Siempre me han encantado los slashers y, cuando era adolescente, en más de una ocasión, arrastré
a mi madre al cine a ver este tipo de películas, ya que era la única que se
atrevía a acompañarme. En esa época no conocía el termino slasher y yo las llamaba “Películas de jóvenes inmaduros que mueren
compulsivamente” y, salvo alguna excepción, es más o menos eso, ¿no? Bueno, me
faltaba concretar que normalmente mueren a manos de un asesino de origen
dudoso, con gran resistencia a la muerte y que suele ocultar su cara tras
máscaras o capuchas.
También soy seguidora de muchos blogs sobre el
género, tanto nacionales como extranjeros, principalmente sudamericanos o de
habla inglesa o francesa, que una no habla más idiomas, jejeje. En muchos de
ellos no hacía más que leer reseñas buenísimas sobre esta saga, porque sí, es
una saga que ya cuenta con tres películas en apenas siete años. No entendía cómo
yo, una fiel seguidora de cualquier slasher
que se precie, no había oído hablar de Hatchet
(2006), así que decidí ponerle solución hace bien poco.
Antes que nada tengo que avisaros que esta película
es para los amantes de la Serie B, así que no esperéis grandes actuaciones, ni
unos escenarios espectaculares. Hatchet
es al mismo tiempo una parodia y un tributo a todas esas sagas de slashers que
triunfaron en los 80 como: Pesadilla en
Elm Street (1984), Viernes 13 (1980), Halloween (1978). Está realizada como
entonces, sin efectos especiales generados por ordenador (CGI) y con una carga
de humor en los diálogos bastante importante.
Un grupo de turistas contratan una excursión para
realizar un paseo nocturno en barco por los pantanos de Luisiana. El principal
atractivo de la travesía es conocer la cabaña donde surgió la leyenda de Victor Crowley: un niño deforme que fue
hostigado por otros muchachos hasta el punto de incendiar su casa. En su
intento por salvar a Víctor, su padre le matará accidentalmente al intentar
acceder a la cabaña con un hacha. Desde entonces, se cree que su espíritu acaba
con todo aquél que osa acercarse a sus dominios.
Hatchet no aporta nada nuevo al mundo de cine de terror,
pero mola, jejeje. Es divertida, entretiene, los asesinatos son de los más
originales y salvajes, y la aparición de un asesino nuevo aporta frescura a un
género saturado de remakes y secuelas. Precisamente ésta es la frase
publicitaria que aparece en el cartel de la película: “No es un remake, no es
una secuela, ni está inspirada en una película japonesa”. Y ésta fue
exactamente la explicación que le dieron unos grandes estudios a los
productores de Hatchet, vaticinando
que la cinta sería un fracaso.
La película está escrita y dirigida por Adam Green, conocido ya de este blog
porque nos estrenamos con otra cinta suya, Frozen(2010). La historia de cómo le surgió a Green la idea para crear a Victor Crowley es de lo más curiosa: cuando tenía 8 años, sus padres le
llevaron a un campamento de verano, y allí uno de los monitores advirtió a los
niños que no se acercaran a una cabaña próxima porque si no Cara Hacha (Hatchet face) se los llevaría. El
pequeño Green empezó a preguntarse
quién sería ese Cara Hacha y por la noche, en la tienda, contó a los demás
niños la historia que había inventado. Todos acabaron llorando y Green fue expulsado unos días. Cuando
volvió, se había convertido en el chico raro del campamento. Vaya imaginación
tenía Green desde bien pequeño,
¿verdad?
También es evidente el tributo de esta película al
terror de los 80, con la aparición de varios actores míticos de la época: Robert Englund y Tony Todd. Pero sin duda el más importante es Kane Hodder, conocido por haber interpretado a Jason en varias películas de Viernes
13 y que aquí hace tanto el papel de Victor
Crowley como el de su padre. Os invito a que averigüéis cómo consiguió Green que Freddy participase en su película, todo tiene que ver con una
camiseta de Marilyn Manson, jejeje. A este artista pertenece la potente canción
del comienzo de la película “This is the
New Shit”.
El resto de personajes que conforman la película son
auténtica carne de cañón para nuestro psicópata exterminador. Pero si por algo
destaca Hatchet es por las muertes
tan salvajes y gores que lleva a cabo nuestro asesino. Son un auténtico
festival de sangre y vísceras, obra del conocido técnico en efectos especiales John Carl Buechler. Un trabajo
excepcional, ya que no se usaron efectos generados por ordenador. Una de las
muertes, sin duda la más conocida de la película, me dejó con la boca abierta
ya que todavía, a día de hoy, no logró imaginar cómo la hicieron.
En definitiva, Hatchet me gustó, así que el resto de películas de la saga no tardarán en aparecer por el blog. Es una cinta muy entretenida, con escenas gores excepcionales, toques de humor y que hará las delicias de los nostálgicos de los slashers más tradicionales. Así que no esperéis más e id a conocer a Victor Crowley, seguro que no os defraudará.