jueves, 7 de diciembre de 2017
SOCIETY (1989)
En total, este año he hecho dos maratones en casa de cine de terror para intentar darle un empujón a mi visionado de películas anuales, que este año se ha visto algo perjudicado. Una de las principales causas ha sido mi agitada vida social, que me ha mantenido, en ocasiones, alejada de mis tan amados #frightfridays y a esto se le ha unido mi ausencia, en la Maratón de las 12h de Molins, dónde en una sola noche habría visto 6 películas (increíble, pero cierto). Así que con la intención de poder paliar un poco esta situación y acercarme a las 206 películas que vi en 2016, este puente de diciembre he decido hacer una maratón de cine de terror, en la que tengo programadas la friolera de 10 películas, en 5 días. Entre las elegidas, que iré desvelando a medida que las vaya visionando porque la lista inicial siempre sufre cambios, he querido combinar clásicos imprescindibles con películas del 2017 porque, siendo sincera, no se que voy a hacer para completar el TOP 10 del año.
La primera elegida fue un clásico de culto de los 80, que supuso el debut en la dirección de Brian Yuzna. El productor y director filipino, peso pesado del cine fantástico y de terror durante los 80 y principios de los 90, trabajó en la producción de títulos tan emblemáticos como Re-Animator (1985), Re-Sonator (1986) o Dolls (1987), casi siempre al lado de su amigo Stuart Gordon. Ya una vez a los mandos de la dirección, Yuzna siguió esta estela de cine bizarro con títulos como Bride of Re-animator (1989) o Return of the Living Dead III (1993), pero ya sus trabajos fueron perdiendo calidad y el beneplácito del público. A principios de los años 2000, funda junto a Julio Fernández, la Fantastic Factory con la que pretendía producir películas españolas de terror a la altura de las norteamericanas. A esta etapa pertenecen Faust: Love of the Dammed (2000), Beyond Re-Animator (2003), Rotweiler (2004) o Beneath Still Waters (2005).
Society nos presenta a Bill Whitney, un joven de 17 años que vive con sus padres y su hermana en una lujosa mansión de Beverly Hills. A pesar de contar con todos los privilegios que un chico de esa edad puede tener a su alcance, ser el mejor deportista y el líder de los concursos de debates, Bill siente que no encaja en su familia y que sus padres no le demuestran la misma devoción que a su hermana Jenny. Su paranoia le llevará a descubrir un extraño culto al que pertenecen las altas clases de su comunidad.
Aunque en la superficie, la cinta nos habla de la paranoia e inseguridad de un joven que, a pesar de triunfar entre sus compañeros de instituto, se siente un extraño con su propia familia, lo que Yuzna pretendía mostrarnos era una dura crítica contra la diferencia de clases y cómo los privilegiados se aprovechan de los que no pertenecen a su círculo. Una de las frases que acompañaban al cartel de la película apuntaba que "Los ricos siempre se han alimentado de los pobres" y, aunque esto siempre se ha dicho de manera metafórica, en Society adquiere un sentido literal, jejeje.
La película podría dividirse en dos partes, una primera es la que nos presentan el mundo de privilegios por el que se mueve Bill y su familia, con concursos de debates, novias pijas y fiestas de adolescentes ricos. En este universo, aparentemente idílico, se empiezan a manifestar las paranoias de Bill, al más puro estilo de Invasion of the Body Snatchers (1978), cuando le comenta al psiquiatra que le está tratando que "si rasca la superficie, habrá algo debajo". En este punto, empezamos a dudar si las cosas tan bizarras que ve el protagonista: a su hermana con el cuerpo retorcido o a su padres dándole un masaje nada inocente, en ropa interior, pertenecen a la realidad o son fruto de su propia paranoia.
En la segunda parte, todo este cúmulo de extraños sucesos alcanza su punto álgido en una especie de orgía de látex, sustancias viscosas y carne fundida en la que los jóvenes que no pertenecen al círculo de la alta sociedad, pasarán a convertirse en el alimento de este peculiar culto que sólo quiere divertirse y practicar sexo. Este desmadre de efectos prácticos, que a día de hoy siguen sorprendiendo, son obra del japonés Screaming Mad George que volvería a colaborar con Yuzna en Bride of Re-Animator (1989), Iniciation: Silent Night, Deadly Night 4 (1990) o en la antología de Necronomicon (1993). La carne derretida, que se funde con otros cuerpos para formar unas creaciones de lo más estrambóticas, llegará hasta el punto de que la expresión cara culo, adquiera un sentido literal, jejeje. Un espectáculo dantesco y repulsivo que es la seña de identidad de una película que no admite clasificaciones.
En cuento al reparto, la única cara conocida es la del protagonista Billy Warlock, que unos años después se convertiría en todo un icono sexual, al pasear su palmito por las soleadas playas de California en Baywatch (1989-2001). No hay ninguna actuación destacable, de hecho, lo único que la diferencia de ser una película de sobremesa de Antena 3, es lo bizarro de su argumento. Sin embargo, sí que me gustaría destacar la presencia de un personaje que, aunque no dice ninguna palabra, termina siendo más enigmática que los propios funde-carne y no es otra que la estrafalaria madre de la atractiva Clarissa, una mujer con una estaña predilección por el pelo humano.
Así que horror lovers, no nos engañemos, Society no es una buena película. Sí que es cierto que posee un guión de lo más interesante, pero que Yuzna no supo aprovechar del todo. Si eludimos sus últimos 20 minutos de festival gore funde-carne, el resto no deja de ser una mala película de adolescentes de instituto en la que ondea la presencia de algo extraño. Pero a pesar de todo, Society destila esa magia del cine de terror de los 80 y se ha convertido en una de las joya del Body Horror y, como lo denominarían mis amigos de Aguas Turbias que la semana que viene sacaran un programa sobre esta cinta, de la nueva carne sin Cronenberg. Una cinta que no tuvo una gran acogida en EEUU, pero sí que fue recibida con los brazos abiertos en Europa. Así que si queréis formar parte del círculo y no ser devorados por una horda de ricachones lujuriosos, no tendréis más remedio que verla, jejejee.