No se la de gente que me ha podido recomendar
esta película, alegando que era uno de los mejores mockumentaries actuales y
yo, como voy siempre voy a mi ritmo, no encontraba el momento para verla. No
soy especialmente reacia a este formato que se hizo tan popular a finales de
los años 90 con The Blair Witch Project (1999) y que hoy en día está un tanto sobrexplotado, especialmente en el cine de terror. De vez en cuando, aparece alguna cinta que
destaca sobre las demás y utiliza el recurso de cámara en mano, en su propio
beneficio, como en el caso de: Behind the Mask (2006), The Fourth Kind (2009),
Afflicted (2013) o The Den (2014). A día de hoy, estos son mis falsos
documentales favoritos y, ya os adelanto, que Lake Mungo no ha pasado a ampliar
este reducido grupo.
Una
joven desaparece mientras pasaba el día con sus padres y su hermano en un lago.
Días después se confirma lo peor, Alice ha muerto ahogada y su familia hace
frente a la perdida a su manera. La madre contacta con un médium y el hermano
se dedica a hacer grabaciones de la casa, en busca de manifestaciones de Alice.
Aunque
esta pequeña producción australiana, escrita y dirigida por Joel Anderson, se
estrenó en el año 2008, no fue hasta que fue incluida en la programación del
After Dark’s HorrorFest del 2010, que se dio a conocer entre en gran público.
Una vez vista, me ha sorprendido bastante el grado de aceptación y de buenas
críticas que ha recibido la cinta porque Lake Mungo no es una película de
terror al uso, sino más bien un drama con tintes sobrenaturales, con un
desarrollo excesivamente lento.
Está claro que para las películas que cuentan con
un presupuesto muy ajustado, la opción de realizar un mockumentary o Found
footage es muy atractiva. En este sentido, Lake Mungo funciona a la perfección,
porque en todo momento parece que estamos viendo un documental real:
entrevistas de los familiares y de las personas relacionadas con la
investigación, videos domésticos, grabaciones de la casa, fotos con destellos
fantasmales ….
La película se centra principalmente en el drama
que vive la familia y cómo el vacío que ha dejado su hija y algunos sucesos extraños que ocurren en la casa, llevan al hermano a hacer grabaciones nocturnas, al
creer que el espíritu de Alice todavía sigue allí. A través de estas
grabaciones, irán descubriendo la vida oculta de su hija y cómo ésta tenía
algunos secretos que la estaban perturbando. Estos hallazgos, llevarán a la
familia al lago Mungo, dónde encontrarán enterrados parte de esos secretos, entre los que se encuentra la grabación que ella misma hizo con su móvil
y que supone el momento más terrorífico de toda la cinta.
Pero
no os equivoquéis porque, como os he dicho antes, Lake Mungo no es ninguna película de terror, es un
drama con algunos toques sobrenaturales que destila tristeza y melancolía por
todos lados. Por eso, a pasar de ser una película que no me ha entusiasmado, sí
que debo reconocer que ha dejado algo de poso en mí y no dejo de pensar qué fue
lo que le pasó a Alice verdaderamente.
Uno de los principales problemas que le veo a la cinta es su desarrollo lento y que tenga algunas
líneas argumentales, como las últimas revelaciones sobre las grabaciones
nocturnas del hermano, que no se han desarrollado lo suficiente. Me quedé bastante ojiplática con que este hecho no tuviese más relevancia
porque termina echando por tierra todo lo visto hasta ese momento.
No sé si habrán sido las grandes expectativas que
tenía sobre el supuesto “mejor mockumentary” de los últimos años, pero a mí no
me ha impresionado tanto. Reconozco que la calidad de la fotografía, el montaje
y los actores es buenísima y que en todo momento, Lake Mungo, podría pasar por
un documental real. El problema es que la historia de Alice, su doble vida y el
circo que crean a su alrededor no me
parecen lo suficientemente interesantes, ni impactantes para mantenerme
enganchada en todo momento.
No sería una película que recomendaría a todo el
mundo, como a mi compañera de trabajo, a la que la estoy introduciendo de lleno
en en el cine de terror con títulos como: The Descent (2005), Slither (2006), The Mist (2007), Eden Lake (2008) o I saw the devil (2010) (éstas sí que son maratones de peliculones y no las mías,
jajajaja) Sería un cinta sólo apta para aquellos que a los que no les
moleste un desarrollo lento y que no
teman enfrentarse a un drama sobrenatural, muy de estilo de The Eclipse (2009). Nunca
entenderé por qué intentan vender estas producciones como cintas de terror ya
que, normalmente, el espectador se siente engañado y esto acaba repercutindo en
su impresión de la película.