Ya era hora de traer al blog una obra de nuestro cine
patrio, porque en España, cada vez más, se hacen muy buenas películas de
género. No todo han sido comedias o películas
sobre la guerra civil , también se han hecho obras muy destacables de terror,
sobre todo a partir de los años 60.
Porque ¿quién no conoce La noche
de Walpurgis (1971), ¿Quién puede
matar a un niño? (1976) o la tetralogía de Amando de Ossorio sobre los zombis templarios? Si os gusta el cine
zombi y no habéis visto las películas de Ossorio,
deberías echarle un vistazo porque no tienen desperdicio.
Hoy en día contamos con varios directores y
guionistas que están realizando muy buenas películas, que están ampliando el número
de géneros a tratar dentro del cine de terror y que no escatiman en efectos especiales
y de maquillaje, ni en escenas brutales que no tienen nada que envidiar al experimentado
cine americano. El problema que yo veo es que son películas aisladas y que no
existe un movimiento, propiamente dicho, que impulse e innove en el terror
español, como pasó en Francia hace algunos años.
Y vamos con la película que nos ocupa, que si no yo
me enrollo como las persianas, jejeje. Secuestrados
(2010) me sorprendió muchísimo, porque el tema que trata no es para nada
innovador, ya que hemos podido verlo en Funny
Games (1997), Los extraños (2008) o Tú
eres el siguiente (2011), pero tiene un ritmo tan trepidante, una atmósfera
tan tensa y unas escenas tan impactantes, que, de verdad, creedme cuando os
digo, que no os dejará indiferentes.
Miguel Ángel Vivas es el director y co-guionista junto a Javier García. Como ya os había
comentado, pudimos conocerle en la pasada edición de Nocturna, donde acudió para presentar el tráiler y los primeros 10
minutos de su nuevo trabajo, Extinction
(2015), que tiene buenísima pinta. A los que no les suene este director os
contaré que su primera película fue Reflejos
(2001), y que tras ella estuvo unos años impartiendo clases sobre direccion
y realización en una universidad de Madrid, hasta que hizo la película que no
hoy nos ocupa.
El mismo día que un matrimonio y su hija adolescente
se están mudando a una lujosa zona en
las afueras de Madrid, son secuestrados en su propia casa por tres
encapuchados. Los criminales quieren robarles y no les importará la violencia
que tengan que emplear para conseguirlo, al mismo tiempo que la familia tratará
de protegerse y escapar de esta terrible pesadilla.
La forma en la que Secuestrados
está grabada, mediante la utilización de 12 planos secuencia, es brutal, te
hace meterte de lleno en el secuestro como si los espectadores estuviésemos en
la casa siendo testigos de este terrible suceso. Este estilo de grabación es
mucho más difícil de rodar que el sistema convencional, ya que requiere que
cada escena esté perfectamente planificada porque son planos que duran varios
minutos y se ruedan de manera ininterrumpida. Por lo tanto, el montaje se
realiza durante la grabación, haciendo que todos los actores que intervienen y
los movimientos de la cámara casen a la perfección, ya que el más mínimo error
supondría volver a realizar la escena desde el principio. Para la escena con la
pantalla partida que aparece al final, se necesitaba que ambas imágenes cuadrasen
perfectamente y para ello Vivas cuenta
que pasó varios días con un cronómetro anotando escrupulosamente los puntos de unión de ambas escenas. Como
podemos ver, la grabación de esta película no fue tarea fácil y entre los
miembros del rodaje se hizo habitual la frase: “a Vivas hay que aprender a
decirle que no”, ya que el director exigió el máximo de su equipo.
Los actores elegidos son absolutamente soberbios. El
padre, Fernando Cayo, y la madre, Ana Wagener, fueron elegidos
expresamente por el director y están estupendos en sus papeles de sufridos
padres. Ahora, la que destaca sobre todo ellos por una interpretación que me
dejó absolutamente alucinada fue Manuela
Vellés en su papel de la hija adolescente. No he visto a nadie expresar la
angustia, el miedo y el dolor como a ella. Estoy segura de que sin la actuación
de Manuela, Secuestrados no hubiese sido tan efectiva, y su sufrimiento no
habría traspasado la pantalla.
Como punto negativo destacaría las actuaciones de
alguno de los secundarios que me parecieron pésimas. No sé, me dio la sensación
de que se habían esmerado mucho en los actores principales, pero que no habían
cuidado tanto la elección del resto. Por ejemplo, aparte de que las interpretaciones
del vigilante o del novio de la hija me parecen malas, también sus personajes están
puestos como para rellenar minutos de metraje y dramatismo, ¿no os parece?
Como os comenté en la reseña de Tú eres el siguiente, el tema de la profanación del hogar es uno de
los delitos más aterradores a los que podemos enfrentarnos. Tu hogar, ese lugar
especial donde te sientes seguro y a salvo, se convierte de repente en un
infierno del que sólo quieres escapar. Aquí los secuestradores no llevan
caretas distintivas, sino pasamontañas, haciéndolo todo mucho más real. ¿Os
imagináis a un Leatherface o al Jason de turno con su careta de hockey,
asaltando vuestra casa? Pues sí, si nos ponemos a imaginar podríamos, pero ¿a
qué no os cuesta nada visualizar a unos asaltantes con pasamontañas sumamente
violentos?
El prólogo de la película pertenece a la escena
final de un cortometraje que Vivas
grabó con anterioridad en el que también trató esta temática. Con él nos quería
mostrar que el secuestro que se representa en la película no es un hecho
aislado e infrecuente , sino que se produce en más ocasiones de las que nos
imaginamos.
Hay una escena, hacia el final de la película, que
me impactó mucho y que me recordó al corto de Sergio Morcillo Metamorphose
(2013). Los que lo habéis visto seguro que sabéis a qué me refiero y los
que no, deberíais echarle un vistazo si
no tenéis miedo a la impresiones fuertes, jejeje.
Una de las cosas que ya me ha quedado clara, después
de las reseñas que llevo y de la documentación que he encontrado para hacerlas,
es que en todas aquellas películas en las que sale una casa, ésta ha sido
elegida mediante un escrupuloso casting. La casa de Secuestrados tenía que funcionar por fuera para grabar los
exteriores en una zona residencial de alto nivel y, al mismo
tiempo, el interior de la casa debía contar con espacios amplios para
poder grabar perfectamente los planos secuencia.
Voy
resumiendo ya que me estoy enrollando demasiado, jeje. Secuestrados es una película española
diferente, impactante, que no se corta a la hora de mostrarnos la violencia en
estado puro. La manera en la que está grabada influye en el efecto que produce
en el espectador, ya que sentimos que estamos en la casa como testigos
impasibles. La atmósfera es agobiante, angustiosa. La casa se convierte en una
celda en la que sentiréis que os falta el aire. ¿Os atrevéis a entrar?