lunes, 30 de abril de 2018
TRUÑOS VARIOS: THE EVIL IN US (2016) Y THE HILLS HAVE EYES 2 (2007)
Después de un par de años sin traeros críticas de truños cinéfilos, vuelvo a la carga con ello porque creo que es igual de importante descubriros películas que merecen mucho la pena, como advertiros de aquellas de las que debéis huir muy fuerte. La mayor parte de las veces, estas películas se quedaban fuera del blog porque no me apetecía alargar mi tormento escribiendo sobre ellas. Sin embargo, teniendo en cuenta que con este formato os hablo de un par de títulos y de forma breve, creo que podré superarlo y cumplir con esta gran labor social para mis queridos horror lovers, jejeje.
THE EVIL IN US (2016)
Mi incursión en Dark, el canal 100% de terror del que disfruto desde hace unas pocas semanas, no está siendo de lo más acertado. Mi primera elección fue la australiana Visitors (2003) y ni me voy a molestar en reseñarla porque no sólo no me gustó, si no que de terror anda un tanto justita. Así que voy a focalizar todos mis esfuerzos en hablaros sobre The Evil in Us (2016), mi nefasta segunda opción. No penséis ahora que he perdido totalmente mi criterio a la hora de elegir películas, sino que Dark tiene una programación semanal y éstas son las que han coincido con mis limitados horarios. Desde luego, la suerte no está conmigo en estos momentos, así que no me aventuraré en ningún juego de azar durante una temporada, jejeje.
Después de unos créditos de presentación muy sugerentes, en los que aparece una mujer contoneándose en una bañera llena de sangre, Evil in us arranca con una escena bastante impactante en la que la policía descubre los cuerpos mutilados y roídos de varias chicas, entre las que hay una única superviviente terriblemente herida. Mientras tanto, un grupo de amigos se dirige a una isla para celebrar el 4 de Julio, en una cabaña aislada de la civilización y montarse la típica fiesta de alcohol, drogas y sexo. El problema surge cuando la droga empieza a provocarles alucinaciones y paranoias, hasta convertirlos en caníbales asesinos de ojos inyectado en sangre, con el único deseo de matar y devorar. Como tercera línea argumental, tenemos los experimentos con drogas que se están realizando en un laboratorio.
Para empezar, una de las cosas que más me molestó de esta película fue su fuerte mensaje aleccionador en contra de las drogas: los que consumen, se convierten en seres rabiosos que despedazan a todo con lo que se cruza y la heroína angelical que se ha mantenido pura, no sufre trastorno alguno. No es que esté a favor de las drogas, ni muchísimo menos, pero desprendía ese tufillo ochentero de enseñanza para "lerdos", en la que todo se explicaba de manera exagerada, hasta caer en el absurdo. Me recordó mucho al vídeo que nos compartió hace unas semanas Horror Losers, de los Dibujos animados al rescate (1990). Pero, aunque la imagen de la droga convirtiendo a los adolescentes en caníbales rabiosos, parece otra idea absurda de la enésima película de infectados, lo cierto es que The Evil in us se inspira ligeramente en el ataque caníbal que tuvo lugar en Miami en 2012, como consecuencia de la supuesta ingesta de una nueva droga.
Volviendo a la película, os diré que las actuaciones me resultaron bastante malas y nada creíbles, a excepción de la protagonista y poco más. La caracterización de los caníbales se limita a unos ojos rojos y expresiones agresivas como de perros rabiosos o algo parecido porque daba la sensación que los actores no tenían muy claro qué hacer salvo gruñir y abalanzarse unos sobre otros. La verdad es que hubiese sido de gran ayuda algún elemento como contorsiones o maquillajes más currados para suplir la falta de credibilidad que le otorgaban los actores a sus personajes. Y eso, por no hablar de las sobre actuaciones de todos los actores que intervienen en la trama del laboratorio, que de verdad, eso no había por dónde cogerlo.
El cuanto al ritmo, tenemos la típica primera parte de presentación de personajes que aquí se hace excesivamente larga, ya que toda la acción se concentra en la segunda mitad, con movimientos frenéticos de cámara y caníbales saltando de un lado a otro de la pantalla. Recuerdo grandes dosis de sangre, pero ningún asesinato memorable, a excepción de un carbonizado que debió concentrar todos los esfuerzos de maquillaje.
Las buenas intenciones de los guionistas por crear una película de infectados con tintes socio-políticos, se queda en un batiburrillo de ideas que no conducen a ningún sitio y termina convirtiendo la experiencia en un tostón importante. Evidentemente, no os recomiendo para nada The Evil in us porque ya habéis visto decenas de películas de infectados en cabañas o espacios reducidos con mejores resultados: Cabin Fever (2002), REC (2007), Splinter (2008), Evil Dead (2013) y será mejor que las revisitéis, antes que intentarlo con ésta.
THE HILLS HAVE EYES 2 (2007)
Cuando no has oído hablar mucho sobre la secuela de una película de culto y cuyo remake es considerado uno de los mejores en lo que a cine de terror se refiere, la cosa no pinta muy bien, jejeje. Pero en ese momento, no le presté la suficiente atención a ese pequeño pero importantísimo detalle porque estaba entusiasmada buceando por el catálogo de cine de Terror de Movistar, cuando la encontré y me dije: ¿por qué no he visto yo esta secuela con lo que me gustó el remake de Aja de 2006? Así que me lancé a verla y ...¡¡¡error!!!
