viernes, 29 de diciembre de 2017

LAS MEJORES PELICULAS DE TERROR DEL 2017




Ha llegado ese momento crucial para todo cinéfilo, seriéfilo o lector, en el que tiene que poner en el asador todo lo que ha visto o leído durante todo el año y elaborar esas ansiadas listas con lo mejor y lo peor de los últimos 365 días.

Según apuntaba el New York Times en su especial de hace tan sólo unas semanas que os dejo aquí, el 2017 ha sido el año del cine de terror y lo celebraba con una serie de cortos de lo más inquietantes, protagonizados por los actores del año. Estoy totalmente de acuerdo con esta afirmación, a pesar de que me ha costado bastante elaborar esta lista y he considerado que sólo 9 películas merecían estar en mi selección anual. No creo que este 2017 hayamos tenido cientos de buenas películas de género, pero sí que se ha producido un viraje de las grandes producciones, directores y actores hacia el cine de terror. Películas como Get Out, A cure for Wellness, IT Happy Death Day han elevado la calidad de un cine que hasta ahora había estado relegado a un segundo plano y que empieza a dar sus primeros pasos hacia la importancia que tenía en los años 70 y 80. Es posible que este cambio hacia el terror cinematográfico, refleje un periodo político y social marcado por atentados, terroristas y un creciente auge del nazismo y las posturas más radicales y discriminatorias. Tanto en así, que el primer spin off de la saga de X-Men, The New Mutants (2018), se alejará de su tradicional tono de aventuras y acción, para abrazar el terror más perturbador.

Así que esperemos que en el 2018, el cine de terror siga creciendo y las grandes productores se rindan a sus encantos. Por el momento, la cosa no pinta nada mal con la segunda parte de IT, A quiet place Annihilation, todas ellas con grandes actores y presupuestos más que decentes. Pero vamos a dejar de hablar del futuro y centrémonos en lo mejor que hemos tenido este año en el cine de terror. ¡¡¡¡¡ EMPEZAMOS!!!!



9. IT STAINS THE SANDS RED 



Este año los zombis también tiene su puesto en la lista, aunque no en una posición tan elevada como el año pasado con Train to Busan (2016). En esta ocasión, estamos ante un producto más minimalista que las hordas de zombis surcoreanas, pero no por ello deja de ser una propuesta igualmente refrescante y entretenida, en un subgénero que lejos de estar agotado, está demostrando ser una fuente inagotables de ideas. 

Como suele ser habitual, una apocalipsis zombi estalla en los EEUU y los supervivientes pretender huir hacia zonas seguras. Este es el caso de Molly, una stripper de Las Vegas que en su huida a México, sufre un percance con su coche y se queda tirada en medio del desierto con un zombi que la persigue incansablemente. Aunque el no-muerto es del tipo lento y Molly, a un paso normal, puede sacarle cierta ventaja, lo cierto es que éste no necesita descansar, ni comer, ni le afectan las duras temperaturas del desierto, lo que le acaba convirtiendo en un cazador infalible.

Colin Minihan y Stuart Ortiz responsables de esta película y a los que recordaremos por Grave Encounters (2011) y Extreterrestial (2014), nos proporcionan en esta ocasión, un gran equilibrio entre el terror y un humor negro de lo mas efectivo. El drama que se nos va perfilando mediante flasbacks que salpican toda la película y que finalmente estalla en el último acto, es posiblemente lo menos interesante de toda la trama, pero constituye un final perfecto para nuestra inesperada heroína. 

El aspecto más curioso de esta cinta es que durante la mayor parte del metraje sólo tenemos a dos protagonistas: una moribunda muerta de sed por el desierto y un zombi que no pronuncia una sola palabra. En ningún momento caemos en el aburrimiento de seguir a Molly por este calvario que termina transformándola en una persona totalmente nueva porque no nos engañemos, ninguno de los personajes que aparecen en la trama son buenas personas, si acaso, el único sería nuestro amigo el zombi que no ha tenido elección. 

