Sin duda, este es el año
de ir cerrando las sagas que ya había empezado y que por algúna extraña razón
no había terminado. Cuando estaba preparando la crítica de Ginger Snaps (2000),
para el especial de Woman in Horror Month del mes pasado, me empezó a picar la
curiosidad por saber cómo continuaría la historia de las hermanas Fitzgerald,
así que he decidido ponerle remedio.
La historia acaba justo
dónde lo dejó la primera, con Brigitte en pleno proceso de transformación en
licántropo e inyectándose un antídoto que retarda el proceso. Tras sufrir una
sobredosis es internada en un centro de rehabilitación dónde su metamorfosis
comienza a acelerarse, al no disponer del antídoto. Por si éste no fuese suficiente problema, otro hombre lobo intenta darle caza.
El director de la
primera entrega no repite en esta ocasión, sino que es su editor, Brett
Sullivan, el que toma las riendas de la secuela. Unleashed fue su ópera prima
y, tras ella, se ha dedicado principalmente a la televisión y a su trabajo como
editor. Sullivan ha reproducido a la perfección el tono, la estética y los
temas de la cinta original, pero al mismo tiempo, se ve una notable mejoría en
los efectos especiales.
En la secuela, todo el
peso de la película recae en el personaje de Brigitte, interpretada de nuevo
por una fabulosa Emily Perkins. En esta entrega, Brigitte ya no está a la
sombra de su hermana y Ginger, a la que vuelve a dar vida Katharine Isabelle, sólo se le aparece en contadas ocasiones para atormentarla, al más
puro estilo del amigo zombi de An American Werewolf in London (1981). Nuestra protagonista debe enfrentarse, por un lado, al hecho de que la cura que
hallaron en la primera película, no es infalible y sólo retarda la
transformación y, por otro lado, a un nuevo licántropo que quiere atraparla y que parece ser el chico al que contagió su hermana.
Una característica
particular de los licántropos de esta saga es que no se
trasforman voluntariamente de humano a animal y viceversa, sino que la
metamorfosis en bestia, se presenta aquí como una enfermedad que transforma al
sujeto de manera permanente e irreversible. De ahí, todos los esfuerzos de
Brigitte por detener la enfermedad en ambas películas.
Unsleashed podría dividirse en
dos partes. Una primera, en la que Brigitte está internada en la clínica de
rehabilitación y conoce a Ghost, una niña bastante rarita que cuida de su
abuela quemada. Ghost, interpretada por una jovencísima Tatiana Maslany a la
que todos conoceréis o deberías por la serie Orphan Black (2013 - ), es un
personaje estupendo que supone un gran apoyo para nuestra protagonista, aunque
no debéis perderla de vista porque guarda más de una sorpresa. Allí Brigitte
empezará a sucumbir a sus instintos animales y se sentirá atraída por el mayor
imbécil de la clinica, un enfermero que suministra drogas a las enfermas a cambio de
favores sexuales. ¿Alguien sabría explicarme por qué este chico dispone de
varias dosis de acónito, el antídoto que retarda la transformación en
licántropo?
En la segunda parte, las chicas consiguen escapar del sanatorio y refugiarse en casa de la
abuela de Ghost, dónde tendrá lugar el enfrentamiento final con el hombre lobo.
Mientras que el desarrollo de la primera parte es más lento y vamos viendo la
evolución de estos dos personajes y su amistad, aquí las sorpresas y la acción
se suceden sin respiro. Desde luego, el final de esta secuela es soberbio y te
deja con ganas de saber más.
Unlashed es sin duda una
gran secuela y una magnífica continuación de la historia propuesta en la
primera parte y nadie debería perdersela. Me da un poco de pena que la tercera
entrega, Ginger Snaps 3: The beginning (2009), no continúe con esta trama y
haya decidido plantear una precuela en el siglo XIX. Pero bueno, habrá que
verla igualmente para acabar con la trilogía de Ginger Snaps y averiguar qué
narices hacen Ginger y Brigitte en el pasado.