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lunes, 6 de julio de 2020

VIAJE A LA MUERTE: TREN



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Como cada Julio, llega el especial de verano del blog que a pesar de no haber estado muy activa estos meses, es una de mis citas ineludibles. En anteriores ocasiones, hemos visto lo poco recomendable que es viajar en el cine de terror, a causa de los diferentes animales mortíferos que nos pueden atacar o de los peligros que acechan en los diferentes países. Esta vez, vamos a poner el foco en los medios de transporte que utilizamos para viajar y que también pueden albergar mil y un peligros que no hemos previsto. Así que como siempre, este blog tiene la obligación de informar a sus queridos horror lovers de los terrores que les acechan ahí afuera y disuadirlos de programar su siguiente viaje. ¿Teníais entendido que el transporte ferroviario era el más seguro? Pues seguir leyendo este especial que vais a tardar bien poco en cambiar de opinión, jejeje.



CREEP (2004) 


La protagonista de nuestra primera película no se iba de viaje, si no de fiesta a un garito de Londres y para llegar allí, tenía que utilizar el metro. Pero es fácil que muchos de nosotros tengamos que utilizar el metro para llegar al aeropuerto o a la estación de trenes de largo recorrido, así que no estaría de más, extremar las precauciones.


La película nos pone en la piel de Kate, una joven algo alocada que quiere llegar a una fiesta a toda costa para conocer a una estrella de cine y decide coger el último metro de la noche. Esperando en el andén, se queda dormida y cuando despierta, la estación está totalmente desierta y cerrada a cal y canto. Pero si Kate pensaba que esto era un problema, no tardará en darse cuenta que tendrá que luchar por su supervivencia porque algo con oscuras intenciones, habita en las profundidades de los túneles. 

Creep es la ópera prima del director británico, Christopher Smith, que años más tarde nos regalaría esa joya que es Triangle (2009) o cintas tan interesantes como Severance (2006) o Black Death (2010). Aunque en los últimos años, Smith se ha dedicado más al mundo de la televisión, tiene una película sobre casas encantadas en la Inglaterra de principios del s. XX, en postproducción. 

La película, protagonizada por Franka Potente, tiene una historia muy sencilla y nada original, pero si por algo destaca Creep es por su ambientación claustrofóbica del metro de Londres, concretamente de la estación de Charing Cross, una de las más céntricas de la ciudad. La acción se centra en los intentos de Kate por intentar salir de la estación y su interacción con algunos de los personajes que se encuentra porque, como era de suponer, no estaba sola allí abajo. Durante la mayor parte de la película, la protagonista es bastante antipática, sólo interesada por llegar a esa fiesta que se está perdiendo e intentando que los demás la ayuden ofreciéndoles dinero. Para cuando Kate se vuelve más empática y se preocupa por el destino de alguno de los personajes, ya es tarde para que el espectador congenie con ella. 

Toda la parte en la que ella intenta escapar de su encierro y posteriormente del "monstruo" que la persigue, dónde se mueve por ese entramado de túneles y pasadizos tan oscuros y claustrofóbicos funciona bastante bien. Sin embargo, cuando la película muestra a este ser salvaje y deforme, se convierte en el típico slasher en el que la víctimas van cayendo una a una. Se deja entrever que el origen de este ser está relacionado con un oscuro episodio de la historia de Londres, oculto en esos túneles durante muchos años.


CONSEJO VACACIONAL: No os quedéis dormidos en la estación y mucho menos, a última hora de la noche.

VALORACIÓNCreep me parece una cinta correcta, sin más, pero lo que más me gustó fue su epílogo. Es como si quisiera contarnos que Kate ha tenido que pasar todo este calvario para convertirse en una persona más humilde y ponerse en el lugar de los que al principio, miraba con desdén. 




PÁNICO EN EL TRANSIBERIANO (1972)



Los protagonistas de esta coproducción británico-española viajaban tranquilamente en el Transiberiano que une China con Europa, cuando fueron atacados por una criatura prehistórica. Ya os decía yo que el transporte ferroviario no era nada seguro, desde tiempos de Strangers on a Train (1951).

En este viaje, a principios del s. XX, el profesor Alexander Saxton viaja con un antropoide congelado que ha descubierto en las montañas de Manchuria y que quiere llevar a Inglaterra porque considera que es el eslabón perdido de la evolución humana. Sin embargo, la criatura que de muerta no tiene nada, tiene otro planes muy diferentes e irá sembrando el terror entre el pasaje.