Aunque no es perfecta, It stains de sands red se posiciona como una de las mejores películas de zombis de este 2017. Además, tendréis que verla para averiguar por qué se mancha la arena de rojo, algo que posiblemente no os esperéis, pero que si lo pensáis fríamente es una forma muy innovadora e igualmente efectiva de dar esquinazo a un zombi, ¿no os parece? Jejeje.


8. KILLING GROUND 



Ya os comenté a mediados de año que mi lista con el TOP de 2017, iba a tener un cierto regusto australiano y así ha sido. El cine de género australiano, es como esa bestia dormida que no ha gozado de ningún movimiento de gran repercusión como lo hizo el cine de terror Francés, allá por la década del 2000, ni tampoco suele gozar de una distribución internacional. A pesar de todo esto, todos los años suelen deleitarnos con un puñado de películas superiores a la media y que se caracterizaran por una crudeza y violencia extrema, así como por una total ausencia de tabúes.

Una vez hechas las oportunas presentaciones, Killing Ground se configura como uno de los mejores survivals de año del tipo: asesinos campestres. La película nos presenta a una joven pareja que se va de acampada a un paraje idílico para celebrar el fin de año. Allí encuentran otra tienda de campaña, que parece estar deshabitada, a pesar de que ha sido instalada recientemente. A medida que van pasando las horas y los propietarios no aparecen, empezarán a descubrir una serie de indicios que les conducirán a una terrible pesadilla, pero esta vez, ellos serán los protagonistas. 

Lo interesante de Killing Ground es que está construida en dos planos temporales: uno en el pasado, en el que vemos el terrible destino de la familia propietaria de la tienda y otro en el presente, en el que esta joven pareja se ha metido en la boca del lobo sin saberlo. La violencia y la crudeza de la historia es tan desgarradora que te hace perder la fe en la raza humana, si es que en algún momento puede considerarse seres humanos a este par de ex convictos a los que le da igual cazar a un ciervo que a una familia. 

El ritmo de la película va in crescendo, desde una lenta presentación de personajes que ayuda a que el espectador empatice con ellos, hasta la frenética persecución por el bosque intentando sobrevivir. Será aquí dónde obtengamos algunas de las escenas más perturbadoras de toda la película como la de lata de cerveza o el bebé, así como la evidencia de que algunas personas no han nacido para ser héroes. 

Killing Ground es uno de esos survivals en los que, aunque tienes muy claro lo que va a pasar en todo momento porque sigue el patrón: asesinos-bosque-caza humana, lo interesante es la creciente tensión que se va produciendo en el espectador y la crudeza de una violencia que en todo momento recuerda a la que vivimos en uno de los grandes survivals rurales de todos lo tiempos, Eden Lake (2008).


7. RAW



No me podía olvidar de una de la grandes películas que nos llegó a primeros de año y de la que se dijo, como en su momento de Martyrs (2008), que en sus exhibiciónes en festivales, la gente se desmayaba o salía vomitando de la sala, debido a la crudeza de las imágenes. Seguramente todas estas informaciones serían consecuencia de una brillante campaña de marketing porque la cinta no es tan impactante, pero sí que resulta muy atractivo este despertar de la pubertad desde una vertiente canibalesca.

Esta co-producción franco-belga nos presenta a una estudiante vegetariana que al llegar a la universidad y sufrir una novatada de tintes carnívoros, desarrollará una extraña predilección por la carne, a medida que sus instintos primarios empiezan a aflorar. 

Raw nos habla de la dura adaptación de Justine, una joven criada bajo una estricta educación y unas férreas normas vegetarianas, al mundo de desenfreno y violencia de la universidad, lo que provocará su perdida de la inocencia y el despertar de su rebeldía. Aunque en su momento se la comparó con Ginger Snaps (2000), creo que ambas tienen notables diferencias, a pesar de que las dos relacionan la adolescencia con un elemento propio del cine de terror. En la película canadiense, lo que se vinculaba a la licantropía, eran los cambios físicos y psicológicos característicos de la juventud, mientras que en Raw es el despertar del apetito sexual, lo que está intrínsecamente relacionado con el apetito carnívoro desmedido de la protagonista. 