En esta ocasión, tenemos un grupo de soldados de la Guardia Nacional que hacen un alto en el camino, para entregar un material en un campamento de científicos en Nuevo México. Una vez allí, se percatan de que el campamento ha sido arrasado y deciden inspeccionar la zona para averiguar qué les ha pasado a los científicos desaparecidos (una premisa inicial muy parecida a la de la semana pasada con Nine Miles Down (2009), ¿verdad?). Lo que no saben, es que ésta es la zona en la que la familia Carter (las víctimas de la primera parte ) fueron atacadas por una clan de mutantes caníbales y ahora ellos son sus nuevas presas.
Aunque la premisa de la película es prometedora y tenían suficiente material para haber creado una secuela digna y en la línea del salvajismo con el que nos deleitó Aja, lo cierto es que tanto el guión escrito por Wes Craven, creador de la película original de 1977, y su hijo Jonathan Craven, como la dirección de Martin Weisz, dejan bastante que desear. También hay que decir que la cinta original de Craven no es que sea una buena, por no decir que a mí me resultó tremendamente aburrida en varios momentos. Por esa misma razón y sobre todo después de ver lo que había conseguido Aja y que aquí con más desacierto que otra cosa, se intenta imitar, estaban en posición de crear un producto que consolidase una futura franquicia. Pero, el resultado no pudo ser más desastroso.
En primer lugar, los que esperasen encontrar una película de acción/terror al más puro estilo de Predator (1987) o Dog Soldiers (2002) se van a dar de bruces contra una pared de hormigón, como hice yo. Aquí lo que tenemos son unos militares que más bien parecen un grupo de boys scouts, asustadizos y torpes, que no tiene ni idea de como enfrentarse a unos enemigo más fuertes, pero a los que superan en número. Los diálogos entre ellos son patéticos, lo que termina provocando que nosotros como espectadores tengamos más ganas de acabar con su vida, que los propios mutantes. Así que, en definitiva, para la único que nos sirven estos militares de pacotilla, es para proporcionarnos un buen numero de víctimas que serán eliminadas una tras otra, de maneras más o menos creativas.
Al igual que en las dos películas anteriores, no se escatima en casquería y gore, pero de una manera menos efectiva. Es decir, no me ha generado en mí ese poso de salvajismo y brutalidad que sí se me quedó con la cinta de 2006. Lo que no hay que desmerecer es la caracterización de los mutantes, que están representados en la misma línea de deformidades y atapuerquismo que sus antecesoras, aunque aquí tienen un ligero componente sobrenatural, al parecer casi invencibles. Hay alguna escena impactante como la inicial o la de la violación, más explicita que en la de Aja, pero por lo demás, no es nada más que una sucesión de amputaciones y muertes insustanciales.
Aunque el bueno de Craven quería incorporar en esta secuela un componente claustrofóbico, introduciendo a los protagonistas y mutantes en la intricada red de túneles de las montañas, al más puro estilo de The Descent (2005), lo cierto es que ni se acerca. The Hills Have Eyes 2 es una película aburrida e irrelevante que no merece la pena visionar, ni aunque sea por puro completismo. En serio, borrar de vuestra memoria su existencia y os aseguro que no perderéis inútilmente una hora y media de vuestra vida.
lunes, 23 de abril de 2018
A QUIET PLACE (2018)
El pasado fin de semana aterrizó en las carteleras españolas uno de los títulos mas esperados por todos los horror lovers, entre los que me incluyo. Después de la infinidad de buenas críticas que nos llegaban de los países en los que ya se había estrenado (hemos sido de los últimos), ya muchos se aventuraron a elegirla como uno de los mejores estrenos de terror y ciencia ficción del 2018 y eso que sólo estamos en el 4º mes del año.
La película nos sitúa en un futuro cercano, 2020 y en un entorno apocalíptico en el que unos extraños seres han acabado con la mayor parte de la población mundial. Nuestros protagonistas son una familia que vive aislada en un entono rural, donde viven con todas las precauciones necesarias para no hacer ningún ruido, ya que estos monstruos, aunque ciegos, tienen un oído finísimo que detecta cualquier ruido no ambiental. Han aprendido a sobrevivir con la amenaza constantemente rondando sobre sus cabezas, pero uno nunca puede preverlo todo, ni controlar a tres niños pequeños con ganas de divertirse.
A Quiet Place es el tercer largometraje como director para el actor y realizador John Krasinski. Sus anteriores trabajos que nada tenían que ver con el terror o la ciencia ficción, si no con la comedia o el drama, fueron Brief Encounters with Hideous Men (2009), The Hollar (2016) y tres capítulos de la serie The Office (2005-2013), en la que también formaba parte del elenco. En esta ocasión, Krasinski coescribe, dirige y protagoniza junto a su esposa, Emily Blunt, una película de terror sencilla, pero efectiva, en la que el silencio es parte esencial de la trama.
"Si no te oyen, no te pueden atrapar". Ésta es la frase que acompaña al título en el póster español de la película, ya que en el original en inglés, el mensaje es justo el contrario: "Si pueden oírte, pueden cazarte". En cualquier caso, tenemos a una familia que ha aprendido a vivir en el silencio: se comunican por lenguaje de signos, la hija mayor, Regan, es sorda (al igual que su intérprete, Millicent Simmonds, que también lo es en la vida real), lo que le da mayor credibilidad a que todos conozcan este lenguaje. Por otro lado, siempre caminan descalzos y las rutas que transitan están cubiertos de ceniza para amortiguar el sonido de sus pisadas y Evelyn, en avanzado estado de gestación, tiene preparado un sistema para mitigar el llanto de su futuro bebé. Por su parte, la amenaza a la que se enfrenta esta familia, tiene un origen desconocido y éste es, sin duda, uno de los mayores aciertos de A Quiet Place. La película nos situa directamente en este contexto y, salvo uno pocos recortes de periódico, no tenemos ni idea de dónde han salido estos depredadores de oído fino.
