A pesar de que en mi caótico 2019 no le dediqué un especial a esta noble causa, retomo la tradición de dedicar el mes de Febrero al papel de la mujer en el cine de Terror. En anteriores ocasiones, os traje tanto películas dirigidas por mujeres, como películas protagonizas por las féminas más malvadas, desequilibradas o vengativas del género. Este año, no voy a ganar en originalidad, porque os voy a volver a traer cintas dirigidas por mujeres, pero me he zambullido en el fango para traeros producciones más desconocidas, que no suelen aparecer en este tipo de listas.
Sin más dilación, ¡¡¡comenzamos el Bloody Women Power!!!
CHAINED (2012)
Inicio este especial de películas de terror dirigidas por mujeres con una de las cintas más duras e incomodas que he visto en años. Si bien es cierto que los secuestros es una temática bastante recurrente en el cine, cuando el rapto no obedece a algún tipo de chantaje o no se produce un asesinato, si no que el secuestrador se apropia de la víctima "de por vida" es infinitamente más aterrador.
La responsable de co-escribir el guión y de dirigir la película es Jennifer Lynch, hija de David Lynch. Un hecho que a priori, puede verse como una gran ventaja, le acarreó bastantes problemas en sus inicios, al ser acusada de haber recibido un trato de favor por parte de su padre, a la hora de dirigir su primer largometraje, Boxing Helena (1993). Aunque la película fue nominada en el Festival de Sundance, la crítica se cebó con ella, provocando su desplome en taquilla. A pesar de que su ópera prima había trascendido todas estas vicisitudes y alcanzado el status del culto, el varapalo a su trabajo y autoestima la mantuvo alejada de la Industria durante más de una década, tiempo que dedicó a superar su adicción al alcohol, las drogas y las secuelas de un accidente que casi le costó la vida. No fue hasta el año 2008, que estrenó su siguiente largometraje, Surveillance, un thriller policíaco de lo más inquietante protagonizado por Bill Pullman y Julia Ormond. La película ganó el premio a la mejor película en el Festival de Sitges, lo que no sería especialmente relevante, si no fuera porque ese mismo año competía con la obra maestra del vampirismo, Let the right one in (2008). Tras esto, su siguiente película, Hiss (2009), tampoco estuvo exenta de polémica, ya que según apunta Lynch en una entrevista concedida a la St. Louise Magazine, el producto final nada tenía que ver con su versión de la película, ya que ella no había intervenido en las labores de montaje y edición. Por fin llegamos a su cuarto trabajo tras las cámaras, Chained, película con la que inauguramos el Woman in Horror Month y que se estrenó en el Fantasia Festival de Montreal en 2012, tras el cuál, sólo tuvo distribución doméstica.
La película relata la historia de Bob, un asesino en serie que utiliza su trabajo como taxista para secuestrar mujeres que luego tortura y asesina en su casa. Pero cuando rapta a una de sus víctimas y a su hijo de 9 años, decide quedarse con él y utilizarlo como su esclavo personal. El niño, al que renombra Rabbit, crece bajo una férrea disciplina que le obliga entre otras cosas, a limpiar los estragos de los asesinatos que su "progenitor" comete casi a diario. Cuando Rabbit se convierte en un adulto, Bob decide convertirlo en su protegido e instruirle en el arte de matar a mujeres y trasmitirle ese odio profundo hacia ellas. Pero, ¿habrán hecho mella estos 10 años de cautiverio en Rabbit o por el contrario, todavía queda algo de voluntad propia en él?
