Si vosotros, grandes
aficionados al cine de terror, estáis leyendo un blog sobre el tema y, de repente, os encontráis con un
artículo sobre Las 10 películas más aterradoras en la Historia, ¿no os tiráis de cabeza para ver si hay alguna joya
que se le haya escapado a vuestro radar cinéfilo? Pues eso es lo que me pasó a
mí con la fantástica lista del blog El horror
que nada más verla, me puse a indagar rapidamente entre sus elegidas. La verdad es que había
visto la mayoría y las que no, me sonaban y estaban en mi lista de pendientes
(interminable, por cierto) pero había una, de la que nunca había oído hablar y es
la que hoy os traigo: Dead Birds.
Durante la Guerra de
Secesión, un grupo de bandidos que acaban de atracar un banco, se ve
sorprendido por una fuerte tormenta y deciden refugiarse en la casa abandonada
de una plantación, que uno de ellos conoció por boca de un moribundo. Al caer
la noche, extraños sucesos paranormales tendrán lugar en la casa, mientras sus
inquilinos se dejan llevar por la avaricia y la desconfianza.
Dead Birds fue la ópera prima para su director Alex Turner que, tras ésta, sólo tiene
otra película en su haber, Red Sands
(2009), esa en la que
unos soldados americanos son atormentados por una maldición en Afganistán.
Según nos chiva la IMDB, Turner está
ahora inmerso en el rodaje de una nueva película, The
Voyager que, según parece, será una comedia. Pero lo que más me ha
sorprendido, porque lo desconocía totalmente, es que el guionista de los dos
trabajos estrenados de Turner es,
nada más y nada menos que, Simon Barret. A esto se dedicaba nuestro querido Barret antes de conocer a su inseparable
Adam Wingard. Pues parece que este famoso
dúo se dedica últimamente a hacer remakes porque si en breve tenemos el estreno
de su último trabajo Blair Witch
(2016), remake del famosos found footage del 1999, ya están
preparando el más que innecesario remake de I saw the devil (2010). Así que si las críticas que no están llegando
de Blair Witch no son muy buenas, excuso
deciros el batacazo que se van a dar al querer emular a una obra maestra como
ésta.
Volvamos a la película
que nos ocupa que me estoy calentando, jejeje. En cuanto a los actores, destaca
Henry Thomas en el papel del
cabecilla de este grupo de forajidos, aunque para mí siempre será el tierno niño
de E.T. (1982) haciendo de chico malo. Completando
el elenco tenemos a secundarios como Michael
Shannon, Mark Boone Junior y Muse Watson. Ninguno de los personajes nos
resultará simpático, ya que son todos unos seres despreciables y avariciosos por
los que no vamos a sentir ninguna pena, ni empatía.
Después de cometer el
atraco en el banco, de manera bastante sanguinaria por cierto, y adentrarse en la
hacienda abandonada, la atmósfera de la película cambia por completo y se transforma
es una especie de pesadilla, ya que no adentramos de lleno en la dinámica de las películas de casas encantadas: niños que corretean por la casa, extraños sueños que perturban a los inesperados huespedes, desconfianza entre ellos, etc. La iluminación
de la casa es bastante oscura y parece que tiene más habitaciones que un
palacio porque hay ocasiones en las que cada miembro del grupo está en una
habitación diferente sufriendo estas terribles visiones y nadie oye sus gritos
(ya no se hacen tabiques como los de antes, jejeje).
Aunque lo que más
destaca en Dead Birds es su
ambientación en la Guerra de Secesión, ya que no existen muchas películas de
genero ambientadas en esta época, no es relevante para la historia que nos
quieren contar, simplemente es un marco bonito y exótico. Además, algo en lo
que nosotros no recabamos al no ser angloparlantes, pero sí que ha sido
bastante criticado, es que el lenguaje que utilizan estos proscritos no se
corresponde totalmente con el que utilizarían unos soldados confederados del s.
XIX, lo que hace perder credibilidad a la ambientación. Otros de los aspectos que
me fallaron en la trama fue la aparición del libro de los muertos que, bajo mi
punto de vista, sirve exclusivamente como excusa para ponernos un flashback de
la auténtica procedencia de los fantasmas que moran la casa. Lo que no me
funciona de este recurso es que ¿se encuentran por casualidad un libro, con extraños
dibujos, escrito en una lengua antigua y a los 5 segundos uno de ellos ya sabe
que es un manual con instrucciones para resucitar a los muertos? Muy justito,
me pareció a mí.
De las cosas que más destacaría
de esta cinta es esa especie de aura onírica que se respira en la casa y el
diseño de los fantasmas que, la verdad es que dan bastante mal rollo y de los
que podemos encontrar un reportaje de su diseño y elaboración en la versión para
DVD.
El ritmo de la película es
lento pero en el tercer acto todo explota hasta desembocar en un final un tanto
precipitado y bastante enigmático. A mí me funcionó este desenlace porque me
pareció bastante original pero puede que no sea del agrado de todo el mundo.
Sin ser una maravilla, Dead Birds me ha
gustado con esa atmósfera propia de película de casas encantadas pero esta vez mezclada con magia negra de los esclavos
de las plantaciones. Una película entretenida que le gustará especialmente a
los amantes de este subgénero, ya que supone un giro en la ambientación habitual
de casas victorianas o localizaciones actuales como las que hemos podido ver en
propuestas más que decentes como: Detrás de las
pareces (2011), Housebound (2014)
o The House of pine Street (2015).