jueves, 22 de febrero de 2018

KISS OF THE DAMNED (2012)


Sigo pensando que Twilight (2008) hizo mucho daño al subgénero de vampiros y ahora todo parece centrarse en historias de amor adolescente o adulto que están más orientadas a un público de películas románticas, que a los horror lovers. Aunque la influencia en Kiss of the Damned (2012), hay que buscarla en la Hammer y en la época dorada del terror del cine italiano, el resultado sigue siendo igual de insustancial.

Kiss of the Damned nos presenta a Djuna, una vampira francesa que vive aislada en una lujosa mansión, viendo películas clásicas. Cuando vuelve a la ciudad, para devolver las cintas en el videoclub, conoce por casualidad a Paolo, un joven guionista, torturado por su falta de inspiración, que ha alquilado una casa cercana para concentrarse en su trabajo. Después de unos peculiares inicios, con confesión de vampirismo de por medio, ambos inician una eterna luna de miel que se verá interrumpida por la aparición inesperada de Mimi, la conflictiva hermana de Djuna y que le da un poco de salsa a este pasteleo romántico. Mimi vive su vampirismo con total libertad, sin las represiones de su hermana y pondrá en peligro no sólo esta idílica relación, sino el discreto modo de vida en el que vive toda la comunidad vampira de Connecticut.

Segundo trabajo de Xan Cassavetes, hija de los conocidos John Cassavetes y Genna Rowlands, que escribe y dirige esta película, tras el éxito obtenido con el documental Z Channel: A Magnificent Obsession (2004), sobre el primer canal de television de pago por cable de EEUU. Con Kiss of the Damned, Cassavetes pretende cautivarnos con imágines evocadoras y una banda sonora potente. Aunque en un primer momento, con la presentación de los personajes consigue seducirnos con una sensual puesta en escena y unos personajes misteriosos y atormentados, todo se viene abajo cuando verdaderamente arranca la trama de la película y nos presenta una historia insustancial y carente de interés.

La primera parte en la que Djuna, a la que da vida Josephine de la Baume, conoce al chico, un Milo Ventimiglia, al que yo reconozco tener cierta manía porque no me ha gustado ninguno de los trabajos en los que le he visto, es sin duda la más atractiva. Cassavettes  recrea muy bien ese aura de vampira atormentada por su maldición, que se enamora de un humano, al que no quiere condenar a la inmortalidad, pero la pasión acaba rompiendo todas las barreras y terminan los dos felices para toda la eternidad. Pero ese mágico momento se rompe con la llegada de la sexual y perturbadora Mimi, una Roxane Mesquida muy forzada y nada creíble en un papel que le queda un poco grande. Me refiero principalmente a las escenas de mayor contenido sexual, en las que su falta de naturalidad, me sacaban totalmente de la película.



En cuanto a los efectos especiales, dejan mucho que desear pero afortunadamente no son muy abundantes. La transformación de los vampiros consiste en un par de lentillas azul mu claro, que por culpa de los primeros planos se notaban a rabiar y la dentadura característica, con grandes colmillos para hincarle el diente a lo que se tercie. Aunque lo de las lentillas, ya os aviso que se nota mucho, el mayor problema llega con el churruscamiento de uno de los vampiros a causa del sol. He visto mejores efectos es películas de los años 50, os lo prometo. Sin embargo, aquí no hemos venido a disfrutar de los efectos especiales, ni de la caracterización de los vampiros, sino de las aburridas conversaciones filosóficas de los chupasagres y de sus exclusivas fiestas.

La única trama que tiene Kiss of the Damned es la lucha de estas hermanas, una pelirroja y otra morena, que representan a su vez, dos posturas opuestas a la hora de aceptar el vampirismo. Por un lado, Djuna lo vive como una maldición, sólo se alimenta de la sangre de animales y vive recluida en una mansión por temor a ser tentada por los humanos. En el otro extremo tenemos a Mimi que ha viajado por todo el mundo y a la que le gusta el sexo, la sangre humana y pasarselo bien. Por otro lado, el prometedor papel inicial de Ventimiglia, se desvanece pasando a un segundo plano, cuando hubiese sido muy interesante explorar las vicisitudes por las que pasa un nuevo vampiro para adaptarse a su coindición. Pero no, aquí lo mas importante es ver cómo se desquician las dos vampiras porque ninguna está por la labor de entender a la otra, mientras se pasean de fiesta en fiesta con sus vestidos de gala. Lo más interante de estas reuniones de chupasangres es Xenia, una actriz-vampiro muy glamurosa que parece tener las ideas muy claras y todo controlado.

En resumidas cuentas, si a alguien le apetece una historia de amor con vampiras senductoras, que no conduce a ningún lado, le puede llegar a interesar Kiss of the Damned. Mi consejo es que dediquéis vuestro tiempo a algo más interesante, con un argumento algo más sólido y que no termine convirtiéndose en un producto plomizo. Yo seguiré buscando alguna película que me vuelva a reconciliar con este subgénero porque desde Let the right one in (2008) o Thirst (2009) no he encontrado nada que me haya gustado y no porque los vampiros no me interesen. Actualmente estoy enganchadísima a la lectura de Drácula de Bram Stocker, así que con total seguridad mi pasión por el vampirismo se desatará en breve.