Como ya os habréis dado
cuenta, últimamente me estoy poniendo al día con las secuelas de películas que
me habían gustado pero que, por alguna extraña razón, no había continuado con
sus siguientes estregas. The Descent (2005) es una de esas joyas que nos ha
dado el cine de terror moderno y hacer una secuela sobre una película tan
redonda y con un final cerrado era una tarea peliaguda. Sí a eso le sumamos que
Neil Marshall no iba a estar al frente de esta segunda entrega, si no que iba a
ser el debut y único trabajo frente a la dirección de Jon Harris, su editor en
la primera parte, la cosa se complicaba…
Antes de pasar a
hablaros de la sinopsis de la película convendría comentaros un detalle
determinante para entender esta nueva historia. El final que todos recordáis fue uno de los dos que grabó Marshall y
la secuela continua la historia que se proponía en ese final alternativo que se proyectó en EEUU y que traicionaba
claramente al otro. Dicho esto, la historia comienza dos días después, con
Sarah siendo rescatada por los servicios de emergencia y devuelta de nuevo a la
cueva para que ayude a las autoridades a encontrar a sus amigas desaparecidas.
La excusa para hacer
volver a Sarah a la cueva es bastante absurda: la policía obliga a una mujer
traumatizada y amnésica, a volver al mismo sitio que le ha provocado ese
estado, para intentar que recuperé la memoria y arrojar algo de luz sobre el
paradero de sus amigas. Pero para complicar más la cosa, utilizan una entrada
diferente a la que ella usó la primera vez.
Tendremos que obviar
esta absurdez para poder disfrutar de una historia que no deja de reproducir
los mismos sucesos que ocurrieron en la primera entrega, cosa que resulta
incomprensible en la primera parte. Ahora todos sabemos lo que se esconde en la
cueva, no contamos con el golpe de efecto que supuso en la original, así que
carece de sentido que los “rastreadores” tarden tanto tiempo en aparecer en
pantalla.
A partir de la separación del grupo por un derrumbamiento, como en la anterior ocasión, la película se vuelve más gore, tensa y extrema. Las criaturas van a
verse mejor y más definidas, en gran medida, debido a un aumento de luz con
respecto a la primera parte. Este es un factor que me llamó bastante la
atención porque resultaba un tanto artificial ver a los personajes iluminados
por fuentes de luz de procedencia desconocida, que provocaban que la situación
no resultase nada creíble. Además, no sé si era por el aumento de luz o por una
falta de presupuesto pero la cueva parecía de cartón piedra, jejeje.
El personaje principal
vuelve a ser Sarah, interpretado por Shauna Mcdonald. Aquí su papel adquiere un
mayor protagonismo al tratarse de la única superviviente y conocedora de los
peligros de la cueva. No es que en la primera parte fuese un personaje simpático,
pero aquí se convierte es una persona un tanto detestable, cuyo mayor interés
en salvar su propio pellejo. Del resto de personajes, poco o nada sabemos y
tenemos claro, desde el primer momento, que no son nada más que carnaza para
las criaturas. Destacar la aparición de un personaje sorpresa que más que
sorprender, decepcionará a los amantes
de la primera entrega.
En esta secuela encontramos
varias secuencias terroríficas como aquella en la que uno de los personajes está
atrapado entre unas rocas, mientras un rastreador escava frenéticamente para
acceder a su habitáculo. También es muy interesante ver cómo han conseguido
unir las dos películas de una manera bastante efectiva y sumamente atractiva
para los fans. No debemos olvidar que la acción de esta película tiene lugar
tan sólo un par de días después de la acción de la primera, por lo que estos
nuevos personajes se van a ir encontrando con los cadáveres de las amigas de
Sarah y con alguna de las grabaciones que éstas
realizaron.
La escena final, que
supone la última lucha entre humanos y monstruos, es brutal porque al haber
aumentado el número de “rastreadores”, el enfrentamiento es extremo y te deja
con un buen sabor de boca. Todo lo contrario al epílogo que se marcan
intentando emular el final descorazonador de la primera entrega. Una resolución
innecesaria y carente de sentido, pero que dejaba la puerta abierta a una
tercera parte de la que, de momento, no se sabe nada, pero en esta fiebre de
remakes y secuelas que vivimos, quién sabe…
A pesar de reproducir
prácticamente plano a plano la película de 2005, The Descent: Part 2 no logra
transmitir el miedo y la claustrofobia que lograba ésta. Los personajes aquí
carecen del carisma y la fuerza que tenía ese grupo de chicas que, no sólo se
enfrentaban al hecho de estar perdidas dentro de una cueva, siendo las presas
de unas criaturas sanguinarias, sino que además tenían que lidiar con los
problemas que tenían entre ellas. A pesar de todas sus carencias y pasando por
alto varios aspectos de la trama, esta secuela consigue ser entretenida gracias
a un alto nivel de acción, sangre y guiños a la primera parte. Puede que a los
amantes de obra de Marshall esta película les moleste porque, estrictamente
hablando, no aporta nada nuevo a la historia, pero considero que es una secuela
bastante aceptable y que promete un último tercio de pura diversión gore.