jueves, 15 de septiembre de 2016

BEFORE I WAKE (2016)


Cuando una película se pone de moda, las redes sociales y los blogs no paran de hablar de ella y en mí suele producirse un efecto de saturación que me quita las ganas de verla durante una temporada. Esto es algo que estoy intentando evitar porque, normalmente, si tanta gente habla de una producción es porque ésta merece la pena y ya me ha pasado en alguna ocasión que, una vez superado este ligero “trauma” inicial y haberla visionado, me ha encantado. Éste fue el caso de la genial Lo que hacemos en las sombras (2014), de la claustrofóbica Así en la tierra como en el infierno (2014) o de la maravillosa The Final Girls (2015). Así que ya os iré contando por mi cuenta de twitter (@justaida3) con qué películas estoy teniendo este problema porque seguro que van a merecer la pena y así vosotros podéis disfrutarlas en su momento y no un año después como yo, jejeje. Lo bueno de todo esto es que una va aprendiendo de sus errores y en el caso de Before I Wake (2016) no me he demorado tanto en su visionado, aunque también tengo que reconocer que, a pesar de que me gustado bastante, no es tan increíble como las que he mencionado anteriormente.

Uno de los factores que favorecieron que viese esta película fue su guionista y director, Mike Flanagan. En los últimos años, Flanagan se ha labrado un nombre en el cine de género gracias a títulos como Absentia (2011), Oculus (2013) o su último trabajo producido directamente por Netflix, Hush (2016). Aunque el estreno de Before I Wake estaba previsto para 2015, numerosos problemas, entre ellos la declaración en bancarrota de su distribuidora americana, Relativity Media, han retrasado el estreno de esta película. El titulo original de la cinta era Somnia y junto a Absentia y Oculus formaría, según Flanagan, una trilogía no oficial sobre el dolor en todas sus variantes.

Jessie y Mark son un joven matrimonio que tras haber perdido a su hijo pequeño, deciden adoptar a Cody, un niño que tras perder a su madre no ha encontrado a los padres adoptivos adecuados. Todos parecen estar muy felices y adaptarse perfectamente a la nueva situación, hasta que Cody se duerme. Los sueños del niño parecen trasladarse al mundo real y esto no sería un gran problema sino fuese porque los niños de 8 años también sufren horribles pesadillas…

Esta película es como un cuento fantástico al más puro estilo del Laberinto del Fauno (2006) y el principal error de la campaña publicitaria ha sido venderla como una película de terror que no es. No olvidemos que la cinta ha recibido una clasificación PG-13 (menores de 13 años acompañados) por parte de la MPAA así que, como es de suponer, las muestras de terror son mínimas pero esto no desfavorece a la película para nada. Esta campaña de marketing no contaba con el beneplácito de Flanagan que prefiere describir su película como un drama fantástico, y eso es lo que es exactamente, el drama que viven todos los protagonistas implicados en la historia y cómo cada uno de ellos gestiona ese dolor.  

Destaca un reparto de caras conocidas encabezado por Kate Bosworth y Thomas Jane. Sinceramente, Bosworth no me gustó mucho en su papel porque considero a esta actriz bastante inexpresiva y en su actuación en Before I Wake no me resultó mucho más creíble que habitualmente. Durante la mayor parte de la película se muestra fría y bastante distante de la situación que está viviendo, como si nada calase en su interior pero, en la última parte, se produce un cambio radical en su persona y se convierte en una madre desesperada, capaz de todo por recuperar a Cody. Por el contrario, Jane sí que me convenció y eso que cada vez que veo a este actor no puedo borrar su imagen de hombre rudo en The Punisher (2004), pero la verdad es que su interpretación de amante padre y esposo es creíble y bastante correcta. Pero ninguno de los dos tiene nada que hacer frente al talento y la dulzura del joven Jacob Tremblay, que consiguió encandilarme con su actuación y me recordó que todavía no he visto La habitación (2015), película posterior a ésta, pero que se estrenó con anterioridad y por la que obtuvo un gran reconocimiento de crítica y público.

Uno de los aspectos que más llaman la atención de la película es la potencia visual de las imágenes que valiéndose de la recreación en el mundo real de los sueños del niño, nos adentra en un mundo mágico inundado de mariposas de colores, de entornos bucólicos que representan los sueños de unos padres, que vuelven a revivir la etapa más feliz de sus vidas.

Bajo mi punto de vista, lo que más flojea en la película es su conclusión. La explicación que nos dan ante el origen y la existencia del monstruo está bastante bien hilada, pero no así las consecuencias de sus actos. Este monstruo se ha llevado, no sabemos muy bien dónde, a varios de los seres queridos de las familias que han acogido a Cody pero, al descubrir cuál es la verdadera naturaleza de este ser, no queda muy claro el paradero de estas personas, sobre todo de una.  No quiero concretar más, para no caer en spoilers, pero estoy segura que cuando veáis la película sabréis a qué me refiero y entenderéis por qué pienso que era necesaria esa explicación.

A pesar de este pequeño fallo, Before I Wake me gustó y me mantuvo bastante enganchada al devenir de los sueños y pesadillas de Cody. No es para nada una película de terror, ni una versión actualizada del villano de los sueños por excelencia, el inigualable Freddy Krueger. Así que si esto es lo que estáis buscando, no creo que esta cinta sea de vuestra satisfacción. Por el contrario, si la ausencia de sangre no es algo que os frene demasiado, seguramente disfrutareis con este thriller sobrenatural y con su embriagadora puesta en escena.