Después de haberme
tomado unas vacaciones casi veraniegas, vuelvo al blog con las pilas recargadas
y con más ganas que nunca de traeros un montón de películas y especiales. Como ya
os habréis dado cuenta, este es el año en el que me he propuesto acabar con las
sagas que tenía inacabadas e incluso con las series de las que tenía alguna
temporada pendiente. ¿A qué se debe este afán de completísimo? Pues la verdad
es que uno de esos días en los que estaba pensado qué ver, me di cuenta que no
había visto las secuelas de películas que me habían gustado mucho como: Evil
Dead (1981), Sleepaway Camp (1983), Ginger Snaps (2000), Hatchet (2006) … y, de
repente, mi necesidad por saber cómo habían continuado estas historias, se
descontroló.
He terminado alguna de estas sagas y es curioso ver cuál ha
sido el devenir de los guionistas para continuar con una trama que en su
planteamiento inicial gozó de cierto éxito. Raras son las ocasiones, en las que las secuelas aportan
ideas frescas y diferentes, creando todo un universo al rededor de la historia
original (Wolf Creek, Dead Snow) ya que, en la mayoría de los casos, los
responsables no se arriesgan ni lo más mínimo y se limitan a repetir constatemente la fórmula que
les funcionó en la primera ocasión. Esto provoca que haya sagas en las
que lo único que cambia son las víctimas y el escenario, y por eso tenemos la sensación de
estar viendo lo mismo una y otra vez.
Wrong Turn nos presenta
a un joven médico que, tras chocar su coche contra el de un grupo de amigos en
una de las carreteras que atraviesan las montañas del Oeste de Virginia, se
verá obligado a escapar de un grupo de caníbales deformes que los han elegido como
presas de su peculiar cacería.
La película dirigida por
Rob Schmidt sigue la estela de títulos como The Texas Chainsaw Massacre (1974) o
The Hills Have Eyes (1977), principales exponentes del terror rural. Este subgénero, se caracteriza por representar a un grupo de urbanitas que viajan por la América profunda y que, en un momento dado, se topan con maniacos
homicidas deformes, producto de prácticas nucleares del ejército o de una reproducción
endogámica. También hay otra vertiente de películas dentro de este subgénero,
en la que los dementes que pueblan estas zonas rurales son personas sin ningún tipo
de deformidad física, pero con claras inclinaciones psicópatas o nazis. Dentro
de este grupo, la pionera sería Deliverance (1972), pero también destacaría otros
títulos como Calvaire (2004), Wolf Creek (2005), Frontière(s) (2007) o la más
actual, A Lonely Place to Die (2011).
Aunque Wrong Turn no
inventa nada, su mérito se base en crear un producto más que aceptable, desarrollando
una historia entretenida, que en momentos se torna angustiosa, con unas buenas
actuaciones, unos asesinos icónicos y unas muertes de lo más gore, en las que
no se escatima en sadismo y vísceras.
El guion, como suele ser
habitual, sigue a nuestros jóvenes y atractivos protagonistas encabezados por Eliza
Dushku, Jeremy Sisto y Desmond Harrington, a cometer los típicos errores que lo
convertirán en la carnaza que ansían estos depredadores. Primera regla: si un
lugareño te avisa que no te adentres en los bosques, por muy mala pinta que
tenga éste, siempre hay que hacerle caso, es de la zona y sabe lo que se cuece por allí. Regla número dos: las cabañas en los bosques son muy peligrosas,
y más si es la morada de un trio de mutantes: Tres dedos, Dientes de Sierra y El
Tuerto. Así que, si no es para buscar armas, no hay que entretenerse inspeccionando
los trofeos que tienen de sus anteriores víctimas. Y regla número tres: nunca
hay que separarse del grupo, ni darse por vencido porque nuestros amigos estén muertos. Si quieres ver un nuevo amanecer, hay que luchar hasta el último aliento.
Como suele ser habitual en este tipo de películas, la trama se basa
esencialmente es que este grupo de jóvenes, ni especialmente entrenados, ni acostumbrados
a desenvolverse en un bosque, consigan acabar con el trio de mutantes que
llevan asolando la zona durante años. Lo más realista, hubiese sido huir y
denunciar este hecho a las autoridades, pero claro, así no hubiesen obtenido la
consabida dosis de venganza por la muerte de sus amigos que tanto gusta a la
audiencia.
Los mutantes, muy del estilo de salvajismo de los de The Hills Have Eyes, se comportan como críos para
los que la caza de estos jóvenes no es más que un juego. No hace falta conocer
los motivos por los que estos salvajes cazan seres humanos, ya que sólo adentrarnos
en su cabaña y contemplar la colección de relojes, gafas de sol y miembros humanos, hace
que se te ponga la carne de gallina. Me gustó bastante la caracterización de
estos seres, dotándolos de personalidad y con rasgos diferenciadores entre unos
y otros. Las muertes que aparecen en pantalla son espectaculares,
pero si tuviese que destacar una, sería la de la persona que muere a causa de
un hachazo y su cuerpo se parte en dos. ¡Espectacular! Todos estos efectos especiales
tradicionales son obra del Stan Winston Studio.
Wrong Turn cuenta hasta
la fecha con 6 películas, aunque según parece, se podría estar preparando una
séptima entrega para este 2017. Así que tendréis que verlas para comprobar sí
estas continuaciones se deben a qué alguno de los mutantes escapa con vida o es
que tienes más familiares por la zona...
En resumen, Wrong Turn
es el clásico slasher de terror rural con mutante sanguinarios, que no aporta nada nuevo, pero que entretiene y nos sorprende con unas muertes de lo más
sangrientas y espectaculares. Una nueva saga que sumar a mi colección,tan larga que es muy difícil que no acabe degenerando en un producto
repetitivo y aburrido, pero la esperanza es los último que se pierde, ¿no?