Con esta película me pasó una cosa muy curiosa y es
que una tiene sus manías, como todo el mundo, jejeje. Me daba mucha pereza ver Horns (2013) ,y eso que sabéis de mi
devoción por Alexandre Aja, pero a su
protagonista, Daniel Radcliffe, el
eterno Harry Potter, le tengo un poco
de tirria. Pero gracias a Nocturna,
que invitó a Aja para concederle el Nocturna Visionary Award y eligió esta
película para el estreno del festival, me vi obligada a verla. ¿O creíais que yo
me iba a perder el
poder ver en persona a mi adorado Aja? Pues no, verle le vi, eso sí, aunque un poco lejos, que una es
muy tímida para estas cosas y, aunque una foto con él hubiese sido mi tesoro
más preciado, la vergüenza me impidió pedírsela. Tendré que trabajar más este
aspecto si no quiero quedarme sin fotos, ni autógrafos de mis ídolos porque teniendo la
oportunidad sería para matarme, ¿no os parece?
Pero dejemos de hablar de mí y de mi vergüenza crónica
al famoseo y os cuento de qué va la película: Ig Perrish es el único sospechoso de la muerte de su novia Merrin. Al despertarse, tras una fuerte
borrachera en el aniversario de su muerte, se da cuenta de que le están
creciendo unos cuernos en la cabeza y que posee un don que hace que todo el
mundo le diga la verdad. Ig decidirá
usar este nuevo poder para averiguar quién es el culpable de la muerte de su
amada.
Me alegró mucho haber visto Horns, me ha encantado. Sé que esta cinta ha generado opiniones de
lo más diversas, pues hay quién piensa que el guión es absurdo y que la
multitud de géneros que te entremezclan en la película no terminan de encajar, pero
a mí me divirtió y me mantuvo embelesada durante sus dos horas de duración.
Horns ha conseguido reconciliarme con Daniel Radcliffe, jejeje. Creo que hace
una excelente interpretación en la que muestra una variedad de sentimientos que
consiguieron que, en ningún momento, recordase al niño con gafitas que inundó
nuestras pantallas durante 10 años. Sin duda creo que Radcliffe ha conseguido quitarse ese sambenito y hasta voy a ver La mujer de negro (2012), que es otra
de esas películas de las que había oído hablar muy bien, pero, como Radcliffe
era el protagonista, no la había visto. ¿Sabéis con quién me pasa esto mismo?
Con Elijah Wood. Tampoco he visto Maniac (2012) , por el mismo motivo. Y
viendo esto me pregunto: ¿será necesario hacer películas de terror para
despojarte de la influencia de personajes de sagas míticas? ¿O es Aja el que tiene un interés enfermizo
por transformar a actores de personajes entrañables, e incluso un poco ñoños,
en adultos perversos e incluso asesinos? No sé, seguiremos vigilando, jejeje.
Horns está basada en la novela homónima de Joe Hill, hijo de Stephen King. No la he leído, pero sí que leí la anterior, El traje del muerto, y me gustó mucho
la historia y el estilo de Hill. La
verdad es que la película ha despertado mi interés por leer la novela y comprobar si coincido con Aja en la forma de llevarla a la pantalla, a
partir del guión de Keith Bunin.
Horns es un thriller sobrenatural, con un
humor muy negro y con una potencia visual exquisita. Intentamos averiguar
durante toda la película quién ha matado a Merrin
y, sobre todo, por qué, porque no nos cabe en la cabeza que alguien quisiese
hacer daño a una persona tan adorable. Sé que hay gente que descubrió quién era
el asesino muy pronto, pero yo no debo de ser tan lista porque no lo hice hasta
prácticamente el final, lo que me permitió disfrutar mucho más, creo yo, de la
trama de la película.
Lo más impactante de la película son los momentos en los que la
gente confiesa a Ig todo lo que
piensa o desearía hacer. Son, sin duda, las situaciones más grotescas y desternillantes,
pero al mismo tiempo las más dolorosas e hirientes cuando se trata de las
confesiones de su propia familia. Hay situaciones buenísimas y mi preferida es
cuando Ig les dice a los periodistas,
que no paran de acosarle, que se peleen y que al ganador le concederá una
entrevista. En este momento se monta una batalla campal entre reporteros,
cámaras y presentadores mientras suena la canción de Marilyn Manson “Personal Jesus”; absolutamente brutal.
Partiendo de la base de que el protagonista se esté convirtiendo en
el mismísimo diablo, Horns está plagada
de referencias a la Biblia y a Satanás que pueden pasar inadvertidas para la
gran mayoría. Algo que leí y me pareció muy curioso es que las matrículas de
los coches que salen en la película hacen referencia a pasajes de la Biblia. La
de Ig es 2036LUK, Lucas
(20:36): “Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y
son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección”, y
la del coche del hermano de Ig cuando
lleva a Merrin a su casa es GEN138,
Génesis (13:8): “Y
Abraham dijo a Lot: Te ruego que no haya contienda entre nosotros, ni entre
pastores y tus pastores, porque somos hermanos”. También es curioso
que el tatuaje del brazo de Ig sea un
pasaje del Paraíso Perdido de Milton (un libro que, en mi carrera, era
como el Santo Grial de la Literatura Inglesa): “¡Despierten, levántense o permanezcan para siempre envilecidos!” Curioso,
¿verdad? A mí me encantan estos pequeños detalles ocultos, jejeje.
La
fotografía es una auténtica pasada, unos planos bellísimos, unos colores
saturados que aparecen sobre todo en las escenas del bosque y en los flasbacks
de Ig, que nos sugieren la idea de
estar introduciéndonos en un lugar mágico. Y hablando de colores, si alguno de
vosotros ha visto Harry Potter se
habrá dado cuenta de que Ig lleva una
cazadora y una camiseta granates y una sudadera mostaza, que son exactamente
los colores de la bufanda del uniforme de la casa Gryffindor a la que pertenecía Potter
en el prestigioso colegio Hogwarts de magia y hechicería. ¿Casualidad? Lo
dudo mucho.
Y os
estaréis preguntando si encontramos violencia extrema en Horns, ya que estamos hablando de una película del gran Aja. Pues no,
no esperéis encontraros con algo similar
a Alta Tensión (2003) o Piraña 3D (2010), estáis avisados. Es
más bien un cuento sobrenatural de amor, traición y venganza con algunos toques
de violenta. Hay una escena en la recta final que refleja el estilo gore al que
nos tiene acostumbrados este director francés.
Sinceramente, os recomiendo Horns
porque, aunque la historia no os termine de gustar, creo que merece la pena por
su potencia visual y porque, sin duda, es una historia diferente y entretenida.