Después de una semana de vacaciones y merecido descanso,
vuelvo con las pilas totalmente cargadas y con un montón de ideas para el blog
que espero que os gusten.
Para este regreso he elegido una cinta que pertenece
a uno de los subgéneros del cine de terror que más me gustan y me divierten:
los animales asesinos. Aunque el argumento de todas las películas es similar:
animales o insectos que atacan y matan seres humanos, sí que es cierto que la
variedad de fauna que aparece en este subgénero es sorprendente. Las hay sobre
animales que tradicionalmente nos provocan temor como son los tiburones (Deep Blue Sea (1999)), las arañas (Aracnofobia (1990)) o las serpientes (Anaconda (1997)). Pero también las hay
sobre seres que normalmente no percibimos como una amenaza, como pueden ser las
ovejas (Ovejas asesinas 2006)), las ranas
(Ranas (1972)) o por extraño que nos
parezca, un San Bernardo (Cujo (1983)).
Como podéis ver existen títulos para todos los gustos. Yo os tengo que confesar
que me gustan todas, jejeje.
El protagonista de nuestra crítica de hoy, Lake Placid (1999), no es otro que uno
de los animales más temidos del medio acuático, el cocodrilo.
Un guardabosques que está realizando un seguimiento
sobre el comportamiento de los castores en Black Lake, un lago ficticio situado
en Maine (EEUU), es atacado por un animal desconocido. El equipo encargado de
la investigación del suceso, el guardabosques (Bill Pullman) y el sheriff del pueblo (Brendan Gleeson), encuentran en el cuerpo de la víctima un colmillo
de origen prehistórico. Deciden pedir ayuda a una paleontóloga de un museo
Nueva York (Bridget Fonda), poco
acostumbrada a los trabajos de campo. A este grupo tan peculiar se les unirá un excéntrico filántropo (Oliver Platt) que les prestará su ayuda
para dar caza a la bestia que atemoriza al pueblo.
Lo primero que tengo que señalar es que Lake Pacid es malilla, tanto en el
guión que es bastante flojo, como en la dirección. Sin embargo para mí posee un
encanto especial que me hace tenerle cariño. Llama la atención el elenco de
actores tan conocidos con el que cuenta esta película de bajo presupuesto. La
verdad es que me parece un buen reclamo publicitario, para captar un mayor
número de espectadores. Algo similar a lo que se hizo en Anaconda (1997), poniendo al frente a Jennifer Lopez y John Voight.
Su director es el prestigioso Steve Miner, muy conocido por los amantes del cine de terror. Comenzó
su carrera en el cine, nada más y nada menos, como asistente de dirección de Wes Craven en La última casa a la izquierda (1972). Participó en Viernes 13 (1980) como productor y esto
le llevo a conseguir su primer trabajo como director de la secuela, Viernes 13 2ª parte (1981) y
posteriormente con Viernes 13 3ª parte
(1982). Éstos son sólo sus inicios, interesante, ¿verdad? Os animo a que
echéis un vistazo a la filmografía de este gran director porque ha tratado todo
tipo de géneros tanto en el cine como en la televisión y es muy interesante.
La acción se sitúa, como es habitual, en un idílico
pueblo donde todos vivían felices y tranquilos hasta la aparición del cocodrilo.
Su origen no está muy claro, lo único que comentan en la película es que parece
proceder de Asia, pero no saben cómo ha podido llegar hasta un pueblo de Maine.
Yo no soy nada experta en cocodrilos, pero tampoco me explico cómo se ha podido
cruzar el Océano Pacífico y luego bordear el continente americano hasta llegar
a Maine, debe ser el David Meca de
los cocodrilos, ¿no os parece?
Lake Placid es divertida y bastante entretenida. No es una
película seria sobre animales asesinos, sino que mezcla las escenas
sangrientas, del ataque del cocodrilo, con diálogos cargados de humor e ironía.
Las escenas más cómicas son las que muestran el enfrentamiento entre los
personajes: entre la paleontóloga de ciudad y el guardabosques del pueblo,
entre el filántropo que venera y quiere cazar al cocodrilo y el sheriff que
sólo quiere eliminarlo. El papel de filántropo interpretado por un histriónico Oliver Platt me parece de lo mejor de la
cinta. No sé si a vosotros os pasa lo mismo, pero es que no puedo con Bill
Pullman, creo que pone esa cara de póker para todo y
lo mismo da si está asustado, contento o cabreado. Ahora, el personaje que nos
robará más de una sonrisa es el interpretado por Betty White, la famosa Rose
de Las
chicas de Oro (1985-1992), una abuelita deslenguada que nos tendrá reservada
una gran sorpresa, determinante para el desenlace de la película.
Los efectos especiales están bastante bien hechos
para ser una película de serie B, y no es de extrañar ya que estaban realizados
por el prestigioso Stan Winston.
Cómo, ¿que no os suena? Y qué tal si os digo que fue el especialista de efectos
especiales y de maquillaje en películas tan espectaculares como Alien (1979), Depredador (1987), Eduardo
Manostijeras (1990), Terminator 2
(1991) o Parque Jurásico (1993)
y que obtuvo un total de 4 Oscars. Un auténtico genio, sin el cual la historia
del cine no habría sido la misma. En Lake Placid, nuestro querido cocodrilo,
algunas veces generado por ordenador y otras veces creado mediante
animatrónica, parece bastante real y nos tendrá reservado más de un susto.
En resumen, aunque Lake Pacid no es ningún peliculón, a mí, como amante de este
subgénero, me encanta. Esos paisajes idílicos, ese cocodrilo enorme que es
capaz de saltar y atrapar entre sus fauces uno de los flotadores de un
helicóptero acuático, esa Betty White soberbia,… Una cinta entretenida pero que
no será recordada por ser el mejor ejemplo de cocodrilos asesinos en la
historia del cine.