Tanto la interpretación de Garance Marillier como Justine y de su hermana mayor, Alexia,  a la que da vida Ella Rumpf, son impresionantes. La relación de amor-odio entre ambas traspasa la pantalla y, a pesar de que Alexia ya está en la universidad y debería ayudar a su hermana en estos primeros momentos, focaliza todas las envidias que tiene hacia ella y le hace este camino mucho más complicado. 

A medida que avanza la película, iremos adentrándonos en una vorágine de descontrol, sangre y surrealismo en la que no sabremos diferenciar muy bien si lo que estamos presenciando forma parte de la imaginación de la joven o verdaderamente está ocurriendo tal atrocidad. Las escenas de canibalismo son muy efectivas, sin caer nunca en nada desagradable que provoque el vómito, aunque como siempre digo, todo eso depende del nivel de sugestión del espectador.

Raw no es una película de canivales al uso, al estilo de Cannibal Holocaust (1980) en la que lo que prima es el gore y lo macabro, sino que aquí la importancia reside en el componente psicológico y en el tono enfermizo de la historia. Una propuesta diferente y provocativa que bien merece un par de visionados para descifrar las múltiples lecturas que esconde esta trama. Y recordando el programa de Resonator (1986) y Society (1989) de mis amigos de Aguas Turbias, Raw sería otra perfecta candidata de la nueva carne sin Cronenberg porque ingredientes no le faltan. 


6. HOUNDS OF LOVE




La segunda producción australiana que se cuela en lista, comparte con la anterior la crudeza de una historia perturbadora y unos psicópatas totalmente despiadados que podrían ser perfectamente reales. Sin embargo, esta vez no viviremos el terror al aire libre mediante una caza humana por el bosque, sino que éste tendrá lugar entre las cuatro paredes en las que una pareja de desequilibrados, ha dejado encerrada a su secuestrada.

Ambientada en los años ochenta, este thiller psicológico nos lleva hasta un suburbio de Perth, en el que se han producido unos cuantas desapariciones de adolescentes. Vicki Malone es la última secuestrada por esta pareja de depredadores, que tendrá que hacer uso de toda su astucia para intentar hallar un resquicio que consiga destruir la relación de sus captores.

Aunque estamos ante una cinta de secuestros, violaciones y asesinatos que bien podría pertenecer a un episodio de Criminal Minds (2005 - ), la primera película de Ben Young, no ahonda en lo macabro o en el gore de estos actos, sino que posiciona su interés hacia el aspecto psicológico de todos los personajes: la enfermiza y psicótica relación de esta pareja que secuestra y mata a jóvenes y la terrorífica situación de Vicky que no sabe si alguno de sus intentos por escapar, va a provocar su asesinato. Una situación realmente tensa que asquea y perturba al espectador que, a pesar de estar presenciando una ficción, tiene un regusto a real que la hace casi insoportable.

Hounds of love funciona en gran medida a las excelentes actuaciones de sus tres protagonistas y lo bien construidos que están sus personajes. Stephen Curry y Emma Booth consiguen hacer bastante creíble a esta pareja de perturbados, para los que el secuestro y el asesinato es una especie de terapia conyugal. En el papel de esta joven víctima que tiene que ser más inteligente que sus propios captores, tenemos a Ashleigh Cummings, en un personaje que, a pesar de tirarse la mayor parte del tiempo atada a una cama, como la protagonista de la siguiente película, consigue crear un personaje lo suficientemente rico e interesante como para que nos mantenga en vilo con cada una de sus decisiones.

El éxito de esta película no sólo reside en una producción excelente, una gran fotografía y ese granulo característico de las películas setenteras que tan bien nos transporta a otra época, sino que su verdadera fuerza está en el terror tan real que nos plantea. Un thriller perturbador que va adentrándose poco a poco en nuestra mente y que nos lleva a investigar los terribles sucesos que inspiraron esta historia porque sí, esto es ficción, pero como siempre, la realidad lo supera todo.


5. THE GERALD'S GAME



Una de las mayores sorpresas del año, nos llegó con la menos mediática de las adaptaciones de las novelas de Stephen King, el autor que en este 2017 ha estado más de moda que nunca. Aunque yo todavía no me he leído la novela, me resultó totalmente sorprendente como una historia tan sencilla y que se desarrolla en un espacio tan reducido, con tan pocos personajes, logra mantenerte en vilo durante hora y media de metraje.