Pánico en el Transiberiano es una de las películas más importante del fantástico español, no sólo por su gran factura que recuerda a las producciones de la Hammer, si no también por una grandes actuaciones, unos efectos especiales más que solventes y una historia muy original. Dirigida por el español Eugenio Martín, la película cuenta con un reparto de lujo encabezado, nada más y nada menos que por Christopher Lee y Peter Cushing. Lee interpreta al profesor Saxton, obsesionado con su gran hallazgo y muy seguro de que sus teorías y visión de los hechos son las únicas válidas. Por otro lado, Cushing da vida al Dr. Wells, otro reputado científico británico que viaja en el tren, pero mucho menos rígido que Saxton y con algunos puntos, muy divertidos. La química que desprenden los dos actores británicos que en tantas ocasiones trabajaron juntos, eclipsa totalmente al resto de actores de este reparto tan coral. Entre ellos cabe destacar la aparición de Silvia Tortosa como la Condesa Petrovsky y a Jorge Rigaud, como su marido el Conde Petrosky, dos de los pasajeros más distinguidos del tren. También destaca Alberto de Mendoza como un cura fanático que da bastante mal rollo y el icónico Telly Savalas como un cosaco muy violento.

Aunque la naturaleza del mal al que se enfrentan estos pasajeros porque ya os adelanto que nada era lo que parecía, se revela durante el primer tercio de la película, la tensión y la acción están muy bien medidas y el ritmo no decae en ningún momento. El pasaje empieza a sufrir los ataques de este ser que con tan sólo mirarlos fijamente, absorbe sus conocimientos e inteligencia, mientras que las víctimas mueren con los ojos blancos y chorreando sangre. La claustrofobia de un espacio cerrado, tan estrecho como un tren, atiborrado de gente asustada que no sabe muy bien a lo qué se enfrenta, rodeados de un paisaje helado y con científicos fanáticos recuerda bastante a The Thing (1951).

A pesar del terror de la situación de estar atrapados en un tren en el que los muertos se van acumulando, hay pequeños destellos de humor y episodios muy fantasiosos que provocan más de una carcajada. Me refiero principalmente a esa escena en la que analizando bajo el microscopio el globo ocular de una de las víctimas, pueden verse imágenes de dinosaurios entre otras cosas. Tendréis que ver la película para entender de lo qué os estoy hablando, pero no me digáis que no tenían artilugios potentes en esa época, jejeje.

CONSEJO VACACIONAL: No viajar en cualquier medio de transporte que trasladen restos biológicos, humanoides congelados, antiguos sarcófagos egipcios o criminales porque la cosa siempre acaba saliéndose de madre.

VALORACIÓN: Lo que más me gustó de Pánico en el Transiberiano es lo bien que consigue aunar varios subgéneros: Extraterrestres, posesiones, investigación criminal y, por supuesto, terror. Una película que me gustó mucho y que no os eche para atrás la fecha de producción porque hay verdaderas joyas en los 70 y ésta es una de ellas.



DEATH LINE (1972)



En tercer lugar tenemos la película en la que muy probablemente se basó el guionista de Creep (2004), a la hora de escribir su guión y en la que volvemos al metro londinense, un lugar que visto lo visto, no es nada recomendable.

En esta ocasión, las extrañas desapariciones ocurridas en la estación de Russel Square, llevan al peculiar inspector Calhoun a investigar lo sucedido y descubrir una verdad desoladora. Durante las excavaciones de los túneles del metro en el s. XIX, hubo un derrumbe y varios de los trabajadores quedaron atrapados. Durante años, sobrevivieron practicando el canibalismo y reproduciéndose entre ellos, pero en la actualidad, los pocos descendientes que quedan de aquel clan, han salido a la superficie y buscan alimento.

Death Line fue la ópera prima de Gary Sherman, director conocido por Dead and Buried (1981) o Poltergeist III (1988), lo que me recuerda que todavía tengo pendiente de finalizar esta trilogía. La película tuvo problemas con la censura y es que tras su aparición en el Reino Unido en 1972, bajo el nombre de Death Line, obtuvo una calificación X y fue censurada. Al año siguiente, se le cambió el nombre a Raw Meat para su distribución en EEUU, dónde se editó hasta alcanzar una calificación R que le permitiera poder estrenarse en la salas. La campaña de publicidad de la película en EEUU la promocionó como una cinta de zombis, lo que indica que los responsables, no se dignaron ni siquiera a verla.