Como es de suponer, la tensión en esta película es prácticamente insostenible y una de sus bazas fuertes al estar perfectamente equilibrada durante todo el metraje. Aunque todo, absolutamente todo, en A Quiet Place nos provoca este desasosiego casi insoportable, había dos aspectos que particularmente me helaban la sangre. Por un lado, como ya os he comentado antes, Regan es sorda y esto provoca que sea incapaz de oir los ruidos que se producen a su alredor, aunque sea un monstruo soplandole la nuca. Pero no penséis que Regan es un personaje débil, porque es de los más valientes y decididos. Otro de los focos de tension es Evilyn que en avanzado estado de gestacion, ¿cómo pensáis que va a poder dar a a luz sin emitir un sólo ruido o impedir que su bebe recién nacido llore? La interpretación de Emily Blunt es absolutamente soberbia, transmitiendo su desesperación y miedo, sin apenas recurrir al dialógo, sólo a través de sus expresiones corporales y su mirada. Las actuaciones de estas dos mujeres, las únicas de la película, son excelentes y si Blunt no termina nominada al Oscar, sólo será por lo injustamente que es tratado habitualmente el género fantástico en los premios de la Academia Norteamericana.
Y, qué decir del silencio, en una película en cuya primera parte no existe el diálogo y después se juega con el sonido para crear no sólo momentos de tensión, si no de complicidad entre los personajes. Una familia en la que todos sus miembros están perfectamente contruídos y en los que vemos su progresión y el cambio de sus relaciones durante la película. Basicamente, estamos ante un drama familiar, en el que todos sufren a su manera y lo único que quieren es sobrevivir y protegerse los unos a los otros. Una de las frase que dice Evelyn es fundamental para entender esta idea: "¿Quiénes somos nosotros si no podemos protegerlos?".
La fotografía de la película es preciosa, al localizarse en un entorno boscoso, con cataratas y lagos increíbles que nos hacen darnos cuenta de lo maravillosa que es la vida y lo mucho que merece la pena luchar por sobrevir. Este entorno bucólico y apacible está en clara contraposición con las criaturas que les acechan. El diseño de los monstruos es increíble y esto no es una película de bajo presupuesto en la que la bestia aparece escasamente hacia el final de la cinta, si no que aquí los vais a ver claramente y os seguro que no os defraudarán.
Es posible que A Quiet Place no vaya a revolucionar el género, como en su momento hicieron It Follows (2014), The Witch (2015) o Get Out (2017) en la que se usaba el terror como metáfora para expresar y denunciar temas muchos más serios. Sin embargo, no hay que quitarle mérito a una película con un argumento extrictamente de terror y ciencia ficción, que cuenta la cosas de otra manera, aterrándonos con el silencio o mejor dicho, cuando este se rompe y te deja con el corazón en un puño y ahogando ese grito en tu garganta. Hacía tiempo que no veía a una sala de cine tan petrificada mirando una pantalla y sin un solo ruido, ya que un simple murmullo o el mascar de unas palomitas, no sólo molestaba a los demás, sino que te molestaba a ti mismo. No dudéis en ir a ver A Quiet Place porque tras haberla disfrutado a lo grande, yo también soy de las que piensa que tendrá un puesto de honor en mi lista con lo mejor del año.
jueves, 19 de abril de 2018
THE COTTAGE (2008)
Hoy le toca el turno a una de esas comedías de terror que me llevaban persiguiendo años, de la que sólo había leído cosas buenas, pero que esquivaba una y otra vez en beneficio de un terror más serio y crudo. Lo cierto es que suelo disfrutar bastante con las comedias de terror, pero tengo que tener el humor apropiado para verlas, algo parecido a lo que le pasa al resto de mundo con un drama lacrimógeno o una película gore. En mi caso, suelo estar más predispuesta a ver productos del estilo de Hostel (2005) o Wolf Creek (2005), pero de vez en cuando, me apetece una buena comedia de terror como la que tenemos entre manos.
David y Peter son dos delincuentes de poca monta que secuestran a la hija de un gánster local para conseguir el dinero que necesitan para cumplir sus sueños: Peter quiere comprarle a su hermano la mitad de la casa que han heredado de su madre y éste quiere comprarse un barco con el que dejar su vida atrás. El problema es que la víctima no es la típica joven indefensa y tras una serie de desafortunados incidentes, terminarán con sus huesos en la granja de un familiar de Leatherface que transformará el secuestro, en una lucha sin cuartel por su supervivencia.
El segundo largometraje de Paul Andrew Williams se mueve entra una comedia negra británica y un slasher de serie B con altas dosis de sangre y vísceras. Una película que comienza con un humor muy británico en la que los tres secuestradores aficionados, (a los hermanos se les une un tercero que lo único que aporta en más inutilidad a la ecuación) la pifian de todas las maneras posibles con su insoportable secuestrada. Pero, a medida que la historia avanza, ésta se irá convirtiendo en un slasher rural del tipo de Texas Chainsaw Massacre (1974) o The Hills Have Eyes (1977) pero con un tono de parodia más similar a Hatchet (2006), con la que su deformado asesino tiene cierto parecido.
