Parece que este mes la cosa va de cocodrilos,
jejeje. La verdad es que el subgénero de animales asesinos es uno de mis
preferidos y últimamente no paro de ver películas de este tipo. Precisamente
cuando había decidido no hacer más monográficos mensuales para no verme
presionada a ver un cierto género durante todo un mes, me vuelvo súper
monotemática. Tiene guasa la cosa, ¿no? Tengo que deciros que los monográficos
no van a desaparecer totalmente, sino que aparecerán de manera esporádica,
cuando menos os lo esperéis.
Descubrí Rogue (2007) gracias al
blog de Michele, The Girl Who Loves Horror,
otra amante de este subgénero, que la apuntaba como una de las mejores
películas sobre cocodrilos. Si no tenéis problemas con el idioma, os recomiendo
que le echéis un vistazo a este blog porque es absolutamente increíble. Al poco
tiempo, escuchando un especial sobre animales mortíferos en uno de los podcast
que sigo habitualmente, Aguas Turbias,
hablaron también sobre esta película y la pusieron por las nubes, así que
generó en mi tal expectación que no tuve más remedio que verla en mi #FrightFriday de hace un par de semanas
Sin duda, Rogue es una de las películas sobre
animales asesinos más realistas que he visto. Aquí no tenemos animales
alterados genéticamente en laboratorios, ni mutados por la radiactividad o por
vertidos tóxicos. Se trata simplemente de un cocodrilo enorme, de unos siete
metros y medio de longitud, que se comporta de manera agresiva cuando un grupo
de humanos osa invadir su territorio…
Un periodista de viajes americano, que está haciendo
un reportaje sobre el turismo en el norte de Australia, se embarca junto con
otros viajeros en un crucero para avistar cocodrilos. Todo va bien hasta que la
guía decide salirse de la ruta habitual para atender una llamada de socorro. Un
acto de solidaridad que, sin embargo, se convertirá en la peor decisión de su
vida y en el comienzo de la más terrible pesadilla para todo el pasaje.
El responsable de esta película no es otro que el
conocido director australiano Greg Mclean,
que saltó a la fama con su opera prima, Wolf
Creek (2005), slasher donde conocimos a uno de los asesinos más despiadados
del momento, el gran Mick Taylor. Mclean escribió el guión de Rogue doce años antes de su estreno,
pero fue gracias al éxito cosechado con su primera película lo que le dio el
empuje para realizar este proyecto. Una vez escrito el guión, se fue de camping
él solo durante una semana, visitó cada granja de cocodrilos que encontró e
hizo todos los cruceros que pudo. De hecho, el crucero que realizan los
turistas en la película es uno de los que él efectuó.
Lo primero que tengo que contaros es que la película
se basa, tomándose ciertas licencias claro, en una historia real. Entre 1974 y
1979, un cocodrilo de 5,1 metros, al que llamaron Sweetheart, sembró el terror en Australia atacando fuerabordas,
lanchas hinchables y barcas de pescadores. Lo capturaron en 1979 y hoy en día
está expuesto en un Museo de la zona norte de Australia.
Lo que más me gustó de Rogue es que la situación que nos presenta podría ser perfectamente
real. Las decisiones que toman son perfectamente normales, no hay ningún
héroe con una fuerza descomunal o con
grandes habilidades para la supervivencia en territorios hostiles. No hay
ningún médico, ni ningún ex marine, se trata simplemente de un grupo de
turistas corrientes que tiene que enfrentarse a un cocodrilo que los ha elegido
como presas.
También son interesantes todos los datos que la
guía, interpretada por Radha Mitchell,
nos da al principio del tour y que luego identificaremos a lo largo de la
película. Como por ejemplo que los cocodrilos de agua salada son muy
territoriales, que no atacan a algo más grande que ellos y que son capaces de
permanecer bajo el agua pacientemente durante horas vigilando a su presa,
buscando el mejor momento para atacar. La mayor parte de los comportamientos
que apunta la cinta son ciertos, menos el de que no atacan a algo más grande,
sí que lo hacen, lo único que cambian es la técnica ofensiva. Tampoco el
almacenaje de comida en cuevas es una práctica habitual entre estos animales.
Algo que Mclean
consigue de forma soberbia es que,
en apenas cinco minutos, con unos pocos detalles y unas cuantas conversaciones,
consigue presentarnos a todos los personajes. Destaca Michael Vartan como el periodista de viajes americano que se
encuentra al principio bastante fuera de lugar, cuando nos lo muestra trajeado
en un bar rodeado por rudos lugareños, con las paredes atestadas de cabezas
disecadas de animales y recortes de periódico con ataques de cocodrilos. Radha Mitchell también me gustó como la
guía del crucero que se ve superada por la situación y no sabe muy bien que
hacer. Me parece completamente normal, ¿no? ¿O conocéis vosotros a algún guía
de crucero o excursión que ante la adversidad se convierta en el mayor experto
en supervivencia al más puro estilo Rambo? Pero, sin duda, el actor al que
más ilusión me hizo ver y que dibujó en mi cara una sonrisa fue John Jarrat. El mítico asesino Mick Tylor de Wolf Creek aparece aquí prácticamente irreconocible, en un papel
muy alejado de aquél que le hizo famoso. Por lo visto, Jarrat tuvo que insistirle bastante a Mclean para conseguir el papel, ya que no contaba con él para esta
película.
Los planos y la fotografía del paisaje que nos
muestran en la primera parte de la cinta son
espectaculares. Parece mentira que un lugar tan bonito se vaya a convertir en
una pesadilla. La guía menciona que el rio por el que navegan tiene mareas,
algo que se convertirá en un problema mucho mayor que la presencia y acecho del
propio cocodrilo.
Algo que me pareció un poco raro es que de algunos
ataques nos enteramos porque la persona desaparece y vemos la parte trasera del
cocodrilo sumergirse en el agua o desaparecer entre la maleza. Ni un grito, ni
nada. Vamos, ni que el cocodrilo se los hubiese engullido de un solo bocado,
¿no?
El final, para mi gusto, falla un poco, no porque
esté mal planteado, no, sino que después del tono realista y verosímil que nos
intentan transmitir en toda la película, el final es el típico en el que se te
queda una cara de “esto no se lo cree nadie”, alucinante.
Pero bueno, esto no empaña la satisfacción que me
produjo Rogue. Es una película que
vais a disfrutar de principio a fin, que transmite a la perfección la angustia
y la tensión que viven los personajes, que nos tendrá reservado algún que otro
susto y donde no siempre sucede lo que esperamos. Además, si tenéis pensado
iros de camping por el norte de Australia, ya habréis aprendido que debéis
variar vuestros hábitos porque estos cocodrilos son capaces de memorizar
vuestras rutinas para daros caza…