lunes, 31 de julio de 2017

SEE NO EVIL (1971)


Las vacaciones se acercan y con ellas, mi merecido descanso blogueril, pero como todavía me queda algo de carrete antes del cierre estival, hoy os traigo la última película, de aquel maratón un tanto fallido. Esta cinta no estaba tampoco dentro de las 6 películas iniciales, pero como ya sabéis que la cosa no estaba yendo del todo bien, fue otra de las modificaciones que decidí hacer, escarbando un poco en el catálogo de Filmin. La verdad es que es lo mejor que pude hacer porque estas variaciones mejoraron ligeramente el resultado final de mi visionado.

See no Evil (1971), conocida en España como Terror ciego, es un thriller psicológico británico, de ese casi establecido subgénero de mujeres con algún tipo de discapacidad que son acosadas en su casa por un perturbado/psicópata. Protagonizada por la delicada Mia Farrow, tras la estela del éxito de Rosemary’s Baby (1968), nos pone en la piel de Sarah, una joven que se ha quedado ciega, tras sufrir un accidente de equitación. De vuelta a la casa de campo en la que vive con sus tíos, la joven comienza a acostumbrase, poco a poco, a su nueva situación. En una de las salidas con su antiguo novio, un psicópata entra en la casa, masacrando a toda la familia. A su regreso, Sarah se va a la cama sin percatarse de que el lugar está plagado de cadáveres.

La cinta fue dirigida por el prolífico Richard Fleischer, con un guion de Brian Clemens. Fleischer, que tocó casi todos los géneros durante su extensa carrera, es especialmente conocido por títulos como 20.000 leguas de viaje submarino (1954), Tora! Tora! Tora! (1970) o Conan, el destructor (1984). Sin embargo, títulos que nos interesen por temática, tenemos un par de películas basadas en hechos reales: The Boston Strangler (1968), en la que Tony Curtis interpreta al estrangulador Robert de Salvo y 10 Rillington Place (1971), basada en uno de los casos más escabrosos de la crónica negra británica. Por su parte, el guionista, Brian Clemens, ya nos había echo estrmecernos un año antes, con el thriller And soon the darkness (1970).

Este subgénero del que ya tenemos otro clásico protagonizado por la siempre maravillosa Audrey Hepburn, Wait until darl (1967), ha gozado de buen salud en los últimos años con títulos como: Shut in (2015), Hush (2016) o Don´t breathe (2016)… Este tipo de películas me suelen funcionar bastante bien porque, a uno de mis géneros favoritos como es el Home Invasion, se le suma que la víctima no tiene todas sus capacidades disponibles para defenderse de los asaltantes. Al final todo este juego del gato y el ratón se acaba convirtiendo en una fuente de superación para la víctima, que termina sacando partido de sus habilidades más desarrolladas, para escapar del asesino.


Una de las cosas que más me gustó de I see no evil es que refleja a la perfección, las limitaciones que tiene una persona ciega para escapar de un asesino. En el caso de Sarah, vemos como su casa puede estar plagada de cadáveres y ella no darse cuenta hasta que se choca con algún elemento que está fuera de lugar o pisa algún cristal fruto del forcejeo. Pero lo peor de todo, no esto, sino que cuando una persona intenta escapar de un asesino, echa a correr sin volver la vista atrás y una persona ciega haría lo mismo, pero luego se encontraría perdida y con dificultades para regresar a la civilización. En ese sentido, la película transmite muy bien la angustia e impotencia de la protagonista al encontrarse perdida en medio del campo, si saber cómo encontrar el camino a casa.

La acción se sitúa en una casa de campo, en un pueblo parecido al de Raw Dogs (1971), pero en Inglaterra. Gente humilde que vive del campo y de pequeños trabajillos de dudosa legalidad. En este contexto, se encuentra la rica y delicada Mia Farrow que aquí no nos ofrece la mejor de sus actuaciones. En ocasiones, se la ve demasiado hábil manejando su ceguera recientemente adquirida y mirando directamente a los ojos de sus interlocutores. Por lo demás, refleja a la perfección la fortaleza de su personaje que quiere hacer todo lo posible por adaptarse a su nueva situación y salir adelante, pero al mismo tiempo, transmite esa vulnerabilidad y delicadeza que la caracteriza.

También cabría destacar la gran labor del director que emprende un juego con el espectador, mostrándonos las escenas poco a poco, al mismo tiempo que las va descubriendo el personaje de Mia. El asesino permanece en todo momento en las sombras y sólo le reconocemos por las botas de cowboy que actúan como su particular distintivo. Todo esto produce una tensión y una empatía hacia la joven que te mantiene enganchado durante todo el metraje.

En definitiva, See no evil es una película correcta, muy bien dirigida. Para mí es una de las mejores que trasmite las limitaciones que tiene el personaje y como algo muy sencillo para los demás, para una persona invidente puede convertirse en toda una odisea. Es una película bastante recomendable, sobre todo para aquellos que, como a mí, les encanten los Home Invasions, sean del tipo que sean. Y, hasta aquí la revisión de aquel maratón que me monté en el, ya muy lejano, mes de junio. Estoy deseando volver a repetir esta experiencia, que ahora en vacaciones va a ser mucho más sencillo, pero intentaré atinar un poco más con la elección de películas que, en esta ocasión, me dejó un sabor agridulce.