Siempre digo que Mike Flanangan nunca decepciona, pero con Gerald's Game estamos ante su mejor trabajo hasta la fecha. La película nos cuenta como una matrimonio intenta darle nuevos bríos a su monótona vida sexual, escapándose a una remota cabaña en medio de la nada, dónde el marido pretende un juego de sometimiento con su mujer. Sin embargo, la cosa se tuerce cuando el hombre sufre un infarto, dejando a su mujer esposada a la cama, en uno de los cautiverios mas peculiares de la historia. 

El desdoblamiento de la psique de la protagonista nos muestra lo terrible y absurda de su situación que puede conducirla hasta la muerte, así como las alucinaciones propias de la falta de alimento y agua. Al mismo tiempo, todo esto se va intercalando con flasbacks de un terrible suceso ocurrido en su infancia y que la han convertido en la mujer sometida que es hoy en día. Su lucha contra estos recuerdos, la harán conocerse mejor como persona y luchar contra los fantasmas que intentan retenerla en la cama.

Sin duda, Gerald's Game es una de las propuestas más interesantes de este año, así como la excelente interpretación de Carla Gugino que nos muestra la evolución de su personaje, desde su total anulación como persona, hasta la lucha por su supervivencia y la superación de un trauma infantil que te pondrá los pelos de punta. 


4. GET OUT




Pocas veces ocurre, pero la expectación que creó en la primera parte del año, la ópera prima del cómico Jordan Peele, estuvo a la altura de las circunstancias. Una crítica social, con claros tintes de terror, sobre las tensiones raciales todavía tan persistentes en los EEUU.


Todo empieza cuando Chris, un joven fotógrafo afroamericano, visita a la familia de su novia blanca en su adinerada casa de campo. Chris está agobiado porque su novia no ha considerado conveniente comentarle a sus padres que es negro, pero una vez allí, todos parecen muy complacientes y excesivamente atentos con él. A medida que van pasando las horas, nuestro protagonista se irá dando cuenta de pequeños detalles y personas que parecen no comportarse con normalidad y quizás, para cuando se de cuenta de lo que verdaderamente está pasando en esa bonita casa de campo, sea demasiado tarde para él.  

Para mi esta película es una mezcla entre Guess who's coming to dinner (1967) y Rosemary's Baby (1968). En el caso de la primera, por la pareja interracial que se enfrenta a las suspicacias de la familia de la chica y en el caso de la cinta de Polansky, por esa sensación malrrollera del protagonista de que algo perverso esté ocurriendo delante de sus narices y el resto no parece darse cuenta.

Uno de los puntos fuerte de Get Out es que consigue hacer inquietante y perturbadora una situación tan normal como la de una visita a los suegros, aunque haya personas para las que esto puede ser toda una pesadilla, jejeje. Las apariencias engañan, pero nunca lo habían hecho de tal forma y si pensamos que el problema racial ya ha sido erradicado es que somos unos ingenuos. El verdadero peligro no está en los que muestran sus ideas racistas en público, si no en esa multitud que ha reprimido esos sentimientos en lo más profundo de su corazón y un día pueden revelarse y estallar del modo más perverso. Y, como dije tras ver la que para mi ha sido la mejor serie del año, Housemaid's Tale (2017), por muy difícil que nos parezca, si nuestra sociedad pretende seguir el camino de odio y discriminación de los últimos tiempos, los hechos que se relatan en estas dos producciones están más cerca de lo que imaginamos, por muy crudo que nos parezca. 

Get Out es uno de esos thriller psicológicos en los que el espectador asume el papel del protagonista y, como él, permanece inquieto durante la primera mitad de la película, sin saber lo que está pasando exactamente y sin imaginar hacia dónde le conducirá esta pesadilla. Una cinta perfectamente apta para aquellas personas que no sean amantes del terror, pero no tanto para aquellos que no puedan pasar 103 minutos de angustia, nerviosismo y tensión. 



3.  IT



Aquí tenemos la gran superproducción que todos temíamos, esa nueva versión de la obra de culto de Stephen King y que para sorpresa de muchos se convirtió en un producto incluso superior a la famosa miniserie de los 90.

