de terror sencilla, pero efectiva, en la que el silencio es parte esencial de la trama.

"Si no te oyen, no te pueden atrapar". Ésta es la frase que acompaña al título en el póster español de la película, ya que en el original en inglés, el mensaje es justo el contrario: "Si pueden oírte, pueden cazarte". En cualquier caso, tenemos a una familia que ha aprendido a vivir en el silencio: se comunican por lenguaje de signos, la hija mayor, Regan, es sorda (al igual que su intérprete, Millicent Simmonds, que también lo es en la vida real), lo que le da mayor credibilidad a que todos conozcan este lenguaje. Por otro lado, siempre caminan descalzos y las rutas que transitan están cubiertos de ceniza para amortiguar el sonido de sus pisadas y Evelyn, en avanzado estado de gestación, tiene preparado un sistema para mitigar el llanto de su futuro bebé. Por su parte, la amenaza a la que se enfrenta esta familia, tiene un origen desconocido y éste es, sin duda, uno de los mayores aciertos de A Quiet Place. La película nos situa directamente en este contexto y, salvo uno pocos recortes de periódico, no tenemos ni idea de dónde han salido estos depredadores de oído fino. 



Como es de suponer, la tensión en esta película es prácticamente insostenible y una de sus bazas fuertes al estar perfectamente equilibrada durante todo el metraje. Aunque todo, absolutamente todo, en A Quiet Place nos provoca este desasosiego casi insoportable, había dos aspectos que particularmente me helaban la sangre. Por un lado, como ya os he comentado antes, Regan es sorda y esto provoca que sea incapaz de oir los ruidos que se producen a su alredor, aunque sea un monstruo soplandole la nuca. Pero no penséis que Regan es un personaje débil, porque es de los más valientes y decididos. Otro de los focos de tension es Evilyn que en avanzado estado de gestacion, ¿cómo pensáis que va a poder dar a a luz sin emitir un sólo ruido o impedir que su bebe recién nacido llore? La interpretación de Emily Blunt es absolutamente soberbia, transmitiendo su desesperación y miedo, sin apenas recurrir al dialógo, sólo a través de sus expresiones corporales y su mirada. Las actuaciones de estas dos mujeres, las únicas de la película, son excelentes y si Blunt no termina nominada al Oscar, sólo será por lo injustamente que es tratado habitualmente el género fantástico en los premios de la Academia Norteamericana. 

Y, qué decir del silencio, en una película en cuya primera parte no existe el diálogo y después se juega con el sonido para crear no sólo momentos de tensión, si no de complicidad entre los personajes. Una familia en la que todos sus miembros están perfectamente contruídos y en los que vemos su progresión y el cambio de sus relaciones durante la película. Basicamente, estamos ante un drama familiar, en el que todos sufren a su manera y lo único que quieren es sobrevivir y protegerse los unos a los otros. Una de las frase que dice Evelyn es fundamental para entender esta idea: "¿Quiénes somos nosotros si no podemos protegerlos?". 

La fotografía de la película es preciosa, al localizarse en un entorno boscoso, con cataratas y lagos increíbles que nos hacen darnos cuenta de lo maravillosa que es la vida y lo mucho que merece la pena luchar por sobrevir. Este entorno bucólico y apacible está en clara contraposición con las criaturas que les acechan. El diseño de los monstruos es increíble y esto no es una película de bajo presupuesto en la que la bestia aparece escasamente hacia el final de la cinta, si no que aquí los vais a ver claramente y os seguro que no os defraudarán.

Es posible que A Quiet Place no vaya a revolucionar el género, como en su momento hicieron It Follows (2014), The Witch (2015) o Get Out (2017) en la que se usaba el terror como metáfora para expresar y denunciar temas muchos más serios. Sin embargo, no hay que quitarle mérito a una película con un argumento extrictamente de terror y ciencia ficción, que cuenta la cosas de otra manera, aterrándonos con el silencio o mejor dicho, cuando este se rompe y te deja con el corazón en un puño y ahogando ese grito en tu garganta. Hacía tiempo que no veía a una sala de cine tan petrificada mirando una pantalla y sin un solo ruido, ya que un simple murmullo o el mascar de unas palomitas, no sólo molestaba a los demás, sino que te molestaba a ti mismo. No dudéis en ir a ver A Quiet Place porque tras haberla disfrutado a lo grande, yo también soy de las que piensa que tendrá un puesto de honor en mi lista con lo mejor del año.