Como os he comentado, la película podría dividirse en dos partes en cuanto a su argumento. La primera tendría lugar en la cabaña que da título a la película y sería una especie de comedia entre gánsters en la que estos tres incompetentes secuestradores se pasan el rato discutiendo y culpándose unos con otros acerca de sus fallos y cagadas durante el secuestro, mientras la situación se les va de las manos. La gran fuerza cómica de The Cottage reside en gran medida en sus dos actores protagonistas: Andy Serkis, interpreta a David, el hermano mayor con esperiencia en trapicheos, que tiene todo planeado, pero cuando todo se desbarata es muy gracioso ver como se desquicia y se enfrenta a su ineptos compañeros. Por otro lado, Reese Shearsmitht da vida a Peter, el desquiciante hermano pequeño, con fobia a las polillas que sólo esta en este lio para conseguir el dinero que le proporcione una casa en propiedad. Dos personajes totalmente antagónicos que nos proporcionan lo momentos más divertidos de la cinta. El personaje que interpreta la única representante femenina de todo el elenco, Jennifer Ellison, no me podía resultar más repelente. Una poligonera más bruta y mal hablada que un pandillero del Bronx, a la que sólo quería ver morir y si era pronto, mejor, jejeje.
Tras la huida de la secuestrada, la historia cambia de rumbo cuando ésta se topa con una granja habitada por un monstruo psicópata y nos adentramos en una película de terror propiamente dicho, concretamente en un slasher. Como era previsible, es aquí dónde se concentran la mayor parte de escenas sangrientas y no se escatima en tensión y muertes imaginativas. Los paseos nocturnos por un campo plagado de trampas para osos, los ruidos en el sótano y las persecuenciones por la granja a manos de este fiero y descomunal asesino, son solo algunos de los ingredientes de este frenético tramo final.
A algunas personas puede resultarle un tanto decepcionante que un montruo que aparece en el póster, no haga su aparición hasta bien entrada la segunda parte de la cinta, pero considero que el humor negro de la primer parte y como éste va recudreciéndose hasta estallar en una orgía gore, es bastante disfrutable.
En definitiva, puede que The Cottage no sea tan efectiva como otras comedias de terror británicas: Shaun of the dead (2004) o Severance (2006), pero sin duda, es una película muy divertida y disfrutable. No podéis perderos a Serkis en su papel de delicuente , la desternillante escena del pasa montañas y el asesinato mítico de esta película. Sí amigos, si Hatchet (2006) tenía la muerte de la mandíbula y Tucker and Dale vs Evil (2010) la de la máquina corta madera, aquí hay otra que podría estar a la altura y que arrancaría los aplausos del público si se proyectase en un festival, así que yo que vosotros no la dejaría escapar.
martes, 17 de abril de 2018
NINE MILES DOWN (2009)
No me digáis que la de la foto no se parece a los gatos humanoides de Sleepwalkers (1992). Debe ser su prima lejana, jejeje. Llegué a esta película gracias a uno de esos maravillosos especiales de Blog Horror, en esta ocasión, el de sus 60 mejores peliculas de terror del s.XXI. Ya he visto la mayor parte de los títulos que nos propone Mono, su responsable, pero todavía me queda alguna en el tintero. He disfrutado la mayor parte de las películas de esta lista y he descubierto varias joyas, pero lamento deciros que en esta ocasión, no comparto el entusiasmo de mi querido Mono.
Jack, un experto en seguridad de zonas de guerra, es enviado para inspeccionar un campamento científico en medio del desierto del Sáhara, después de haber perdido toda comunicación con ellos. Tras una terrible tormenta de arena, consigue entrar en el reciento que está totalmente abandonado, salvo por el lobo despedazado que encuentra en una de las habitaciones con frases en árabe escritas por las paredes. A la mañana siguiente, casi salida de la nada, se encuentra con la atractiva doctora Christianson, bastante evasiva a sus preguntas, pero que le informa de la muerte de dos miembros del equipo. Jack recibe órdenes de no abandonar el lugar por si algún otro de los científicos regresa, pero a medida que pasa el tiempo, sus dudas con respecto a la misteriosa doctora y el ambiente enrarecido del lugar, empezarán a perturbar la mente del pobre Jack.
La película está dirigida por Anthony Waller que seguro que os sonará por la secuela, un tanto fatídica, de An American Werewolf in Paris (1997) y que no tardará en volver al blog con nada menos que su ópera prima, Mute Witness (1995), ya que fue recomendada por Emma de Spooky Astronaut, en su selección de cine ruso, . Y, ¿qué pinta un director británico haciendo una película rusa? Pues que a veces hay que buscar la financiación de las películas allá dónde estén, jejeje. Como dato curioso, os diré que el bueno de Waller tiene un pequeño papel en Nine Miles Down.
Y, como de casualidades está hecha la vida, resulta que el guionista de Nine Miles Down, Everett De Roche, es el mismo que el de otra película que visioné el mismo fin de semana, Visitors (2003), sobre una regatista que da la vuelta al mundo y sufre episodios de locura. A pesar de que De Roche fue un importante y reconocido guionista australiano reponsable de algunas de las películas más importantes del cine australiano durante los 70 y 80: Patrick (1978), Long Weekend (1978), Roadgames (1981) o Razorback (1984), su experiencia con esta película fue bastante decepcionante. El guion, que se desarrollaba en Australia, llevaba escrito varios años e incluso el propio Carpenter estuvo interesado en él. Cuando Waller compró los derechos del guión, De Roche, salió del proyecto y el guion sufrió varios cambios hasta el punto de cambiar la localización al Sáhara.