La historia del grupo de niños que se enfrentan a una fuerza malévola en forma de payaso en el infecto pueblo de Derry, ha sufrido varios cambios en la adaptación del argentino, Andrés Muschietti, que le han sentado bastante bien. En esta ocasión, las dos historias paralelas que suceden en el libro, la de la juventud del grupo de niños y la de su madurez, se han separado y en esta primera parte de la película, sólo se ha desarrollado el primer enfrentamiento de los chavales con el payaso. Además, entiendo que debido al auge de la estética ochentera en el cine y la televisión de los últimos años, se decidió cambiar a esta época la trama de los niños que originalmente se desarrollaba en los años cincuenta.

La versión de Muschietti es mucho más aterradora y esa impactante escena inicial de Georgie y su barquito de papel, ya nos señala el terror sobrenatural que va a imperar en la película: siniestros caserones, zombis leprosos, cuadros que cobran vida y como no, un perturbador payaso, esta vez interpretado por Bill Skarsgard que más que inquietar, produce autentico pavor. Pero tampoco hay que olvidar el terror y las oscuridad que se ha apoderado de la ciudad de Derry y que en esta película se plasma muy bien en la actitud de esos adultos que miran hacia otro lado, cuando son testigos de una agresión.

Independientemente de los efectos especiales que en esta película consiguen reproducir autenticas maravillas pesadillescas, la verdadera magia de IT reside en su casting y en la gran química que existe entre todos los niños. Ya se hacen cábalas para averiguar quién dará vida a estos chavales en su versión adulta y si podrán estar a la altura de unas interpretaciones que han dejado el listón muy alto.


2. THE VOID



Por el momento, mis conocimientos sobre la obra de H. P. Lovecraft y el terror cósmico son bastante limitados, aunque con mi reciente descubrimiento del podcast de Noviembre Nocturno, esto va a cambiar radicalmente en el 2018. Con esto quiero decir que, aunque esta película parece basarse en algunos aspectos de esa mitología, es igualmente disfrutable por todos aquellos que no la conocemos. 

En The Void, un policía lleva a un hospital falto de personal, a un herido que se ha encontrado en medio de la carreta. Hasta aquí todo bastante sencillo, ¿verdad? Pues en este semi-abandonado hospital, nuestros protagonistas tendrán que hacer frente a unos cuantos problemas: Un inquietante grupo de personas que parecen pertenecer a alguna secta y que les impiden salir del edificio, el agresivo y extraño comportamiento de alguno de los pacientes, una peculiar pareja de supervivientes que consiguen entrar en el hospital, armados hasta los dientes y.... monstruos de otra dimensión.

Esa tensión y desasosiego que produce el enfrentarse a una película con tantos frentes abiertos que no sabes por cuál se va a decantar el guionista y que te tiene en vilo todo el rato, es exactamente lo que me produjo de The Void. Una experiencia increíble para cualquier horror lover, que podrá experimentar como aquí se aúnan varios aspectos de las películas de Carpenter: las suspicacias y desconfianza de los personajes de The Thing (1982), así como sus monstruos amorfos y el aislamiento en un lugar medio abandonado que se acaba convirtiendo en el epicentro del mal y la violencia como el de Assault on Precinct 13 (1976). Aunque las referencias principales de la película se encuentran en la obra de Carpenter, lo cierto es que hay otras tantas: Fulci, Cronenberg, Stuart Gordon que configuran un enorme pastiche de influencias ochenteras que funcionan a la perfección.  

A pesar de ser una película financiada a través de crowfunding y contar con unos medios limitados, posee uno de los efectos especiales y de maquillaje artesanales más impactantes de lo últimos años. Una gozada poder disfrutar de un producto que parece estar sacado directamente del los años 80 y no una producción actual que intenta imitarlos. No me extraña que tras su fulgurante carrera por los festivales de medio mundo el año pasado, terminase ganándose el corazón de los espectadores y este 2017 consiguiese la distribución, aunque limitada, para ser proyectada en las salas de cine.

