Estrenamos el monográfico de Febrero sobre Terror Extremo Francés con una de mis
películas favoritas de este subgénero, Alta
Tensión (2003). Llevaba mucho tiempo queriendo ver esta película después de
haber leído tan buenas críticas sobre ella, pero por una causa o por otra no
había tenido oportunidad. La vi hace cosa de un mes, y me encantó. Por fin algo
que me impactaba y me dejaba petrificada en el sillón mirando la pantalla sin
parpadear.
Dos amigas, Marie
y Alexa, se disponen a pasar el fin
de semana en la casa de campo que tienen los padres de esta última para
estudiar sin ningún tipo de interrupción. Pero esa noche un desconocido
asaltará la casa matando de manera brutal a la familia y raptando a Alexa. Marie, que no ha sido descubierta por el asesino, le perseguirá sin
descanso para poder salvar a su amiga.
Su director es el francés Alexandre Aja. Alta Tensión
fue su segunda película y con la que empezó a cosechar su fama mundial, gracias
a la gran aceptación que obtuvo en multitud de festivales. Llegó incluso a
conseguir el premio al mejor director en el Festival
de Sitges del año 2003. En la producción contó con la colaboración del famoso
director francés Luc Besson y, según
cuentan las malas lenguas, la relación no acabó muy bien. La película fue
rodada en francés con subtítulos en inglés por imposición de Besson, cosa que no agradaba del todo al
joven director francés que lo veía como un lastre para su distribución
internacional. Además, el giro argumental al final de la película, principal
punto de controversia entre los espectadores del que ya hablaremos más adelante, fue
sugerido por Besson.
La cinta de Aja
es brutal de principio a fin, cuenta con un opening
muy impactante que no dejará indiferente a nadie. En él descubriremos cómo se
las gasta el asesino, un personaje de lo más enigmático, del que desconoceremos
su procedencia, y sus motivaciones para
matar a la familia o para raptar a la chica. El asesinato del padre de familia
en las escaleras de la casa, es absolutamente atroz. La protagonista, Cécile de France, está perfecta en su
papel de Marie. Una chica dura y
fuerte, que nos recuerda vagamente a la teniente
Ripley de Alien, que hará todo
lo posible por salvar a su amiga del horror.
El punto débil de Alta Tensión es su final. Pretendía impactar con un sorprendente
giro argumental y dejar al público boquiabierto pero, desde mi punto de vista, no
funcionó. Después de ver la película por segunda vez e interpretarla según este
twist, hay muchas cosas que no
encajan y que no tienen explicación ninguna. El final que había pensado Aja era totalmente diferente: Marie aparecería en un manicomio, mientras
un doctor le mostraba las cintas de seguridad de la gasolinera donde se veía
que ella era la asesina. Los espectadores descubríamos el pastel al mismo
tiempo que ella, y seríamos conscientes de que lo que habíamos visto durante
toda la película era su visión de la historia.
Alta Tensión es intensa, sangrienta y aterradora. Los asesinatos
son tan brutales y crueles que las armas que aparecen en la cinta, la cortadora
de césped de mano y el alambre de espino enrollado a una estaca, ya forman
parte del repertorio mítico de armas usadas en el cine de terror. Una historia
tensa, muy tensa, que no nos dejará apartar los ojos ni un minuto de la
pantalla y que nos hará vivir con angustia la persecución de Marie al asesino. Una película que no
termina de ser redonda debido a su desafortunado final, pero que en todo lo demás es una auténtica delicia (para los amantes
del gore, claro está).