martes, 23 de junio de 2015

SECUESTRADOS (2011)


Ya era hora de traer al blog una obra de nuestro cine patrio, porque en España, cada vez más, se hacen muy buenas películas de género. No todo han sido comedias  o películas sobre la guerra civil , también se han hecho obras muy destacables de terror, sobre todo a partir de los años 60.  Porque ¿quién no conoce La noche de Walpurgis (1971), ¿Quién puede matar a un niño? (1976) o la tetralogía de Amando de Ossorio sobre los zombis templarios? Si os gusta el cine zombi y no habéis visto las películas de Ossorio, deberías echarle un vistazo porque no tienen desperdicio.
 
Hoy en día contamos con varios directores y guionistas que están realizando muy buenas películas, que están ampliando el número de géneros a tratar dentro del cine de terror y que no escatiman en efectos especiales y de maquillaje, ni en escenas brutales que no tienen nada que envidiar al experimentado cine americano. El problema que yo veo es que son películas aisladas y que no existe un movimiento, propiamente dicho, que impulse e innove en el terror español, como pasó en Francia hace algunos años.
Y vamos con la película que nos ocupa, que si no yo me enrollo como las persianas, jejeje. Secuestrados (2010) me sorprendió muchísimo, porque el tema que trata no es para nada innovador, ya que hemos podido verlo en Funny Games (1997), Los extraños (2008) o Tú eres el siguiente (2011), pero tiene un ritmo tan trepidante, una atmósfera tan tensa y unas escenas tan impactantes, que, de verdad, creedme cuando os digo, que no os dejará indiferentes.
 
Miguel Ángel Vivas es el director y co-guionista junto a Javier García. Como ya os había comentado, pudimos conocerle en la pasada edición de Nocturna, donde acudió para presentar el tráiler y los primeros 10 minutos de su nuevo trabajo, Extinction (2015), que tiene buenísima pinta. A los que no les suene este director os contaré que su primera película fue Reflejos (2001), y que tras ella estuvo unos años impartiendo clases sobre direccion y realización en una universidad de Madrid, hasta que hizo la película que no hoy nos ocupa.
El mismo día que un matrimonio y su hija adolescente se están mudando a una lujosa zona en las afueras de Madrid, son secuestrados en su propia casa por tres encapuchados. Los criminales quieren robarles y no les importará la violencia que tengan que emplear para conseguirlo, al mismo tiempo que la familia tratará de protegerse y escapar de esta terrible pesadilla.
La forma en la que  Secuestrados está grabada, mediante la utilización de 12 planos secuencia, es brutal, te hace meterte de lleno en el secuestro como si los espectadores estuviésemos en la casa siendo testigos de este terrible suceso. Este estilo de grabación es mucho más difícil de rodar que el sistema convencional, ya que requiere que cada escena esté perfectamente planificada porque son planos que duran varios minutos y se ruedan de manera ininterrumpida. Por lo tanto, el montaje se realiza durante la grabación, haciendo que todos los actores que intervienen y los movimientos de la cámara casen a la perfección, ya que el más mínimo error supondría volver a realizar la escena desde el principio. Para la escena con la pantalla partida que aparece al final, se necesitaba que ambas imágenes cuadrasen perfectamente y para ello Vivas cuenta que pasó varios días con un cronómetro anotando escrupulosamente  los puntos de unión de ambas escenas. Como podemos ver, la grabación de esta película no fue tarea fácil y entre los miembros del rodaje se hizo habitual la frase: “a Vivas hay que aprender a decirle que no”, ya que el director exigió el máximo de su equipo.
Los actores elegidos son absolutamente soberbios. El padre, Fernando Cayo, y la madre, Ana Wagener, fueron elegidos expresamente por el director y están estupendos en sus papeles de sufridos padres. Ahora, la que destaca sobre todo ellos por una interpretación que me dejó absolutamente alucinada fue Manuela Vellés en su papel de la hija adolescente. No he visto a nadie expresar la angustia, el miedo y el dolor como a ella. Estoy segura de que sin la actuación de Manuela, Secuestrados no hubiese sido tan efectiva, y su sufrimiento no habría traspasado la pantalla.
 
Como punto negativo destacaría las actuaciones de alguno de los secundarios que me parecieron pésimas. No sé, me dio la sensación de que se habían esmerado mucho en los actores principales, pero que no habían cuidado tanto la elección del resto. Por ejemplo, aparte de que las interpretaciones del vigilante o del novio de la hija me parecen malas, también sus personajes están puestos como para rellenar minutos de metraje y dramatismo, ¿no os parece?
Como os comenté en la reseña de Tú eres el siguiente, el tema de la profanación del hogar es uno de los delitos más aterradores a los que podemos enfrentarnos. Tu hogar, ese lugar especial donde te sientes seguro y a salvo, se convierte de repente en un infierno del que sólo quieres escapar. Aquí los secuestradores no llevan caretas distintivas, sino pasamontañas, haciéndolo todo mucho más real. ¿Os imagináis a un Leatherface o al Jason de turno con su careta de hockey, asaltando vuestra casa? Pues sí, si nos ponemos a imaginar podríamos, pero ¿a qué no os cuesta nada visualizar a unos asaltantes con pasamontañas sumamente violentos? 
 
El prólogo de la película pertenece a la escena final de un cortometraje que Vivas grabó con anterioridad en el que también trató esta temática. Con él nos quería mostrar que el secuestro que se representa en la película no es un hecho aislado e infrecuente , sino que se produce en más ocasiones de las que nos imaginamos.
Hay una escena, hacia el final de la película, que me impactó mucho y que me recordó al corto de Sergio Morcillo Metamorphose (2013). Los que lo habéis visto seguro que sabéis a qué me refiero y los que no, deberíais echarle un vistazo si no tenéis miedo a la impresiones fuertes, jejeje.
 
Una de las cosas que ya me ha quedado clara, después de las reseñas que llevo y de la documentación que he encontrado para hacerlas, es que en todas aquellas películas en las que sale una casa, ésta ha sido elegida mediante un escrupuloso casting. La casa de Secuestrados tenía que funcionar por fuera para grabar los exteriores en una zona residencial de alto nivel  y, al mismo  tiempo, el interior de la casa debía contar con espacios amplios para poder grabar perfectamente los planos secuencia.
Voy resumiendo ya que me estoy enrollando demasiado, jeje. Secuestrados es una película española diferente, impactante, que no se corta a la hora de mostrarnos la violencia en estado puro. La manera en la que está grabada influye en el efecto que produce en el espectador, ya que sentimos que estamos en la casa como testigos impasibles. La atmósfera es agobiante, angustiosa. La casa se convierte en una celda en la que sentiréis que os falta el aire. ¿Os atrevéis a entrar?