Adentrándonos ya en materia, os diré que estamos frente a una de esas películas engañosas, en la que se juega con el espectador acerca de sí lo que está viendo en pantalla es la realidad o las visiones de una mente perturbada que actua como narrador de la historia. Todo en Nine Miles Down girá en torno a esta premisa y tendremos que averiguar si el entorno está perturbando a Jack, haciendo aflorar sus demonios interiores o si por el contrario, el pozo de gas de los científicos ha perforado el propio Infierno y la carismática Dra Christianson es la encarnación del mismísimo Diablo. Esta idea se basa en la leyenda urbana del Pozo del Infierno, un supuesto pozo escavado en Rusia de tal profundidad (9 millas) del que se dice que alcanzó el propio Infierno y dónde se registraron los lamentos y gritos de los condenados.
Pues bien, si la trama se basa en creer a uno o a otro, lo que necesitaríamos serían dos personajes sólidos y unas buenas interpretaciones, pero éste es uno de los principales puntos flojos de esta cinta. Adrian Paul que interpreta a este duro agente de seguridad que descenderá a los infiernos, bien por fruto de su locura o bien por el propio Diablo, me pareció bastante inexpresivo y más como un héroe de acción al que no le han dado enemigos reales a los que poder dar mamporros, jejeje. Por su lado, la bellisíma, Kate Nauta, encaja perfectamente en su papel de doctora sexy y la dualidad de su personaje, muy bien llevado en ambas facetas, no sólo hará dudar a Jack sobre su verdadera naturaleza, si no a nosotros como espectadores.
Aunque en su mayor parte, Nine Miles Down es una película entretenida y con una premisa interesante, lo cierto es que, en algunos momentos, se me hizo un poco pesada y me parecía estar viendo una película de Antena 3 por la tarde. Hay mucho dramón chusco que atormenta a nuestro protagonista y escenas que no encajan con la dualidad del personaje de la Dra. Christianson, es decir, sólo responden a su faceta como encarnación del Diablo y está claro que se incluyeron porque son divertidas y sexys. Me refiero a una de las escenas más conocidas de esta película, en la que Nauta aparece con su provocativo delantal rojo, dispuesta a preparar una cena muy peculiar.
Pero no todo en Nine Miles Down es malo, ni muchísimo menos. La sensación de aislamiento y vulnerabilidad, en un entorno en el que no sabes si vas a ser atacado por demonios o insurgentes saharianos, dudas de que la persona que tienes al lado sea de fiar y la ayuda no está cerca, se transmite a la perfección.
Estamos ante un thriller psicológico en el que todo gira en torno a un juego de realidades e ilusiones. ¿Qué será cierto y qué no? Para mí esta dualidad no está del todo bien llevada en algunas ocasiones y las limitaciones interpretativas de Adrian Paul, no muestran la intensidad del declive psicológico de su personaje. No obstante, creo que es una película entretenida y con una premisa interesante, pero creo que se podría haber explotado mejor. ¡¡Ay, si esto llega a caer en manos de Carpenter!! Siento no coincidir con Mono esta vez, pero para mi, Nine Miles Down, no le quitaría el puesto a ninguna de las películas que incluí en Mis 50 terrores favoritos del s.XXI.
jueves, 12 de abril de 2018
END OF THE LINE (2007)
Seguro que os preguntaréis como llegué hasta esta película canadiense tan poco conocida. Lo cierto es que me he aficionado al canal de YouTube de Emma, más conocida como Spooky Astronaut, una verdadera apasionada de cine de terror australiana con la que comparto muchos gustos y, además, practico mi inglés, que nunca viene mal. Pues bien, al poco de empezar con su canal de terror, le dedicó unos cuantos vídeos a recomendar las que para ella eran las mejores películas de género de cada país, pero siempre evitando lo más mainstream, para aportarnos cosas más desconocidas. Y, como a mí no hay cosa que me atraiga más que descubrir joyas ocultas y explorar el cine de género por el mundo, pues me voy a lanzar a ver todas estas películas, cual horror lover posesa. Digamos que ahora mismo el cine asiático y las recomendaciones de Emma son mis dos nuevas obsesiones y es que así soy yo, muy de venazos porque basta que esté pesando en hacer un especial de terror australiano, para que lo único que me apetezca ver en ese momento sea terror francés. En fin, que a mi las planificaciones e imposiciones no me sientan demasiado bien, pero lucharé contra mi misma si es necesario, para traeros algún especial jugoso este año.
Después de todo el rollo que os he contado, habréis deducido que descubrí esta película en el vídeo que Emma dedicaba al terror canadiense. La película nos presenta a Karen, una joven enfermera del ala de psiquiatría, que tras coger el último metro, éste se detiene repentinamente en un túnel. Aquí dará comienzo su pesadilla, cuando los miembros de un extraño culto que también viajaban en el metro, decidan que ese es el día del Juicio Final y la única manera de salvar las almas de los vivos es matarlos a sangre fría. Pero puede que éste no sea el único problema al que tendrán que enfrentarse Karen y un puñado de supervivientes que aunarán fuerzas para intentar escapar con vida de esta noche fatídica.
El responsable de la cinta en su conjunto es Maurice Deveraux porque hace las veces de guionista, director, editor y productor. Éste ha sido su última trabajo tras una corta carrera formada por tan sólo 4 películas y que se ha caracterizado por unos presupuestos reducidos y un cine de serie B. Pero digamos que End of the Line es su apuesta más ambiciosa, con un mayor presupuesto y una puesta en escena mucho más atractiva. No se a qué se deberá su desaparición del mundo del cine, pero lo que sí os puede asegurar es que hemos perdido a un cineasta que prometía bastante.
