lunes, 10 de febrero de 2020

UNDERWATER (2020)


La semana pasada fui al estreno de Underwater y aunque en un principio, no tenía pensado traerla al blog porque este mes iba a estar totalmente dedicado al Woman in Horror Month, no quería perder la oportunidad de hablar de una película que contra todo pronóstico, había disfrutado a lo grande. Recabé bastante información sobre ella cuando estuve preparando la crítica para Scanners, el podcast en el que participo habitualmente y las ganas de escribir sobre la cinta dieron alas a mis dedos que escriben estas palabras frenéticamente

Filmada en 2017, Underwater fue la última cinta bajo el sello de la 20th Century Fox, antes de ser comprada por Disney y de ahí, el retraso en su estreno. Para William Eubank, un treintañero con amplia experiencia como director de fotografía, tanto en cortos como largometrajes, ésta es su tercera película como director y la primera respaldado por unos grandes estudios. Los anteriores trabajos de Eubank en la dirección, siempre han estado relacionados con la ciencia ficción. En su ópera prima, Love (2011), que no sólo dirige, sino que también firma el guión, tenemos un drama espacial en el que un joven astronauta pasa años solo, orbitando alrededor de la Tierra tras perder toda comunicación con ésta. Una ralladura introspectiva sobre la soledad bastante soporífera para mi gusto. En su segundo trabajo, The Signal (2014), dónde coescribe el guion junto a su hermano Carlyle y David Frigerio, tenemos un thriller de ciencia ficción en el que tres estudiantes del MIT son arrastrados hasta una casa solitaria persiguiendo a un hacker y tras perder el conocimiento, despiertan en una instalaciones científicas sin saber por qué. Una película con una premisa muy interesante, pero que a medida que avanza, la historia se va desinflando principalmente porque muchos de los enigmas que nos plantea, no tienen explicación.

Eubank no tiene nada que ver con el guion de Underwater que escribe Brian Duffield, el mismo que el de Babysitter (2017), esa comedia de terror dónde descubrimos a Samara Weaving. Y, ¿de qué va esta película? Pues como su propio título indica, nos vamos bajo el agua, exactamente a 7 millas de profundidad en la fosa de las Marianas, dónde se sitúan unas instalaciones científicas. La paz del complejo se ve afectada por un terremoto que colapsa la mayor parte de la estructura y un pequeño grupo de supervivientes tiene que hallar la manera de salir de allí y llegar a la superficie. Algo que a priori, puede parecer muy sencillo, pero que choca contra las dificultades de estar en el fondo del océano: las instalaciones se vienen abajo por las continuas explosiones que ha provocado el terremoto, la presión, la oscuridad, la falta de oxigeno y han perdido toda comunicación con el exterior. Pero como pasaba en dos de mis películas de terror favoritas, The Descent (2005) y The Ruins (2008), el verse atrapados en lugares en los que la escapatoria es muy complicada, va a ser el menor de sus problemas. En el caso de Underwater, no sabemos si bien el terremoto o bien la perforaciones de los científicos, han liberado algo que nunca debía haber sido despertado.

Una relación muy loca que me vino a la cabeza tras ver la película, es que la premisa del desastre es practicante calcada a The Meg (2018). En ese blockbuster, el Megalodón era liberado también en la Fosa de las Marianas tras unas pruebas nucleares en la zona. Así que hay que tener mucho cuidado porque parece que esa fosa es un portal de todos los monstruos y criaturas de nuestras pesadillas.

Volviendo a la película, ésta bebe claramente de películas como Alien (1979) o Abyss (1989), pero no intenta ocultarlo y nos ofrece una película de terror subacuático muy solvente y con claras reminiscencias a la serie B de los años 80 y 90. El ritmo en Underwater es frenético y no deja un minuto para el respiro en esa ardua tarea de encontrar la forma de escapar de ese "ataúd" de acero. Y sí, uno de los puntos fuertes de esta película es la claustrofobia que sentimos en todo momento, tanto en lo estrechos pasillos y angostos recovecos por los que deben introducirse en busca de una salida, como en la inmensidad y oscuridad del océano. 




Una de las flaquezas de Underwater son sus personajes que pecan cómo en la mayor parte de las películas de acción, en no estar muy desarrollados. Tenemos todo un abanico de personajes prototípicos: la chica fuerte, la miedosa e insoportable, el alivio cómico, el capitán decidido y con un punto de locura, el chico valiente y encantador y el tío listo. Se dejan entrever relaciones entre los personajes o historias secundarias que no se desarrollan lo suficiente y quedan un poco cojas. Kristen Stewart está estupenda en su versión de Ripley y, aunque en un primer momento, no estaba muy convencida con la elección de esta actriz a la que le tengo un poco de manía desde Twilight (2008), tengo que reconocer que se ha dejado la piel en este papel. Una mujer fuerte, luchadora e impasible ante la desolación de la situación que tiene que afrontar. A su lado, el carismático Vincent Cassel que con su imponente presencia, ya sabemos que es el capitán y el encargado de salvar a su tripulación. Pero hubo un personaje que me resultó totalmente insoportable y eso que su función era la de alivio cómico, pero sus chistes y chascarrillos no me hacían ninguna gracia. Os estoy hablando del personaje que interpreta T. J Miller, un cómico estadounidense muy conocido en la época en la que se rodó la película, pero actualmente apartado de la industria por sus continuos escándalos.

Pero sin duda, lo mejor de Underwater es su tramo final, dónde descubrimos el terrible mal que ha sido liberado y nos quedamos mitad maravillados, mitad desolados, al saber cuál es la verdadera amenaza a la que se enfrentan los protagonistas. No temáis con que no se vayan a ver muy bien las criaturas porque a pesar de que hay varias escenas en el fondo marino sumidos en la más sobrecogedora oscuridad, va a haber oportunidad de ver al monstruo o monstruos en su totalidad. Sin embargo, como os he dicho, tendréis que esperar hasta sus últimos minutos porque es toda una sorpresa que nadie espera y con la que deseareis levantaros de la butaca y aplaudir muy fuerte. Los efectos especiales de esta parte me parecieron absolutamente increíbles y el diseño de las criaturas os dejará con la boca abierta al reconocer a un viejo conocido del imaginario de nuestras pesadillas literarias

En la película encontramos varias escenas a cámara lenta que embellecen el resultado, pero es un recurso que le gusta demasiado a Eubank y debería de intentar no abusar tanto de él. Aunque la angustia y la claustrofobia del entorno se transmite a la perfección tanto en las instalaciones científicas, como en el océano, también tenemos varios jump scares que aunque predecibles, nunca decepcionan.

En definitiva, Underwater es una película de Terror muy entretenida y disfrutable, que desde el primer minuto no nos deja un minuto de descanso y la angustia que nos va generando la terrible situación de los protagonistas, se ve más que recompensada en su tramo final. Con esto no quiero decir que sea un peliculón porque no lo es, pero nos da lo que le pedimos siempre al cine que nos entretenga y nos haga disfrutar a lo grande. Además de animaros a verla, os recomendaría que en la medida de lo posible, lo hicierais en una sala de cine porque esos efectos especiales y esas criaturas bien merecen verse en pantalla grande.