Death Line es una de esas joyitas británicas que merece la pena descubrir. Por un lado, tenemos la divertida interpretación de Donald Pleasance como un inspector con un sentido del humor muy británico, bastante alejado de sus papeles habituales más trágicos y oscuros. También contamos con la pequeña, pero brillante participación de Christopher Lee, en un papel escrito expresamente para él, para cumplir con sus deseos de actuar junto a Pleasance. Lee da vida a un agente de MI5 que quiere quitarle uno de los casos de desaparición al inspector Calhoun y no he visto duelo de insultos tan elegante y distinguido como éste. 

Pero sin duda, lo que marca la diferencia con respecto a otras películas de este tipo, es la presentación del caníbal que está cometiendo estos crímenes. En una sola toma, el director nos hace un travelling por los túneles en los que habita y le muestra cómo un hombre triste, rechazado por la sociedad, totalmente solo que vive rodeado por los restos de cadáveres medio mordisqueados y en diferente estado de descomposición que ha ido acumulando. Ésta es una de las escenas más impactantes y por la que seguro recibió la calificación X. Este personaje no tiene nada de depredador monstruoso como los caníbales de The Hills Have Eyes (1977) o de las posterior, Stag Night (2008), si no que le vemos como otra víctima más, a la que la sociedad ha dado de lado y al que no se le ha dado ninguna oportunidad. A diferencia de Creep (2004), donde la naturaleza del monstruo está relacionada con experimentos científicos fallidos, aquí tiene que ver con una nefasta decisión humana.

CONSEJO VACACIONAL: Tened mucho cuidado en el metro de Londres que hay caníbales, casi, en cualquier estación.

VALORACIÓN: Death Line es una cinta muy interesante, no sólo por el acercamiento más humano que se hace del "monstruo", si no por el papel tan divertido de Donald Pleasance. Creedme que sólo por eso, ya merece la pena y mucho.



STAG NIGHT (2008)




El único motivo por el que Stag Night está incluida en este especial es simplemente por su fecha de producción. La mayor parte de las cintas de trenes mortíferos que no había visto eran de los años 60 y 70 y por darle más variedad a las propuestas, decidí incluir esta cinta que ya os adelanto que es bastante prescindible.

Stag Night nos ofrece una nueva versión de Death Line con salvajes que viven en las profundidades del metro, pero esta vez de Nueva York. Lo único que cambia es que aquí tenemos a un grupo de jóvenes de despedida de soltero que cogen el tren para ir a una nueva zona de la ciudad y cuando uno de ellos molesta a una chica, todos se bajan en una estación abandonada en la que el tren se había detenido en un semáforo. A partir de aquí, nuestro querido grupo de descerebrados intentarán hallar la forma de salir del metro, mientras unos vagabundos con ansias de matar, les perseguirán incansables por los túneles.

Esta película no aporta mucho más allá de ver  a estos jóvenes corriendo de un lugar a otro, metiéndose en la guarida de los salvajes, al estilo de The Texas Chainsaw Massacre (2003), tomando decisiones estúpidas, como separarse o tener sexo en una estación abandonada en la que si no mueres a mano de uno de estos salvajes, seguro que te infectas de cualquier cosa. Ninguno de los personajes es especialmente simpático, ni sufrimos por su destino. Tampoco se explica el origen de los salvajes que parece que se dedican a matar a todo aquel con el que se encuentran en su territorio, por el mero placer de la sangre.

Stag Night se asemeja más a películas del corte de The Texas Chainsaw Massacre o The Hills Have Eyes en la que tenemos un grupo de víctimas potenciales, enfrentándose a un grupo de salvajes, pero en esta ocasión, en los túneles del metro. De las pocas cosas que destacaría de la película es que tiene varias escenas en las que se muestra lo cerca que está alguno de los personajes de la salvación porque la superficie está al alcance de su mano, ya sea por las rejillas de la calle o por las escaleras mecánicas ascendentes pero, sin embargo, es imposible de alcanzar. 

Como dato curioso, decir que en el reparto encontramos a Scott Adkins, el experto en artes marciales y películas de acción que aquí no muestra ninguna de sus habilidades especiales que tanta falta le hubiesen hecho a estos jóvenes.

