Se dijo de esta película
que era una de las mejores del año 2015. Yo aún sigo poniéndome al día con el
extenso ranking que nos propuso Blog
Horror y todavía no os puedo corroborar tal afirmación, pero lo que sí os
puedo asegurar es que Last Shift es
una película excelente que consiguió acojonarme y eso es algo que muy pocas
consiguen. Además, me llamó la atención que me impresionase una producción con
claros elementos paranormales porque yo no soy nada creyente en este tipo de
fenómenos y las películas con esta temática no suelen calarme muy hondo, así
que algo debe de tener, ¿no?
Es el primer día de
trabajo para una joven policía en una comisaria que cerrará sus puertas al día
siguiente a causa del traslado a una nueva ubicación. Jessica sólo tiene que vigilar las instalaciones durante la noche y
facilitar la entrada al equipo que trasladará el material de riesgo biológico.
Sin embargo, lo que parecía una noche tranquila se convertirá en una pesadilla
para nuestra protagonista, ya que hace un año se suicidó allí el líder de una
secta satánica y esa noche vuelve desde el mismísimo infierno en busca de
venganza.
Anthony DiBlasi coescribe y dirige esta película y puede que su
nombre os resulte familiar ya que es también el responsable de Dread (2009), una película que
exploraba los terrores del ser humano y de la que he oído hablar bastante,
aunque todavía no he visto (que a una no le da la vida para ver todo lo que
quisiera, jejeje).
No sabría cómo
explicároslo pero Last Shift es una
película que te atrapa, te parece estar experimentándolo todo al lado de la
protagonista y, por lo tanto, puedes sentir el miedo y la tensión que ella
padece. Después de indagar acerca de esta producción resulta que ésta era
precisamente la intención de DiBlasi:
convertir esta cinta en una experiencia visceral, comparable a la de un
videojuego en primera persona. Esto se consigue gracias a planos tomados desde
el punto de vista de Jessica, es
decir, vemos solamente lo que ella ve, tenemos primeros planos de su cara y sus
reacciones e incluso hay planos tomados desde detrás de ella, como si los
espectadores fuésemos su sombra.
Toda la historia se
desarrolla en un único escenario, una comisaria desierta, lúgubre y de pasillos
laberínticos que contribuyen perfectamente a la sensación de desasosiego e
intranquilidad que lo inunda todo. Según cuenta el director encontraron la
comisaria antes de tener acabado el guion por los que fue fácil adaptarlo a los
espacios con los que contaban. El
emplazamiento era una comisaria real en desuso en Sanford, California y
estaba en una zona un tanto peligrosa. El rodaje de la película se hacía por la
noche y en una ocasión, mientras estaban grabando, oyeron un disparo bastante
cerca y se escondieron por precaución (como si le hiciera falta más tensión a la producción, jejeje)
Además de contar con un
único escenario, la mayor parte del tiempo sólo aparece la policía novata en
pantalla, Juliana Harkavy, que hace
una interpretación magistral para ser éste su primer papel protagonista. Sus
reacciones son totalmente naturales y yo todo el rato pensaba que actuaba de la
misma manera que lo hubiese hecho yo en su misma situación. No es difícil
ponerse en su piel ya que Jessica se
enfrenta a uno de los miedos más universales que hay: quedarte solo en un lugar
y empezar a oír ruidos raros de los que desconoces su procedencia. ¿No se os
eriza la piel sólo de pensarlo?, pues ya veréis cuando veáis la película,
jejeje.
Otro punto a favor de
esta cinta es el maquillaje que lucen los seres demoniacos que asolan la
comisaria. Os lo diré en una palabra: acojonan, y bastante, jejeje. Es una pena que uno de los
posters de la película los muestre porque hace spoiler de una de las bazas más
importantes con las que cuenta la historia.
Han sido muchas las
comparaciones de Last Shift con el
gran éxito de John Carpenter, Asalto en la comisaría del distrito (1976)
y razón nos les falta. Estamos frente a una comisaría aislada y desierta pero,
en vez de ser atacada por unos pandilleros, va a ser asolada por fuerzas diabólicas,
muy al estilo de Lets Us Prey (2014),
otra locura sobrenatural demoniaca localizada en una comisaria.
Y ya para terminar de
rizar el rizo os cuento que el apellido de ese clan demoniaco que se suicidó
hace un año en la comisaria, Paymon,
no es un nombre elegido al azar sino que hace referencia a uno de los demonios
que aparecen en La llave menor de Salomón,
uno de los libros más conocidos de la demonología cristiana que data del siglo
XVII. Entre los poderes que se le atribuyen a este demonio estaban provocar
visiones, resucitar muertos,… os suena, ¿verdad? Indagando acerca de este libro
se me ha ocurrido una idea estupenda para una saga de terror de la que no os
voy a contar nada para que no me robéis mi salto a la fama, jejeje.
Ésta
es una de esas películas del 2015 que no deberíais perderos. Puede que su guion
sea muy simple y tenga algún que otro fallo, pero es más una película que os va
sugestionar y a dar miedo, cosa que muy pocas consiguen y, sólo por eso, ya
merece la pena verla. Pero además, en los últimos 5 minutos de metraje,
alucinaremos con la resolución de la historia. Un
perfecto colofón para una película que a mí me hizo disfrutar muchísimo.