A pesar de ser una película pequeña que mezcla el terror con la ciencia ficción, lo cierto es que tiene algunos aspectos destacables que la convierten en un producto muy interesante. En primer lugar, uno de los principales aspectos que transmite la película es la claustrofobia que padecen los personajes atrapados en el túnel del metro, mientras son perseguidos por fanáticos que quieren matarlos en nombre de Dios. La oscuridad, los pasadizos y los espacios reducidos serán la seña de identidad en The End of the Line.
Por otro lado, tenemos un subtexto de crítica contra los fanatismos religiosos, en pos de los cuáles siguen cometiéndose actos atroces que poco se diferencian de los que ocurren en esta película. Y si no recordad lo que hicieron los miembros de la secta Verdad Suprema en el metro de Tokyo en 1995. Pues bien, en la película cuando el busca de estos fanáticos se pone a pitar, avisándoles de que el Armagedón ha llegado, éstos sacan sus cuchillos en forma de cruz y se dedican a matar a todo lo que pillan a su paso. Entre los seguidores del culto hay mujeres, ancianos, embarazadas y hasta niños y es que esto es lo bueno del cine independiente, que no tiene limitaciones. Así que si aquí tiene que morir gente que en otra película más comercial hubiese sido impensable, pues muere porque nadie escapa a la furia de Dios, jejeje.
Pero lo que me resultó más interesante de la película fue el gran número de incógnitas que surgen principalmente en el último tramo de la cinta y que dejan al expectador su resolución. La película no te muestra si realmente el Juicio Final ha llegado, si los fanáticos están en lo cierto o si por el contrario, están todos locos y los supervivientes son víctimas de alucinaciones, al encontrarse en una situación de extrema tensión o porque han ingerido o tocado alguna sustancia que altere sus sentidos. En la última escena de la película vemos como Karen contempla con verdadero pavor algo que se encuentra fuera de la pantalla y que nunca llegamos a descubrir. La ambigüedad de su final totalmente abierto, según palabras del propio Deveroux, queda a la interpretacion del propio espectador que dependiendo de cuáles sean sus creencias religiosas, se decantará por un final u otro.
Para los que nos va la marcha y necesitamos emociones fuertes, os diré que hay asesinatos y sangre por doquier, pero también escenas con una gran carga emocional que te dejan el corazón machacado y sino contadme, tras verla, como se os quedó el cuerpo con la escena de uno de los empleados del metro y su mujer.
No me queda más que recomendaros una película inteligente, entretenida y original en la que el fanatismo religioso, la ciencia ficción y la paranoia se dan la mano. No os quiero hacer creer que estamos ante la quinta esencia del cine de terror porque no es así. Es una cinta pequeña de serie B, pero bastante curiosa y que puede requerir de varios visionados para conseguir rellenar todos esos acertijos que su guionista/director ha considerado que somos lo suficientemente inteligentes como para resolver.
martes, 10 de abril de 2018
PHOBIA / 4BIA (2008)
Creo que ya es más que conocida mi pasión por el cine de terror que proviene de otros países y no del inmenso mercado yanqui. Es muy interesante conocer la cultura y las creencias de un país a través de sus miedos que se reflejan perfectamente en las películas de género. En cuanto al mundo asiático, una de mis debilidades es el cine de terror tailandés que con sus historias sobre el mundo de los muertos, sus tradiciones y supersticiones, unas atmósferas de los más inquietantes, su devoción por los fantasmas y la vida tras la muerte, me conquistan y me atrapan muy fuerte.
En esta ocasión, tenemos una antología formada por 4 historias, tal y como se indica en el juego de palabras del título y cada uno de ellas está dirigida por un reconocido cineasta tailandés. Dada la composición de esta película en segmentos independientes, considero que la mejor forma de comentarla es ir uno a uno y, posteriormente, hacer una valoración de todo el conjunto. Así que vamos allá:
HAPPYNESS dirigida por Yongyoot Thongkongtoon nos presenta a una joven recluida en su casa, a causa de las heridas sufridas en una accidente de taxi y cuya única conexión con el mundo exterior es a través de un teléfono móvil. Esto no la salva del tedio de estar atrapada en unos pocos metros cuadrado, hasta que un día empieza a recibir los amistosos SMS (estamos en el 2007 y el whatsapp no apareció hasta el 2009) de un extraño. Los mensajes se irán volviendo cada vez mas perturbadores, hasta que nuestra joven protagonista averigüe la naturaleza de su acosador.
Aunque el género en el que se ha especializado Thongkongtoon ha sido la comedia, lo cierto es que en este segmento ha sabido crear un atmósfera angustiosa y muy inquietante con una historia que mezcla la tradición, con la vida moderna. La situación en la que se encuentra la protagonista nos recuerda a la La Ventana Indiscreta (1954) de Hitchcock, pero digamos que aquí toma un giro sobrenatural y aterrador.
Happyness es uno de los segmentos que más me gustó y en gran medida por el reflejo de la forma de vida de algunas personas en Tailandia. La protagonista se encuentra recluida en su casa, que tiene el tamaño de una habitación de matrimonio, como mucho y, aunque tiene una pierna rota y chatea con algún amigo por teléfono, nadie va a visitarla. La historia refleja una soledad tal que abruma, a pesar de estar en la ciudad super poblada que ella contempla desde su balcón. Un modo de vida que no me resulta extraño ya que lo he visto reflejado en otras películas asiáticas, pero que para un persona criada en una cultura donde los amigos y la interacción social es tan importante, resulta aterrador.