CONSEJO VACACIONAL: Nunca, bajo ningún concepto, os bajéis del metro o el tren en una parada no autorizada. Puede que no haya salvajes por las inmediaciones, pero visto lo visto no lo daría por sentado, pero lo que es seguro es que muy probablemente no sea fácil salir de allí. 

VALORACIÓN: Os invito a que huyáis de esta película, no porque su visionado sea horrible, si no porque no aporta nada nuevo. Cualquiera de las otras propuestas y de las recomendaciones adicionales que incluyo al final de este especial, merece mucho más la pena.



QUATERMASS AND THE PIT (1967)



He dejado para último lugar la película en la que sucede la cosa más extraña dentro de un túnel de metro como es el descubrimiento, como consecuencia de unas obras, de una nave alienígena que llevaba allí cientos de años. ¿Cómo se os ha quedado el cuerpo?

Quatermass and the Pit es la tercera de las películas que nos cuentan las aventuras de este peculiar Doctor que saltó a la fama en el Reino Unido, con la emisión en la BBC, de la serie The Quatermass Experiment en 1953. Tras este éxito, la Hammer no dudó en hacerse con los derechos para llevar al Doctor a la gran pantalla y en 1955, The Quatermass Experiment se convirtió en uno de los grandes éxitos de la productora, antes de que descubrieran su filón con los monstruos clásicos. Tanto la serie, como la película tienen el mismo título porque el largometraje no es más que una versión cinematográfica de la serie original, pero con cambio de director, guionista y actores. Esto mismo sucede con esta tercera versión, Quatermass and the Pit que también está basada en una miniserie previa de 1958.

El creador del personaje y guionista de las series es Nigel Kneale que también lo es en esta The Quatermass and the Pit. La dirección corrió a cargo de Roy Ward Baker, conocido en los círculos del terror por su trayectoria en los años 60 y 70 en la Hammer y la Amicus con títulos como: Scars of Dracula (1970), The Vampire Lovers (1972), Asylum (1972) o Vault of Horror (1973).

Pero centrémonos en la película porque no tiene desperdicio: Debido a las obras en el metro, encuentran un extraño artefacto que los obtusos militares confunden con una bomba de la Segunda Guerra Mundial, mientras que nuestro inigualable Dr. Quatermass y su fantástica ayudante Barbara, no tardan en averiguar que es una nave espacial. Nadie parece creer a los científicos, a pesar de que les muestran evidencias de sucesos extraños que han ocurrido por la zona, desde el comienzo de los tiempos. Como era de esperar, la cosa se vuelve muy fea, hasta el punto de tener revueltas de ciudadanos poseídos con ansias mortíferas, proyecciones de los recuerdos de los alienígenas en las mentes humanas, cabezas que explotan,...

Además, la historia de los extraterrestres-langosta es de lo más interesante y parece sacada de un capítulo de X- Files (1993-2008). No sólo conoceremos de dónde proceden estos seres y cómo llegaron a Tierra, si no cuál ha sido su papel en la evolución humana, que ya os adelanto, que fue determinante. Si bien es cierto que estos alienígenas y los fxs que los acompañan se ven anticuados y de cartón piedra, guardan ese encanto de épocas pasadas.

CONSEJO VACACIONAL: Definitivamente, el metro londinense es tan peligroso como el Outback Australiano, así que evitarlo a toda costa.

VALORACIÓN: The Quatermass and the Pit es una película muy interesante y en la que la tensión y la intriga están muy bien estructuradas: descubrimiento y discusiones con los militares, investigación científica y locura máxima. Además, introduce una serie de conceptos bastante originales para la época como que el Gobierno intente encubrir el descubrimiento, los poderes telequinéticos de los alienígenas o su influencia en la historia de la humanidad. Que no os aleje su antigüedad, de disfrutar de una de las grandes películas de la ciencia ficción británica que sin duda ha influenciado a cintas posteriores como la grandiosa Lifeforce (1985), Prince of Darkness (1987) o Ghost of Mars (2001), según apuntaba el propio Carpenter.



A continuación, os dejo más películas con trenes que ya había visto anteriormente, la mayor parte de las cuáles ya están reseñadas en el blog y entre las que se encuentran las joyas de la corona de este subgénero, por llamarlo de alguna manera.

Otras Recomendaciones Ferroviarias:  MIDNIGHT MEAT TRAIN (2008), TERROR TRAIN (1980), TRAIN TO BUSAN (2016), HOWL (2015), END OF THE LINE (2007).