¡¡¡Estrenamos nueva temporada en el blog!!! Y, ¿eso qué significa? Que
os tengo preparadas un montón de cosas nuevas: secciones, especiales,
monográficos,... Eso no quiere decir que las que ya aparecían: Truños varios o
Zombis moments, que tanto gustan, vayan a desaparecer, porque películas de no-muertos
y bodrios hay para rato, jejeje.
Así que para inaugurar el nuevo año os he traído una
nueva sección porque no todo en el cine de terror van a ser Jasons, Freddys o Hellraisers,
¿verdad? Las chicas también podemos ser malas, pero que muy malas, y acojonar
tanto o más que cualquier hombre. Sólo deciros que todas las cintas que os voy
a traer son auténticos peliculones que no os deberíais perder por nada del
mundo y que algunas de ellas, o mejor todas, deberían estar en el top 10 de
cualquier horror lover que se precie. Así que sin más dilación damos paso a la
primera de nuestras ilustres invitadas:
MAY (2002)
Estamos frente a una de esas pequeñas joyas que nos
proporciona el cine muy de vez en cuando y que se convierte en película de
culto casi en el acto. Una cinta rara, que te atrapa desde su primer minuto de
metraje gracias a una atmósfera embriagadora y a un personaje principal, May, que te inquieta y enternece al
mismo tiempo.
May es una chica solitaria y traumatizada desde pequeña
por un pequeño defecto en uno de sus ojos. La joven vive sola con la única
compañía de su muñeca y trabaja como asistente de veterinaria en un centro de
Los Angeles. May, que ansía tener
amigos, conoce a Adam, del que se
enamora de manera obsesiva, al mismo tiempo que una compañera de trabajo se
hace amiga suya e intenta seducirla. Cuando ambas relaciones fracasan, una May humillada y totalmente
desequilibrada se vengará de todos aquellos que han osado apartarse de su lado.
Es la primera película en solitario del ya conocido Lucky McKee tras su opera prima, All cheerleders die (2001), en la que
contó con la colaboración, tanto en el guion como en la dirección, de su
compañero en la Universidad del Sur de California, Chris Sivertson. A raíz de los premios y del éxito que cosechó esta
película en numerosos festivales, McKee
alcanzó cierto prestigio. En 2005 dirigió un capítulo de la serie Masters of Horror, Sick Girl, que está protagonizada por la misma actriz de esta
película Angela Bettis, con la que
por aquella época tenía una estrecha relación. Tanto es así que en el debut de ésta
detrás de las cámaras en Roman (2006),
el protagonista de la cinta no era otro que nuestro querido Lucky McKee. ¡Qué fructífero es el amor
en ocasiones! ¿Verdad? Creo que lo más
interesante que ha hecho McKee tras su
opera prima ha sido The Woman (2011),
basada en una novela escrita por él mismo y por el siempre sorprendente Jack Ketchum, por lo que más o menos
podéis intuir el tono de la cinta: sordidez y depravación en estado puro.
May es una de esas películas que te hace reflexionar sobre
lo dura que puede llegar a ser la soledad y el no sentirte aceptado por los
demás. Todo el mundo necesita un hombro sobre el que llorar, alguien que le
escuche, que comparta sus alegrías y no tenerlo puede conducir a la locura.
Además, en una sociedad como la de hoy en día en la que los individuos tienden
a aislarse cada vez más detrás de la pantalla de un ordenador o un teléfono y
las relaciones cara a cara entre las personas están desapareciendo, el problema
de la soledad es más frecuente de lo que pensamos.
En esta película podemos identificar varios
subgéneros como el drama, la comedia, el romance o el slasher y todos encajan a la perfección como en un gran puzzle.
Pero si hasta aparece una muñeca diabólica que da bastante mal rollo y que
tiene cierta relación con el estado psicológico de May, ya que a medida que ésta va enloqueciendo, la urna de cristal
que protege a la muñeca, se va resquebrajando.
McKee consigue, desde el primer momento, que el
espectador empatice con May a pesar
de sus rarezas y de su enfermizo gusto por la sangre. La vemos como un ser frágil
al que no queremos que hagan daño, por lo que aunque el desenlace es bastante
sorprendente no lo lamentamos en absoluto. Angela
Bettis es una auténtica fuera de serie, está soberbia en su interpretación
de la retraída y solitaria May. Desde
aquí reivindico ese gran papel que le otorgue a esta actriz el reconocimiento
que se merece ya que en todas las ocasiones en las que la he visto se come,
literalmente, la pantalla.
Con la que no contaba era con la aparición de Anna Faris, a la que me es imposible
desligar de su papel cómico en la saga de Scary
Movie y la verdad es que me sorprendió para bien en este papel tan sexy y
manipulador. Sin duda son las féminas las que destacan en esta película, porque
el chico del que May se enamora,
interpretado por Jeremy Sisto, me
pareció un tanto anodino y robótico aunque, sinceramente, el papel no requería
más y al lado de la grandiosa interpretación de la Bettis a ver quién era el que la hacía sombra.
Parece mentira que se consiguiese realizar esta magnífica
película con apenas 50.000$. Pero, como siempre digo, el secreto de una buena
película no está en grandes sumas de dinero empleadas en efectos especiales o
decorados espectaculares, la verdadera esencia del buen cine reside en las
grandes ideas, en la pasión, ilusión y el entusiasmo con la que se realizan.
Así que animemos a los guionistas a que expriman sus cerebros y nos traigan
ideas refrescantes e innovadoras que ya estamos más que aburridos del bombardeo
constante de remakes y reboots.
En
definitiva, si todavía no habéis tenido la oportunidad de conocer a May, no deberíais dejar pasar más tiempo
y visionar esta película que estoy segura que no dejará indiferente a nadie.
Además, conoceréis a una mujer que, aunque en un primer momento puede pareceros
muy frágil y tímida, cuenta con los mecanismos necesarios para castigar por sí
misma a aquéllos que no han querido permanecer a su lado. Así que: ¿estáis
seguros de que no queréis ser amigos de May?