TIT FOR TAT está dirigida por Paween Purikitpanya que sí que se ha dedicado más activamente al genero de terror y del que tengo pendiente Body 19 (2007), de la que he leído muy buenas críticas.
En este segmento tenemos a un grupo de adolescentes que se drogan y se divierten pegando a los débiles, hasta que su última víctima les maldice con magia negra antes de morir. Aquí comenzará una especie de venganza desde el más allá que hará que los jóvenes implicados en la muerte del chaval, bien por acción o por omisión, vayan muriendo una tras otro, al más puro estilo de Final Destination (2000).
Este fue el capítulo que menos me gustó y no por la historia, ya que todo el tema de la maldición y de cómo funciona la magia negra en Tailandia, me interesaba bastante, pero lo que me echó para atrás fue la forma en la que estaba grabada. La cámara no paraba de moverse en un intento de tener una estética videoclipera, pero el visionado terminaba haciéndose tedioso y restaba seriedad a la historia. Lo que sí que abunda en este segmento es la hemoglobina y alguna que otra muerte interesante, pero el exceso de CGI de baratillo provoca que el efecto no sea el deseado.
Lo cierto es que Tit for Tat, que vendría a significarse ojo por ojo, es el más flojo de todos los segmentos y eso en una antología es la que ninguna de sus capítulo es una maravilla, ya es decir mucho.
IN THE MIDDLE era uno de los episodios que junto con el último de la antología, más expectación me causaban, precisamente porque estaban dirigidos por Banjong Pisanthanakun y Parkpoom Wongpoon, respectivamente. Quería averiguar que tal funcionaban estos dos cineastas por separado porque juntos ya nos habían proporcionado alguna de las mejores películas del cine tailandés como Shutter (2004) y Alone (2007). Si no las habéis visto, dejad todo lo que estéis haciendo (menos dejaros la comida en el fuego) y poneros con ellas porque nos os defraudarán. Bueno, lo cierto es que no a todo el mundo le fascinó tanto Alone como a mi, pero para gustos los colores.
In the Middle es la única comedia de terror de toda la antología y nos presenta a cuatro amigos que se van de excursión por el bosque y que para entretenerse se dedican a contar historias de miedo unos a otros. Al día siguiente, sufren un accidente haciendo rafting y uno de ellos desaparece bajo las aguas. El problema llega cuando por la noche, éste vuelve a aparecer como si tal cosa y sus amigos duden de sí lo que ven sus ojos es real o se han dejado influenciar por las historias de fantasmas.
El tono de comedia le sienta muy bien a esta historia que se desenvuelve en un bosque inquietante y tenebroso, dónde no tienes la menor duda de que van a empezar a aparecer fantasmas y espectros por doquier, porque la verdad es que da bastante mal rollo. Durante todo el segmento, los protagonistas hacen referencia a los finales de algunas películas de terror, (cuidado, hay spoilers) entre las que se encuentra Shutter, que te van dando pistas sobre el camino que va seguir el guión. Lo que más me gustó fue esta atmósfera de historia gótica y que en la cultura tailandesa el que los muertos regresen para atormentar a los vivos es algo perfectamente aceptado, aunque les provoque pavor. Las situaciones y conversaciones que tienen los personajes son bastante divertidas y el equilibrio entre humor e inquietud, porque miedo tampoco, está perfectamente conseguido. Aunque el final, es bastante predecible por lo que os comentaba antes, es un episodio bastante entretenido y disfrutable.
THE LAST FLIGHT es el segmento final de la antología, dirigido por Parkpoom Wongpoon. En él conocemos a Pim, una azafata que tras la indisposición de su compañera, tiene que asistir sola el vuelo de una princesa que la ha solicitado expresamente a ella. La princesa se dedica a vejar y humillar a Pim, hasta el punto de quemarla, vertiendo un te caliente sobre su brazo. Cuando llega el momento de servir la cena, la princesa solicita la comida de la azafata, fideos con gambas y digamos, que no le sientan muy bien.
Es complicado hablaros de este segmento sin no caer en spoilers, porque está construido a modo de thriller, en el que poco a poco iremos descubriendo la verdad que mueve a los personajes. Sólo deciros que junto con el primer episodio, este es el segmento más terrorífico de todos y que sólo basta con la presencia de la princesa y esa mirada que te atraviesa, para ponerte los pelos como escarpias..
Aunque a simple vista, ninguno de los episodios están relacionados entre sí, lo cierto es que hay conexiones a través de sus personajes. En el segmento 3, In the Middle, uno de los jóvenes se llama Ter. A su vez, Ter es el hermano de la compañera que no ha podido acudir al vuelo con Pim. La protagonista de Happynes está leyendo en internet las noticias sobre la princesa y los chicos de Tit for Tat ven una foto de la chica escayolada. Las conexiones son muy sutiles y os confieso que yo no me di cuenta de la mitad, jejeje.
En conjunto, Phobia es una antología floja, pero entretenida, si obviamos su mareante segundo segmento. Me gusta su atmósfera tenebrosa e inquietante y como os comentaba antes, lo mucho que creen los tailandeses en los fantasmas y que aquí lo vamos a ver reflejado de todas las maneras posibles. Tiene un tono similar a Tales from the Crypt (1989-1996), sobre todo The Last Flight, así que si os gustan este tipo de historias sencillas, con algún toque de terror y mucha ambientación mal rollera, seguro que os gustará Phobia. Mis capítulos favoritos son el primero y el último porque considero que son los más terroríficos y el que consigan inquietarte en tan poco tiempo, dice mucho de lo bien ejecutados que están.
