Como todos los años Nocturna nos trajo un clásico y este año quiso celebrar el 30 aniversario de
Demons (1985), uno de los mayores
éxitos comerciales del cine de terror italiano fuera de su país. A la
proyección asistió su director, Lamberto
Bava, que recibió el premio Maestro
del Fantástico y a todos los asistentes nos regalaron una reproducción de
la entrada que, en la película, entrega el misterioso enmascarado para asistir
a la proyección del cine Metropol.
Tenía ganas de ver esta cinta ya que mis contactos
con el cine de género italiano se limitaban a El destripador de Nueva York (1982) de Lucio Fulci, que tuve la oportunidad de ver en el Festival de cine de terror de Molins de Rei
de 2014. La verdad es que un asesino que hablaba como el Pato Donald no era lo mejor para atraerme al cine de terror
italiano, pero como había leído buenas críticas sobre Demons sentía una gran curiosidad por el argumento, que me parecía
muy original.
Un grupo de personas recibe una invitación para
acudir a la inauguración de un cine en Berlin oeste, en el que se proyectará
una película sorpresa. Tras probarse una máscara que estaba como atrezo en el
vestíbulo, una de las asistentes se araña la cara. Mientras tanto, en la
película que se está proyectando en la sala, un grupo de jóvenes encuentra la
tumba de Nostradamus donde descubren un libro que contiene una profecía acerca
de un mundo infectado de demonios. Uno de ellos encuentra la máscara de un
demonio y se la prueba, a pesar de que sus compañeros le advierten que todo aquél
que lo hace se convierte irremediablemente en uno de ellos. En el cine Metropol
ocurre lo mismo, la mujer que se araña la cara con la máscara se convierte en
demonio y ataca a todo aquél que se cruza en su camino, convirtiéndolo
a su vez en un ser ávido de sangre.
Como os había comentado antes, el director es Lamberto Bava, hijo del famoso Mario Bava. A su padre se le considera
un maestro del cine de terror y creador del Giallo,
subgénero precursor de los slashers,
al que pertenecen títulos tan conocidos como: La muchacha que sabía demasiado (1963), Seis mujeres para un asesino (1964) o Bahía de sangre (1971). Por su parte, Lamberto, aunque no ha conseguido llegar a su nivel, se ha forjado
una sólida carrera en el mundo del cine que inició como ayudante de dirección
de su padre y del prestigioso Darío
Argento, con el que contó para la producción de esta película. Sin ninguna
duda, Demons ha sido su mayor éxito
y cuenta con un gran número de seguidores.
La cinta, una serie B al más puro estilo Evil Dead (1981), me gustó bastante. Me
pareció sumamente entretenida y divertida, teniendo en cuenta las tres décadas que nos separan del estreno
de Demons: el heavy metal que suena
durante toda la película, y que ahora se ve desfasado, el vocabulario de mal
gusto de algunos de los personajes… Pero la escena que acabó con todo el cine
Palafox desternillándose de risa fue aquélla en que el protagonista, que al
principio estaba asustado por la escenas que salían en la película, se sube a
una moto y se pone a dar vueltas por la sala de cine mientras va matando
demonios a golpe de catana, al más puro estilo Chuck Norris. Aparte de que la escena ya es chocante de por sí, lo que más me llamó la
atención es el tiempo que se tira en la moto matando demonios en un que voy que
vengo eterno. Vamos, que te acabas preguntando por qué no sale del cine y deja ya
de hacer el tonto. Eso sí, esta escena es un auténtico festival de sangre, que
encantará a los amantes del gore, ya que
los efectos especiales, obra de Sergio
Stivaletti, habitual de Argento,
y Rosario Prestopino, que solía
trabar con Lucio Fulci, están muy
bien hechos.
Los personajes: el chulo (Bobby Rhodes) y las dos prostitutas, aunque estereotipados, son buenísimos.
El personaje de Rhodes es tan
carismático que también tuvo un papel en Demons
2 (1986) donde interpreta a un personaje totalmente diferente; el ciego,
que va con su hija o sobrina, para que luego ésta le deje tirado en la sala,
para irse a satisfacer sus instintos amorosos; un matrimonio de mediana edad,
en el que el marido es de lo más machista que he visto yo en mucho tiempo; la
parejita joven que va al cine para besuquearse (la actriz que interpreta a la
chica es Fiore Argento, hija de Dario). También es curioso el cameo del
director Michele Soavi en el papel
del enigmático enmascarado que reparte las entradas y que también aparece, por
si no os disteis cuenta, en la película sobre la tumba de Nostradamus que están proyectando en el cine.
Una vez terminado el guión de la película todavía no
contaban con un título para la misma. Lamberto le empezó a dar vueltas y
reparó en uno de los libros de la biblioteca de su padre que se llamaba “Los demonios de Dostoievski” y de ahí surgió
Demons. Ahora, una cosa que yo no
termino de entender es por qué los llaman demonios cuando está más que claro
que son muertos vivientes o zombis, ¿no os parece?
Demons es una película muy loca que tiene bastantes cosas
sin sentido. La parte en la que el grupo de chicos entra en el cine huyendo de
la policía, me pareció metida con calzador y con el único propósito de
introducir nuevas víctimas en escena, cosa que me pareció innecesaria teniendo
en cuanta el gran numero de gente que había en el cine Metropol. El personaje de la acomodadora pelirroja, muy misteriosa e
inquietante, hace que pensemos, en un primer momento, que forma parte de este
plan siniestro, pero luego nos damos cuenta
de que está tan asustada como los demás
y no entendemos a qué vienen todas esas miradas desafiantes.
Sin duda, creo que todos aquellos que no hayáis visto
Demons deberíais verla porque es divertida, extrema, gore,
frenética y muy loca, jejeje. En serio, que no os dé pereza acercaros a una
película ochentera, puro cine de terror italiano, porque os aseguro que es muy
entretenida y que los efectos especiales son muy buenos. Atreveos a abrir las
puestas del cine Metropol y dejaos
atrapar por sus peculiares asistentes, jejeje.