Ya todos conocéis mi gran afición
por los podcast sobre cine y series y que, afortunadamente, en España tenemos
unos programas buenísimos sobre esta temática realizados por personas que, como
yo, vivimos con pasión el cine y la televisión.
Ya os iré contando pero este año, si todo va bien, volveré a participar
en algunos podcast que es algo que ya empezaba a echar de menos.
Volviendo al tema que nos ocupa,
oí hablar de Ravenous (1999) en el
podcast del Pájaro Burlón, que creo
que ya os lo había mencionado en alguna otra crítica y que descubrí a finales
del año pasado. Los podcasts de este programa suelen tener una duración de 10-15
minutos y tienen un especial de Halloween en el que cada uno de los 31 días del
mes de octubre recomiendan y reseñan una película de terror, abarcando
diferentes épocas. Tras escuchar las alabanzas que le hicieron a esta película,
totalmente desconocida para mí, mis ganas por verla crecieron sin control.
En pleno siglo XIX, durante la
guerra entre Estados Unidos y México, el capitán John Boyd ha sido destinado al remoto Fuerte Spencer en Sierra
Nevada, California. El fuerte acoge a un
grupo de militares bastante peculiar, al que se une un extraño al que
encuentran medio muerto. Tras recuperarse, éste les relata la historia de cómo
él y sus compañeros de viaje se perdieron a causa de las duras condiciones del
terreno y, muertos de hambre, tuvieron que recurrir al canibalismo. Los
militares inician una expedición de rescate para salvar a los supervivientes,
pero el desconocido les conduce hasta una trampa que no se esperarían ni en la
peor de sus pesadillas.
El guionista de la película, Ted Griffin, señaló que había encontrado
la inspiración para crear al personaje del caníbal leyendo la última novela de Dashiell Hammet, El hombre delgado (1932) que trata acerca de un detective privado
que tiene que resolver un misterioso crimen en las Navidades de 1932. Como no
me he leído el libro no os puedo especificar cuál es la relación, pero con lo
que sí parece que tiene ciertas similitudes es con un suceso ocurrido en 1847,
denominado “El desastre de Donner”. Este acontecimiento hace referencia a las
vicisitudes que tuvieron que vivir un grupo de pioneros estadounidenses que
tomaron un atajo a través de las montañas para llegar a California y, al quedar
atrapados en Sierra Nevada, tuvieron que recurrir al canibalismo para no morir
de inanición. Esto nos suena más, ¿verdad? Jejeje.
La dirección de Ravenous fue bastante controvertida. En
un primer momento se fichó a Milcho
Manchevski, pero a las dos semanas decidieron prescindir de él ya que los
ejecutivos de la 20th Century
Fox querían una película dirigida al gran público, lo que difería
totalmente del concepto del director.
Acto seguido contrataron a Antonia Bird
por mediación de Robert Carlyle, uno
de los protagonistas, con el que había trabajado anteriormente.
Ravenous es una
película bastante desconocida y que no tuvo mucha relevancia tras su estreno. Podría
considerarse como una película de terror con tintes de comedia negra, aunque anda
de puntillas sobre estos dos subgéneros sin asentarse realmente en ninguno. No
vamos a experimentar terror en estado puro, ni reírnos a carcajadas, pero os
puedo asegurar que hay momentos verdaderamente tensos que nos cortarán el
aliento y diálogos con un humor muy sutil e inteligente.
Me pareció muy acertada la idea
de ambientar la historia en el s.XIX porque el enfoque que se le da al tema del
canibalismo en esta película se podría enfocar como una metáfora de la política
expansiva que llevaron a cabo los EEUU durante esta época, devorando todo a su
paso.
La actuación de Guy Pearce que interpreta al Capitán Boyd, no me gustó especialmente.
El actor no es santo de mi devoción, pero en esta película le vi especialmente
inexpresivo y anodino. La mejor parte casi podría ser la escena en la que le
hacen comer un filete mientras pone una cara de desagrado descomunal, y es que Pearce es vegetariano en la vida real,
así que seguramente le tuvo que resultar sumamente molesto rodar esta parte.
Las carencias de Pearce en su
actuación se hacen todavía más patentes al tener como co-protagonista a Robert Carlyle, que nos vuelve a regalar
una actuación soberbia. Carlyle borda
el papel de este hombre misterioso que llega al fuerte y es, con diferencia, lo
mejor de la película. El cambio de registro que sufre su personaje tras la
revelación de su engaño es sorprendente, aunque totalmente creíble. Aparte de
los dos protagonistas, el resto del reparto no es precisamente desdeñable
contando con grandes actores como: Jeffrey
Jones y John Spencer. Lo que sí me
sorprendió fue la aparición de David
Arquette entre este elenco y creo que lo más probable es que estuviese ahí
como gancho publicitario porque la verdad es que no me pega nada.
A pesar de que Ravenous trata el tema del canibalismo,
lo hace de una forma muy diferente a como se ha tratado normalmente en el cine
de terror donde se potenciaba el salvajismo y el gore. Aquí se equipara el
canibalismo a una “enfermedad” similar al vampirismo o a los zombis, es decir,
que aquél que come carne humana, automáticamente y sin poder remediarlo, se
convierte en caníbal y partir de ese momento sus deseos por ingerir carne
humana son, prácticamente, irrefrenables. La verdad es que me pareció una forma
muy interesante de mostrar el canibalismo y como hoy en día los zombis están
tan de moda con series como Walkind Dead (2010 - )
e infinidad de películas, ¿por qué no crear un subgénero nuevo con este nuevo
tipo de infectados, los caníbales?
La película trasmite a la
perfección la soledad que sienten los caníbales, porque aunque nos pueda
resultar gracioso, se comen a todos los que tienen alrededor. Por eso en la
cinta uno de los caníbales quiere convertir a otros a su misma condición para
no sentirse tan solo. Me pareció una forma de humanizar el canibalismo muy acertada.
Esta soledad de la que os hablo
se ve acentuada también por el lugar tan inhóspito en el que se encuentran, un
fuerte en plenas montañas de Sierra Nevada, rodeado por un terreno de lo más
abrupto y cubierto de nieve. La fotografía es espectacular y está muy cuidada.
Un tema bastante controvertido, y
por el que recibió numerosas críticas, es la banda sonora creada por el
compositor clásico Michael Nyman y Damon Albarn, cantante de los grupos de
Rock, Blur y Gorillaz. El problema es que hay escenas muy tensas en las que la
música es bastante animada y no encaja con lo que estamos viendo en pantalla. En
concreto, hay una persecución por el bosque en la que la música le otorga a la
escena un cariz cómico que desentona totalmente con la tensión que nos están transmitiendo
a través de las imágenes. Hay gente a la que le puede gustar este toque
rocambolesco, pero a mí, sinceramente, me sacaba un poco del tono de la
película.
En definitiva, Ravenous me pareció una película muy
buena e interesante que, a pesar de los fallos que os he comentado
anteriormente, disfruté de principio a fin. Creo que ha
sido injustamente infravalorada y desde aquí me uno al fervor con el que la
recomendaban desde el podcast del Pájaro
Burlón. Su ambientación en el siglo XIX, la belleza de los paisajes, la
poderosa actuación de Carlyle y una
historia de lo más original la convierten en una apuesta segura para cualquier
amante del cine. Y, a partir de ahora, vigilad lo que coméis, porque algunas cosas…
no tienen vuelta atrás.