No es la antología definitiva, ni una que recomendaría a diestro y siniestro pero creo que para comprobar cómo en tan sólo unos pocos minutos se puede construir una historia tremendamente inquietante y perturbadora, merece la pena. Además, algo tiene que tener cuando ha vuelto a desatar mi fiebre por el cine asiático, así que ya os aviso que en las próximas semanas empezarán a llover la críticas de este cine tan sugerente. Existe Phobia 2 (2009), esta vez con 5 segmentos y quién sabe, quizá me ponga con ella para cerrar el circulo porque me los voy dejando todos abiertos, jejeje.
martes, 3 de abril de 2018
TO ALL GOODNIGHT (1980)
Yo era de esas que se tiraba horas en el videoclub ojeando películas hasta que por fin, daba con la elegida. Pues bien, esto mismo me pasa ahora con el catálogo de cine de terror de Filmin porque es tan extenso que puedo estar buceando en él, sin exagerar, el tiempo que dura una película. Así que agradezco mucho cuando alguno de mis amigos me recomienda alguna película de Filmin porque no me lo pienso dos veces y voy directamente a por ella. Este fue el caso de To all Goodninght (1980), un slasher ochentero que no había visto (como si me faltaran pocos), que recomendó el Reverendo Wilson, el gran gurú del culto, hace ya algunos meses.
En esta ocasión, nos presentan a un grupo de amigas que se han quedado en la residencia de estudiantes durante las vacaciones de Navidad y deciden montar una fiesta con el novio de una de ellas y sus amigos. Sin embargo, uno a uno serán eliminados a manos de un asesino disfrazado de Papa Noel.
Aunque estamos ante unos de los primeros slashers surgidos en el auge de este subgénero durante los años ochenta y ese valor hay que reconocérselo, no es que sea una película original o con un guión sorprendente, pero sí que tiene algunos aspectos que hacen a esta producción más especial de lo que parece a primera vista.
En primer lugar, To all Goodnight fue la única película que dirigió David Heiss, un actor muy conocido para los horror lovers por haber protagonizado The Last House on the Left (1972), el mítico rape & vengeance de Wes Craven. Heiss no sólo se dedicó a la actuación si no que, en varias ocasiones, realizó trabajos detrás de las cámaras como compositor de bandas sonoras o guionista, lo que le brindó la oportunidad en 1980 de dirigir esta película. Por otro lado, el guionista de la cinta, Alex Rebar, protagonizó The Incredible Meelting Man (1977), así que no me negaréis que To all Goodnight no tiene un equipo de lo más original.
Si tenemos en cuenta la fecha de estreno de esta cinta, enero de 1980, nos percatamos de que es unos meses anterior a Friday the 13th (1980) que no aparecería en los cines hasta el 9 de mayo. Así que aunque su argumento nos parezca muy trillado y sus asesinatos poco creativos, no tenemos que juzgarla tan duramente porque fue uno de los primeros slashers en aparecer en el mercado. Sí que pudo verse influenciada por Black Christmas (1974), con la que guarda ciertos aspectos en común, como situarla en una escuela de chicas durante las vacaciones de Navidad o una mayor presencia policial de la que tendremos posteriormente, pero hasta ahí los nexos de unión.
Otro de los aspectos a resaltar es que To all Goodnight fue la primera película en la que vimos a un asesino disfrazado de Papá Noel, algo que luego se ha convertido casi en un subgenero propio del cine de terror y que se popularizó con Silent Night, Deadly Night (1984). La lástima es que aquí este aspecto no está muy explotado y salvo por unas pocas luces de colores, no hay ninguna otra relación con la Navidad, por lo que más bien parece un intento de situar al slasher en una fecha señalada, como ya había puesto de moda Halloween (1978).
El momento álgido de la película se produce cuando el asesino revela su identidad y aunque no es demasiado sorprendente si hemos estado lo suficientemente atentos a la historia, no deja de ser bastante perturbador. Toda esta masacre se produce como venganza por una novatada o broma que salió mal dos años antes y es que este siempre ha sido un tema bastante recurrente en los slasher. En mi opinión, creo que esta premisa sirve para que no veamos a los jóvenes que van a morir posteriormente, como víctimas totalmente inocentes, si no como los culpables de una negligencia o de una broma que ha traspasado la raya hasta el infinito y más allá. Algunas de las películas de terror que han usado esta premisa son: Terror Train (1980) y el encuentro sexual traumático, The Burning (1981) con su conserje en llamas, The House on Sorority Row (1983) con la broma a la directora de la casa y la madre de todas las películas de bromas macabras, April Fool's Day (1986) y su posterior remake en 2008.
Por lo demás, tenemos el esquema de un slasher clásico: un preámbulo sangriento que siembra las bases de la venganza, un grupo de adolescentes, interpretados por treintañeros, con las hormonas extremadamente revolucionadas, un asesino enmascarado, la virginal final girl, un puñado de muertes originales y un giro final con el que dejar al espectador con el culo torcido, aunque ya os digo que aquí no es para tanto.
En definitiva, To all Goodnight es un slasher bastante simple que no cuenta con ninguna escena o muerte memorable, pero que se deja ver. Creo que sólo se la recomendaría a los amantes de este subgénero, como una servidora, que quieran tachar de su lista, uno de los slasher pioneros de los años ochenta y a todos aquellos que quieran descubrir la única película dirigida por ese icono del cine de terror que fue y será David Heiss.