Chained no es la típica película sobre un asesino que podríamos ver cualquier domingo por la tarde en televisión más interesada en el sadismo y los asesinatos que en la propia psicología del asesino. Lynch aborda los lazos afectivos que se establecen entre el niño y su captor y las causas que han llevado a este último a convertirse en un monstruo. La historia está contada a través de los ojos de la víctima, un niño inocente que ha sido aislado del mundo y de todo contacto con el exterior, salvo por este progenitor malsano y los pocos minutos que comparte con las víctimas de éste. La mayor parte de los asesinatos ocurren fuera de pantalla porque Rabbit no suele estar presente en el acto en sí, si no que escucha los gritos de las víctimas y luego se encarga de limpiar toda la sangre y enterrar los cuerpos. No penséis que esto lo hace menos aterrador porque sólo imaginar lo que esta pasando, te pone la piel de gallina.
Prácticamente toda la acción en Chained tiene lugar en esta casa en medio de la nada, sucia, desvencijada y con cámaras de tortura y de enterramiento. En este entorno tan sórdido y malsano es en el que Rabbit vive su niñez y desarrolla su adolescencia, provocando que los lazos afectivos entre el asesino y el niño cada vez sean más fuertes. Si en un primer momento, Rabbit se resigna a obedecer a Bob en todas sus estrictas y macabras reglas como mero recurso de supervivencia, pasados los 10 años de cautiverio, se da una especie de síndrome de Estocolmo a la inversa. El asesino empieza a ver al chico como su protegido y desarrolla un especie de rol paternal enfermizo, animándole en sus estudios de anatomía porque quiere que el chico sea un experto asesino a su imagen y semejanza.
Y, así es como transcurre la mayor parte de la película, con esta relación enfermiza, con Bob trayendo incontables víctimas anónimas a la casa, el único intento de fuga del chico es rápidamente anulado y provoca su encadenamiento. Resulta poco creíble que no aparezca ni un solo policía en la película, ni nadie que se percate de lo que esta pasando, dado el gran numero de álbumes que Bob le obliga a hacer a Rabbit con las noticias de sus asesinatos. Estamos ante lo que parece ser uno de lo asesinos más prolíficos del cine de terror, pero nadie sospecha nada y esto contribuye al que el mundo que hay tras de las puertas de esa espeluznante casa, no se sienta como real.
El desarrollo de Chained es lento y un tanto repetitivo, pero reproduce bastante bien la sensación de incomodidad y desasosiego que trasciende más allá de su visionado. Es de esas películas como The Mist (2007) o Eden Lake (2008), que sin ser tan buena, te deja mal cuerpo y te hacer perder toda esperanza en la humanidad.
A parte de esta atmósfera malsana, lo mejor de la película son las interpretaciones de sus dos personajes principales. Por su parte, D'Onofrio, imponente con su presencia física, representa a un asesino implacable, brutal, atormentado por los abusos de padre cuando era niño y emocionalmente inestable. Su forma de hablar y de moverse, así como las ideas que le intenta inculcar al chico, denotan cierto tipo de deficiencia que le hacen impredecible. Por su lado, la interpretación de Eamon Farren que representa a Rabbit en su época adulta, es totalmente conmovedora. Su interpretación del chico frágil y sometido durante años, en el que todavía existen pequeños chispazos de rebeldía, a pesar de que vive continuamente aterrorizado y ese punto de desconexión con la realidad que te hace dudar si Bob no le habrá transformado finalmente, me resultó totalmente convincente.
El mayor problema de Chained llega con el giro de guión que se produce en tu tramo final y del cuál no nos habían dado ninguna pista durante toda la película. El final que parece sacado de un telefilm barato es totalmente abrupto, carente de sentido y eso hace que no funcione. No era necesario estropear el brillante viaje que habíamos hecho siendo lo ojos de la víctima de una asesino letal y atormentado, sólo para sorprendernos y dejarnos con la boca abierta con algo sacado totalmente de la manga y carente de sentido. Es una pena que un final tan desafortunado estropee la sensación general del buen trabajo realizado hasta ese momento, pero así es y me da mucha pena reconocerlo. A pesar de todo, Chained es una película que os recomiendo si queréis pasar un "mal" rato y, ¿quién sabe? a lo mejor a vosotros sí os funciona su torcimiento de culo final.