El único aspecto que no me funcionó del todo en The Void fue la parte de dimensiones ocultas y elementos cuasi-extraterrestres de la última parte, pero posiblemente estén relacionados con mi desconocimiento de la obra de Lovecraft y esto no enturbió para nada la satisfacción y disfrute que experimenté con esta cinta.



1. VERONICA



¿Quien me iba a decir a mi cuando comenzó el año que la película de terror que más me iba a entusiasmar fuera española? Ese cine de género patrio que en contadas ocasiones nos deleita con grandes producciones del fantástico o del terror y no por falta de ideas o buenos guiones, sino por la desconfianza de las productoras españolas que todavía no parecen haberse dado cuenta que el futuro del mercado cinematográfico está en el terror.

Verónica es una película de terror sobrenatural, con posesiones y presencias demoníacas que no intenta copiar las características de otros productos similares que han tenido gran éxito los últimos años, como la saga The Conjuring. En esta ocasión, Paco Plaza, creador de la saga REC junto a Jaume Balageró, toma como referencia el único caso oficialmente registrado por la policía de actividad paranormal y que tuvo lugar en Vallecas en el año 1992. 

La película nos pone en la piel de Verónica, una joven de 15 años que está al cuidado de sus tres hermanos pequeños y que el día de un eclipse lunar, accede a jugar a la ouija con sus amigas porque siente que se esta separando de ellas por su fuerte carga de obligaciones. Como no podía ser de otra manera, las chicas acaban invocando a un ser maligno que pondrá en peligro a toda su familia y es que, de lo que no te despides, se queda contigo...

La película refleja a la perfección lo dura que es la vida de Verónica, una joven que está totalmente desbordada por su función como madre, ya que la suya, una rescatada Ana Torrent, está la mayor parte del tiempo ausente por su trabajo. Los miedos propios de la infancia, las locuras que hacemos por seguir perteneciendo al grupo de amigos y la ouija que tan de moda estaba por aquella época, convierten a Verónica en un producto castizo, pero con una personalidad arrolladora, de la que no tardarán en surgir copias.

La ambientación de la película en un barrio obrero de los 90 esta cuidada hasta el más mínimo detalle y la escena inicial en la que suena Maldito Duende de los Héroes del Silencio consiguió ponerme la piel de gallina. Los efectos especiales, aunque pocos, están utilizados con tal delicadeza y precisión que se integran perfectamente en una película que va de menos a más en intensidad y tensión.

Me resulta increíble hasta mí, el haber elegido como gran película de año una cinta de claros tintes paranormales porque como sabéis no es algo en lo que yo crea y, por lo tanto, me cuesta mucho más entrar en este tipo de temáticas. Pero en el caso de Verónica, me metí tanto en una historia que parece tan creíble, no se si porque los episodios sobrenaturales se van produciendo de manera paulatina, casi sin darte cuenta o porque los personajes que experimentan esta pesadilla y todo lo que se mueve a su alrededor, están ambientados en una época en la que yo viví mi juventud y por eso me es mucho más familiar y reconocible, que unos demónologos luchando contra portegeist.

Así que en resumidas cuentas, si Veronica consiguió acojonarme y mantenerme pegadita a la butaca, estoy segura que será muy disfrutable para todos vosotros y que mejor oportunidad que ahora, que la tenemos en Netflix para poder disfrutarla en bucle. 


Menciones especiales: 1902, THE BABYSITTER, HAPPY DEATH DAY, MOM AND DAD, THE CURE FOR WELLNESS, SPLIT, THE BELKO EXPERIMENT, TRAGEDY GIRLS, REVENGE.

Truños: TONIGHT SHE COMES, OPEN WATER 3: CAGE DIVE, WISH UPON, WORRY DOLLS, LAKE BODOM, IT COMES AT NIGHT, LEATHERFACE, LES AFFAMÉS.


Y, hasta aquí ha llegado el resumen de este año y sólo me queda desear que el 2018 nos traiga un año lleno de buenas películas de terror y nuevos iniciativas y proyectos que consiguen difundir este gran género a todo el mundo, porque si no exploramos nuestros miedos, ¿cómo vamos a ser capaces de superarlos?

¡¡¡¡Feliz años Horror Lovers!!!!