martes, 29 de mayo de 2018

STEPHANIE (2017)


Escucho diariamente podcasts, mientras me arreglo para ir a trabajar, conduzco o paseo al perro. Para mi es una forma muy amena de estar al día o descubrir antiguas joyas del cine o de la televisión, de la mano de auténticos profesionales que controlan muchísimo sobre estos temas y de los que aprendo infinidad de cosas. Uno de estos podcasts que sigo fielmente cada semana es Sin Audiencia. Me encanta la variedad de temas que abarcan, desde películas de estreno, cine clásico u olvidado, hasta libros, videojuegos o cómics, siempre dentro del terror o la ciencia ficción, por supuesto. Pero lo que más me gusta es la pasión con la que defienden las película que les han entusiasmado, porque te contagian ese sentimiento y te lanzas cuál torpedo a verla. Y, ese fue el caso de Stephanie, de la que no había oído hablar hasta que no la comentaron en uno de sus últimos programas, pero tras ese preciso instante, paso a ser la primera en mi lista de visionado.

Tras una crisis global, una niña pequeña se ha quedado sola en casa, dónde tiene que defenderse de un ente maligno que la ha elegido como objetivo. Poco después, sus padres regresarán y juntos tendrán que luchar para salvar la vida de su hija.

Aunque su director, Akiva Goldsman, sólo tiene otro largometraje en su haber, Winter's Tale (2014) de carácter romántico-fantástico, sí que ha dirigido varios capítulos de Fringe (2009-2010) (de ahí la participación de Anna Torv en esta película) y de Star Trek: Discovery (2017-2018). Goldsman ha centrado la mayor parte de su carrera en la producción y en la escritura de guiones, trabajo por el cuál consiguió un Oscar por A Beautiful Mind (2001). Más orientado al género fantástico y de terror, que es lo que verdaderamente nos interesa, Goldsman ha sido el guionista de Dark Tower (2017) o Rings (2017) y, actualmente, está inmerso en la adaptación del la secuela de The Shinning, Doctor Sleep, el próximo trabajo de Mike Flanagan, tras su éxito con Gerald's Game (2017). Esperemos que ésta vez, el experimentado guionista neoyorquino, vuelva a recuperar su maestría, adaptando de nuevo, una novela de Stephen King

Después del éxito cosechado el año pasado con Split, Happy Death Day o Creep 2,  Bloomhouse, la productora de los amantes del cine de terror por excelencia, inicia su andadura este 2018 con las producciones con las que esperan copar las salas de cine esta primera mitad del año: Insidious: The Last Key, Family Blood, Truth or Dare, Delirium y nuestra Stephanie. Os invito a leer el artículo que la web Spinof le dedica al modelo de negocio de esta productora, porque explica perfectamente cómo en tan sólo 11 años, tras el impresionante bombazo que supuso Paranormal Activity (2007), se ha convertido en el "rey Midas del cine de género".



Centrándonos ya en la cinta que nos ocupa, podríamos decir que la película consta de dos partes. Una primera, en la que vemos como esta niña se desenvuelve con total soltura por la casa, viviendo en su mundo imaginario con su tortuga de peluche y comportándose como lo haría cualquier crío sin la supervisión de un adulto: pintando paredes, comiendo dulces a todas horas, etc. La única diferencia es que aquí hay un monstruo que la está acechando, aunque ella ya ha aprendido a esconderse de él y sobrevivir. La segunda parte empezaría en el momento que los padres vuelven a la casa. Si antes nos preguntábamos por qué habían dejado a esta pobre niña sola, ahora nos empieza a escamar la actitud de los progenitores que parecer saber más de lo que cuentan.  

Stephanie es una de esas películas en las que tienes todo el rato la sensación de que algo va a pasar, pero no sabes por dónde te va a venir. Es cierto que no es tan desconcertante como The Invitation (2015) que es la película que yo siempre pongo como ejemplo de esta sensación, porque aquí sabemos que hay un monstruo. Pero una ya tiene cierta experiencia con este tipo de películas y sabe que cuando no nos muestran a la criatura y sólo le oímos o le intuimos, o bien nos están preparando un susto muy grande o bien se está cociendo algo más en el ambiente. Así que como podéis imaginar uno de los factores más importantes de esta película es el manejo de la tensión que te mantiene en vilo durante la mayor parte del metraje.

Otro de los aspectos a destacar sería la interpretación de la joven protagonista, Shree Crooks, que, literalmente, se come la pantalla, ya que durante la primera parte de la película es el único personaje en escena. A pesar de su corta edad, Crooks ya ha participado en American Horror Story: Hotel (2015-2016) y en varias películas, así que habrá que seguirla muy de cerca. Como ya os adelantaba al principio de la crítica, interpretando a sus padres tenemos a Anna Torv, que a mi me parece demasiado fría para este papel de amorosa madre, algo en lo que su compañero, Frank Grillo, destaca, ya que la complicidad y el cariño que siente por la niña, resulta natural y creíble.

En definitiva, Stephanie ha sido una grata sorpresa que agradezco enormemente a los chicos de Sin Audiencia porque sin su recomendación, nunca me habría llamado la atención esta producción. Puede que su final, aunque sorprendente, a mi me dejase un poco fría porque después de tanta tensión, esperaba algo más impactante o algo que me desencajase la mandíbula. Aunque esto no llega a suceder, Stephanie es una película tensa, con una atmósfera oscura e inquietante y que a pesar de sus fallos, funciona a las mil maravillas.