Desde que los niños de El pueblo de los malditos (1960)
asustasen a toda una generación con esos ojos brillantes, las películas en las
que menores o incluso no natos, se convertían en una amenaza para los adultos
se han ido sucediendo a lo largo de la historia del cine de terror. Encontramos
grandes películas en torno a esta temática, pero es curioso que nunca se haya
constituido como un subgénero en sí mismo. Ahora mismo, me vienen a la cabeza
la angustiosa La semilla del Diablo
(1968), It’s Alive (1974), ¿Quién puede matar a un niño? (1976) o Los chicos del maíz (1984). La verdad
es que siempre me ha llamado la atención el aspecto psicológico que se aborda
en estas películas, donde a los padres o a los adultos que tiene las desgracia
de toparse con estos psicokillers de metro y medio les es muy complicado verlos
como homicidas a los que tiene que eliminar para salvar la vida. Tengo en mente
haceros algún especial sobre niños mortíferos en algún momento de mi vida, pero
dado mi escasez de tiempo, no sé deciros cuándo, sólo que lo haré, lo prometo.
Tras sufrir un
accidente, Madeleine no sólo pierde a
su marido, sino al bebe que ambos esperaban. No obstante, decide seguir
adelante con el embarazo y tras dar a luz, la niña vuelve milagrosamente a la
vida. Pero Grace no será un bebe
normal sino que tendrá un apetito insaciable por la sangre, lo que obligará a
su joven madre a hacer todo lo posible para conseguirle el sustento.
Paul Solet guioniza y dirige esta película basada en el corto
homónimo que realizó en 2006. Éste es precisamente uno de los mayores problemas
que tiene esta pequeña producción independiente, que su premisa no daba tanto
de sí como para construir un largometraje o esa es la sensación que me daba a mí. Este inconveniente se refleja sobre
todo una vez que el bebé ya ha nacido y la tensión de la historia decae en
varios momentos y termina aburriendo. A pesar de este problema, Grace es una película interesante en varios aspectos.
En primer lugar, Grace no se centra en la figura de este
bebe zombi/vampiro al estilo de la anteriormente comentada It’s Alive (1974), sino que indaga en el aspecto psicológico de la
maternidad. Por esa razón, en esta película las importantes son las mujeres,
los personajes masculinos son sólo meras herramientas para la concepción. Es
interesante ver la evolución que sufre el personaje interpretado por Jordan Ladd, que si recordáis es la
primera chica infectada y cubierta de llagas en Cabin Fever (2002). Una mujer muy concienciada con la ecología, el
veganismo y la filosofía New Age, tendrá que dar un giro de 180 grados para
poder alimentar a su peculiar bebe. Es curioso ver cómo, en un primer momento,
extrae la sangre de las bandejas de carne que ha comprado en el supermercado
con guantes y, cómo al final, ya no le importará demasiado estar embadurnada de
sangre de pies a cabeza. Además, si os fijáis, durante el proceso de preparación de los biberones y de alimentación
del bebé, la televisión que sale en un segundo plano muestran imágenes de
carniceros despiezando reses o documentales de caza. Parece que Madeleine necesitaba una gran ambientación, jajaja.
Los otros personajes
femeninos tampoco tienen desperdicio. La suegra de Madeline está completamente trastornada, no sé si por la reciente
muerte de su hijo o qué, pero está obsesionada con quedarse con el bebe. Es un
personaje odioso, pero de los más divertidos de la cinta. También la
personalidad y las convicciones de la doctora de filosofía New Age que asiste
el parto de Madeline, sufrirán un gran cambio a lo largo del metraje.
La película se mueve
dentro de una atmósfera intimista, dentro de esa casa que se ha convertido en
una especie de guarida oscura y tenebrosa en la que esta madre cuida de su cachorro. No dejará que nadie la separe de su
pequeña y hará todo lo que sea necesario para que así sea.
El final muy a lo Thelma & Louise (1991) no le
funciona a todo el mundo. A mí no me disgustó, me pareció gracioso comprobar
que a Grace ya le estaban saliendo
los dientes, jajajaa.
No creo que esta
película sea para todo el mundo. A mí su desarrollo lento se me hizo pesado en
ocasiones y puede que la escasez de escenas sangrientas no sirvan para
enganchar a los fervientes amantes del gore. Sin embargo, a pesar de todo esto,
me ha gustado su sensibilidad, el drama que atraviesa esta pobre madre, la
atmósfera malsana que lo envuelve todo,... Resumiendo, una cinta especial,
diferente y no apta para embarazas ya que puede crearles más de una paranoia
innecesaria.