domingo, 1 de marzo de 2015

FRONTIÈRE(S) (2007)





Debido a poblemas técnicos con blogger, la última entrada del monográfico sobre Terror Extremo Francés no pudo subirse a tiempo. Pero como no iba a dejaros sin ella, aquí tenemos la crítica de Frontière(s). Se la ha considerado como una de las películas más importantes de este subgénero junto con Alta tensión (2003), Á l’interièur (2007) y Martyrs (2008), pero, desde mi punto de vista, no está, ni muchísimo menos, a la misma altura. Frontière(s) es sangrienta, violenta, tiene escenas que nunca podremos olvidar, pero es excesivamente larga y tediosa. Para mí no fue más que una Matanza de Texas (1974) a la francesa, aderezada con las dosis de extrema violencia a las que nos tienen acostumbrados nuestros vecinos galos.

Aprovechando los disturbios que tienen lugar en Paris como consecuencia de unas elecciones a la presidencia, un grupo de jóvenes roba una cuantiosa suma de dinero. Pretenden huir a Ámsterdam, pero antes hacen una parada en un hostal cerca de la frontera. Aquí dará comienzo la peor pesadilla que jamás podrían haber imaginado.

Para Xavier Gens éste fue su primer largometraje en el que contó en la producción con, el omnipresente en toda película francesa que se precie, Luc Besson. Gens se inspiró en los violentos sucesos que tuvieron lugar en Paris en las elecciones de 2002, en los que extrema derecha alcanzó el segundo puesto. El principal punto de interés de los políticos derechistas era la seguridad y su blanco los jóvenes de familias inmigrantes de los suburbios. En la película, el director francés enfrenta a estos dos grupos en una lucha por la supervivencia.

La película me pareció un refrito de muchas cosas que no terminan de encajar del todo. Tenemos un intento de crítica social, una familia de psicópatas neonazis caníbales, niños deformes que habitan túneles al más puro estilo de The Descent (2005), ... Vamos, que lo tiene todo. Desde mi punto de vista, el intento de seriedad y de crítica social que pretendía darle Gens a este slasher utilizando como contexto los disturbios de Paris del 2002, no funciona.  Representar el miedo y el caos que supuso el ascenso en las elecciones de un partido de ultraderecha en una familia de neonazis psicópatas, no tiene ningún sentido y es completamente delirante.


Yo, que afronto las películas de terror como lo que son y no analizo cada resquicio del guión buscando que encaje todo perfectamente, en Frontière(s) hay cosas que no pude pasar por alto. No entendí cómo el patriarca de la familia neonazi que busca perpetuar la pureza de la raza, elije a la protagonista, de claros rasgos árabes, para que conciba a los hijos de la familia.

Lo que sí  hay que destacar son las escenas de violencia y sangre que son a cada cual más sorprendentes e impactantes. Muchas de las torturas que ésta sádica familia emplea con los jóvenes quedarán para siempre fijadas en nuestra memoria. No se ha escatimado en el uso de armas (sierras, escopetas, cuchillos, ganchos…) ni en la cantidad de sangre, que lo inundará todo en la segunda mitad de la película.

La mayoría de las actuaciones no son nada destacables, a excepción de dos de ellas. Una, la de Karina Testa en su papel de Yasmine, que es capaz de transmitir  perfectamente toda su angustia y desesperación sin apenas palabras. Su personaje sufrirá una tremenda transformación en su lucha por la supervivencia. Por otro lado destaca un soberbio Jean-Pierre Jorris como patriarca de la familia de psicópatas. Representa a un nazi convencido y aterrador que, a pesar de ser el más débil físicamente, para mí es el personaje que más miedo produce, ya que su sola presencia en pantalla es indicativo de que algo terrible va a suceder.

Las opiniones con respecto a esta película son muy variadas: las hay muy benevolentes y también las que la califican como decepcionante. Creo que es un guión fallido, le falta coherencia y termina aburriendo, sin embargo la factura técnica es bastante destacable. Frontières será del agrado de todos aquellos a los que les guste el gore,  las emociones fuertes y los ambientes sórdidos en detrimento de un argumento sólido y coherente.